3 enfoques del estudio de la personalidad

La personalidad es uno de esos aspectos de la persona que nadie consigue definir de manera estandarizada. Descubre aquí los diferentes enfoques de su estudio.
3 enfoques del estudio de la personalidad
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 06 agosto, 2023

La frase de Burham “todo el mundo sabe qué es la personalidad, pero nadie puede expresarlo con palabras” nos describe uno de los mayores problemas que nos encontramos en el estudio de este constructo psicológico. Si buscamos una definición científica de lo que es, nos encontraremos que casi tenemos una por cada autor. Aun así, podemos entender la personalidad como un constructo que incluye unos rasgos que median en la conducta de las personas.

En relación con el estudio de la personalidad han surgido diferentes problemas metodológicos. Los principales han sido la creación de instrumentos que puedan medirla y un enfoque claro desde el que partir. En este artículo vamos a hablar de los diferentes enfoques o modelos que se han adoptado a la hora de investigar en este campo. Estos son el enfoque internalista, el situacionista y el interaccionista.

El enfoque internalista

Este planteamiento teórico entiende a la persona como un ser activo y determinante fundamental de su conducta manifiesta. La característica principal a estudiar son las variables personales del sujeto. Por lo tanto, en este modelo lo importante es conocer los rasgos de la personalidad de cada uno de los individuos.

Hombre con camiseta roja representando a los solteros

Al ser un modelo personalista, podemos deducir que también es estable y consistente. Esto quiere decir que, según los teóricos del enfoque, la personalidad se mantendrá a lo largo del tiempo y en distintas situaciones. De esta manera, si conseguimos aislar los rasgos de una persona, podremos prever su comportamiento futuro. Desde este planteamiento han nacido multitud de tests que intentan medir la personalidad o incluso, los rasgos de la misma como el Big Five Inventory (BFI).

Teniendo en cuenta la evidencia científica actual, este modelo se suele ver como algo anticuado y poco realista. A simple vista se ve que las personas cambian de comportamiento según el contexto. No nos comportamos igual cuando estamos con la familia, que en el trabajo o con los amigos. Además, intentar agrupar la personalidad de un sujeto en unos cuantos factores estables que predigan la conducta manifiesta es realmente complicado. Los datos obtenidos de los test de personalidad nos muestran más el autoconcepto del sujeto, que una medida real de la personalidad.

La personalidad se trata de algo excesivamente complejo y no se puede simplificar en unas  meras variables personales. Debemos realizar un estudio de la personalidad exhaustivo para comprender realmente la profundidad de la misma.

El enfoque situacionalista

Al contrario que el anterior enfoque, este entiende a la persona como un sujeto pasivo y reactivo al contexto. Lo que va a influir a la hora de predecir la conducta van a ser las variables situacionales. En este modelo no importan los rasgos y cualidades de una persona, el mayor peso recae en la fuerza de la situación.

Este modelo se basa en el supuesto de que toda la conducta es aprendida; por ello, deben estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas formas de actuar. Aquí nace un enfoque de estímulo-respuesta muy propio de los paradigmas conductistas. Así, para desarrollarlo se utiliza una metodología experimental y altamente positivista.

A pesar de que este enfoque es más realista a la hora de ver la inestabilidad y especificidad de la personalidad, cae en el error de un excesivo reduccionismo: dejar de lado todas las variables personales, ya que obviamente la actitud de un sujeto afecta a su conducta. Si esto no fuera así, todas las personas se comportarían igual en la misma situación.

El enfoque interaccionista

En un intento de aunar las dos perspectivas anteriores y solventar sus errores, nace el modelo interaccionista de la personalidad. Desde este paradigma entendemos que la conducta está determinada por la interacción entre las variables personales del sujeto y las variables situacionales. Un aspecto importante a entender es que la personalidad es producto de la interacción del sujeto con su contexto.

Mujer que tiene reconocimiento en el trabajo por su motivación intrínseca

Desde el enfoque interaccionista la persona es un sujeto activo que observa y construye su mundo a través de su propia percepción y formas de actuar. La interacción de las variables personales con la situación en la que el individuo está inmerso es lo que desencadena una conducta u otra. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos aspectos:

  • Cuando hablamos de variables personales nos referimos a los factores cognitivos de la persona.
  • Al hablar de situación, nos referimos a la percepción individual del sujeto de su contexto, no a las características objetivas del mismo.

Nos encontramos así con un modelo exhaustivo y que supera las limitaciones de los dos anteriores. Ahora bien, el problema del enfoque interaccionista en cuanto al estudio de la personalidad es que nos muestra una realidad difícil de explorar e investigar. Esto es debido a que nos dice que la conducta es producto de unos factores cognitivos inaccesibles y a una construcción del contexto intransitable. Aun así, se trata sin duda de un modelo muy interesante sobre el estudio de la personalidad.


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