Viagra femenina, qué es y cómo funciona
Como muchos otros aspectos relacionados con la sexualidad, la viagra femenina es un tema que interesa, por el cual se pregunta a menudo y que actualmente está generando mucha inquietud, tanto en el mundo científico como en el cotidiano.
Se le conoce como viagra femenina o viagra rosa pero su nombre real es Flibanserina, o Addyi, como ha sido llamado para su comercialización en EEUU. Aunque en España aún no se ha comercializado se espera su llegada en los próximos meses.
Pero, ¿qué es la viagra rosa y para qué sirve?, ¿cómo funciona esta pastilla?, ¿es realmente eficaz para aumentar el deseo?, ¿tiene efectos secundarios?, ¿hay otras formas de aumentar nuestro deseo? A continuación vamos a tratar de dar respuesta a estas preguntas.
Cuestión de deseo
La viagra femenina es un fármaco ideado para el deseo sexual hipoactivo de la mujer. Está indicado para mujeres premenopáusicas que, a causa de su falta de deseo, sufren estrés y malestar en su vida diaria.
El deseo, desde esta perspectiva, es un fenómeno visto por una lente de un solo ojo, el biológico. Según esta lógica la falta de deseo estaría determinado por la falta de neurotransmisores en el cerebro de la mujer y, por ello, la toma de un medicamento que influya en estas sustancias haría que el deseo de la mujer aumentase.
Pero, ¿es realmente el deseo una característica influida únicamente por la biología? Lo cierto es que el deseo tiene múltiples causas, no sólo la física, sino también la psicológica.
Lo que nosotros hacemos y nuestra forma de vida influye en la ganas que tenemos de mantener relaciones. Cualquier visión de este fenómeno que se limite a ver una sola parte del dibujo, se estará perdiendo el cuadro completo.
La viagra que no es viagra
Aunque se le llame viagra femenina, lo cierto es que poco tiene de viagra tal y como la conocemos en su versión masculina. Pese a que ambos son medicamentos pensados para disfunciones sexuales poco o nada tienen que ver el uno con el otro.
La viagra masculina aumenta el flujo de sangre hacia el pene haciendo así que puedan lograr y mantener una erección que les permita tener relaciones sexuales. Esta pastilla se toma un tiempo antes de tener las relaciones y puede tomarse de forma esporádica.
Sin embargo, Addyi no es un fármaco que se pueda consumir cuando sea necesario sino que debe tomarse una pastilla diaria, normalmente antes de dormir, siendo un tratamiento prolongado en el tiempo. Tampoco funciona de la misma forma que la masculina, la viagra femenina funciona actuando en los neurotransmisores de la dopamina, norepinefrina y serotonina.
Mientras la viagra masculina actúa directamente en los genitales masculinos, la viagra femenina actúa en el cerebro de la mujer.
Una moneda de doble cara
Los resultados de las investigaciones son contradictorios. Mientras que unos estudios muestran que aumenta el deseo sexual y la frecuencia de relaciones sexuales, otros advierten de su baja eficacia llegándose a afirmar que esta droga se puede considerar ineficaz y peligrosa.
En lo que sí están todos los investigadores de acuerdo es en los efectos secundarios de Addyi. Su acción empieza a notarse a las 4 semanas, al igual que los antidepresivos, y puede producir efectos secundarios como mareos, náuseas, fatiga, somnolencia, dificultad para dormir, boca seca, hipotensión severa y síncope.
Este fármaco no está recomendado para mujeres posmenopáusicas, hombres, para aumentar el rendimiento sexual y en disfunciones hepáticas. Tampoco debería tomarse junto con alcohol, ni se recomienda cuando hay que conducir o realizar tareas que requieran atención, al menos hasta que la persona sepa cómo va a reaccionar a la medicación.
No existen soluciones mágicas
Muchas veces confiamos en que un problema complejo puede solucionarse de forma fácil y rápida, haciendo el mínimo esfuerzo o tomando simplemente una medicina. Además creemos que esto no nos causará otros problemas adicionales y que el problema se resolverá para siempre.
Lo cierto es que las soluciones mágicas no existen.
A todos los profesionales nos gustaría tener una varita mágica en forma de pastilla o de técnica que eliminase de raíz el sufrimiento y mejorase la vida de las personas, pero en la mayoría de los casos esto no es tan simple.
No somos seres pasivos, no actuamos como una máquina en la que cuando metes la moneda sale inmediatamente un caramelo. El ser humano es un ser complejo y activo, que decide y piensa por sí mismo. Un sola acción, sentimiento o deseo puede tener diferentes explicaciones y, asimismo, un solo problema puede tener múltiples soluciones.
Somos lo que hacemos
Si el deseo fuera solamente biológico y aumentando los niveles de neurotransmisores aumentara el deseo ¿dónde queda la persona y sus acciones? ¿Si las pastillas no funcionan es que acaso algo no va bien dentro de nosotros? ¿Y lo qué hacemos o pensamos, es que no influye en absoluto?
El deseo, como la mayoría de las reacciones que nacen de nuestro cuerpo, existe dentro de un contexto, no solo dentro de un cuerpo o un cerebro aislado. Las personas vivimos dentro de un entorno lleno de experiencias y vivencias constantes que influyen y modifican lo que somos y cómo nos sentimos.
El deseo también existe dentro de un contexto y de una vida, concretamente de nuestra vida. Son nuestros actos, además de nuestra biología, lo que va a determinar los niveles de nuestro deseo. Qué hacemos ese día, con quien hablamos, qué hemos pensado o qué nos ha pasado son cosas van a determinar las ganas que tengamos de tener, o no tener, relaciones sexuales.
“Nuestra realidad es el reflejo en consecuencia de nuestros actos”.
– Anónimo –