7 grandes beneficios de llorar
Cuando vemos que otra persona está derramando lágrimas, nos solemos poner en lo peor. Pero lo cierto es que llorar no solamente sirve para mostrar nostalgia, tristeza, pena, dolor o rabia, sino que también nos ayuda a expresar felicidad o alegría. De ahí que numerosos estudios resalten los múltiples beneficios de llorar en el bienestar físico y emocional de las personas.
Ya vemos que el llanto nos permite manifestar cómo nos sentimos en cada momento. Y estos sentimientos no tienen por qué ser negativos. Llorar es natural, es conveniente y más usual de lo que la gente piensa. No por soltar menos lágrimas se es más fuerte o estable psicológicamente. De hecho, los beneficios de llorar son muchos, y a continuación os contamos los más importantes!
Como afirma Lucrecia Maldonado en su artículo “Las lágrimas: ese misterioso país”: “el llanto, a más de ser un proceso fisiológico de depuración orgánica ante las emociones intensas, es también un medio de comunicación”. A través del llanto podemos comunicar nuestras emociones”.
No todas las lágrimas son iguales
Las personas producimos tres clases de lágrimas. Cada una tiene una composición distinta, dependiendo de la función que estén realizando y de su origen. Las basales son principalmente proteicas y permiten mantener los ojos húmedos tras cada parpadeo. Las reflejas están desencadenadas por agentes externos, como el humo o el viento. Su misión es proteger frente a la irritación.
Por último, las lágrimas emocionales se desprenden en respuesta a una serie de emociones y son a las que nos referimos cuando decimos que estamos llorando. Contienen elementos neuromoduladores (prolactina, hormonas adrenocorticotrópicas y leucina-encefalina) que funcionan como analgésicos naturales.
Las lágrimas tienen un efecto calmante
Llorar nos ayuda a relajarnos, a liberar emociones y a desahogarnos, pero también nos permite cambiar y reducir una condición subyacente mucho más profunda: los episodios de angustia. Es decir, tienen un efecto directo y participan en el autocuidado en las personas.
Esto se debe a que el llanto activa el Sistema Nervioso Parasimpático (SNP), el encargado de mantener o de propiciar relajación y descanso al cuerpo tras un esfuerzo. A su vez, la activación de SNP desencadena una serie de reacciones en nuestro organismo, por las que puede actuar sobre el nivel de estrés y participar en la regulación metabólica. De esta forma, contrarrestramos la activación del Sistema Nervioso Simpático, que es el que nos mantiene alerta y activados.
Llorar alivia el dolor y mejora el humor y el sueño
Un estudio de 2014 comprobó que las lágrimas emocionales liberan dos sustancias esenciales para que las personas nos sintamos bien: oxitocina y endorfinas. De esta manera, se alivia nuestro malestar, tanto físico como emocional, porque este estallido hormonal nos genera una sensación placentera y de profundo bienestar.
A veces, después de llorar, soltamos una carcajada, mantenemos una sonrisa o sentimos una enorme relajación. ¿Cómo puede ser que hace un momento estuviéramos empapando pañuelos y segundos después nos haya cambiado el humor? Porque la oxitocina y las endorfinas liberadas contribuyen, a su vez, a mejorar el estado de ánimo. Sus efectos relajantes, su repercusión positiva en el humor y su alivio del dolor pueden contribuir a que las personas concilien mejor el sueño y se duerman más fácilmente.
Las lágrimas nos ayudan a deshacernos de las bacterias
La lisozima, una enzima que está presente en las lágrimas, desempeña una función esencial para las personas. Actúa de barrera bacteriostática, porque altera y deshace las paredes de las bacterias. Por tanto, a nivel físico, supone una manera muy eficaz y natural de combatir estos organismos y mantiene los ojos limpios.
De hecho, los descubrimientos mantienen que incluso ayuda a proteger de sustancias como el ántrax y a vencer la resistencia que han desarrollado las bacterias a los antibióticos.
Llorar reduce la ansiedad y el estrés: un calmante natural
¡Uno de los mejores beneficios de llorar! Ya hemos visto que al hacerlo expulsamos una serie de sustancias a través de las lágrimas. Así, cuando estas se derraman en respuesta al estrés, liberan una serie de productos químicos que son “los causantes” de ese mismo estrés. Paradójico, ¿no?
Por ejemplo, cuando lloramos, disminuyen nuestros niveles de manganeso; un mineral muy relacionado con estados de ansiedad, nerviosismo o agresividad. Y también eliminamos adrenalina y noradrenalina, sustancias que segregamos en cantidades más abundantes ante situaciones de estrés o peligro. Por esta razón, después de llorar, incluso, nos puede entrar sueño. Entramos en un estado de calma tan grande que a algunas personas les induce al sueño.
El llanto es una llamada a la empatía
Normalmente, cuando una persona ve a otra de su entorno llorar, empatiza con ella y le brinda su hombro. Solemos pensar que necesita ayuda o porque le ha ocurrido una tragedia, o le duele algo en exceso o está profundamente afligida. En cualquier caso, su llanto nos atrae. Nuestra empatía y compasión provocan que nos acerquemos hacia nuestro ser querido que está llorando e interaccionemos con él con un abrazo o unas palabras. El llanto es capaz de provocar la empatía en otras personas. ¿Cuántas veces se nos ha escapado una lágrima por contagio social en alguna situación en la que no teníamos nada que ver?
Otro de los beneficios de llorar es que las lágrimas pueden ayudar a obtener consuelo y apoyo de las personas de alrededor. Esto responde a un comportamiento elemental de apego. De hecho, desde esta perspectiva, llorar es una especie de llamada de atención o una forma de obtener un beneficio social o interpersonal. Como se ha mencionado en la introducción, el llanto puede suponer una forma de comunicación. Sin embargo, no siempre es necesario ver a alguien llorar, también sabemos cuándo alguien ha llorado. Así pues, nos sirve para comunicar a otra persona nuestro estado emocional.
Llorar te ayuda a conocerte mejor
Algunos autores, como Michael Trimble, aseguran que existe toda una “ciencia del llanto”. Esta podría explicar, por ejemplo, por qué unas personas son más propensas a llorar que otras. Otros expertos como Ad Vingerhoets aseguran que la cantidad de veces que llora otra persona depende de dos rasgos de personalidad concretos: empatía y neuroticismo.
En cualquiera de ambos casos, conocerse mejor a uno mismo es uno de los grandes beneficios de llorar. A veces, el llanto se considera una muestra de debilidad, cuando, en realidad, puede ser todo un signo de fortaleza emocional. Las lágrimas dicen mucho de nosotros. Nos permiten saber cuáles son nuestras debilidades o vulnerabilidades, cuándo y cuánto necesitamos de otros, qué nos afecta más o menos y nuestras necesidades. De este modo, al indagar en nosotros, podemos llegar a conocernos mejor y esto se convierte en un método de autodescubrimiento personal.
Por todo ello, podemos deducir que llorar es bueno para la salud. Al intentar contener las lágrimas estamos bloqueando que se produzca esa limpieza emocional que tanto necesitamos. Por eso, no sintamos miedo, temor o vergüenza por expresar lo que llevamos dentro. ¡Liberemos nuestra angustia, dolor o alegría!