Actividades recomendadas para personas con depresión
Las personas con depresión tienden a abandonar sus aficiones. Este es un problema serio, ya que deriva en una pérdida directa de reforzadores: estímulos que activen nuestro sistema de recompensa, nos ayuden a liberar dopamina y nos hagan sentir bien.
Dicho de otro modo, las personas con depresión pierden el interés inicial por la mayoría de las actividades que hasta ese momento disfrutaban. En muchos casos, no es que hayan dejado de disfrutar de ellas, es que simplemente ya no cuentan con la energía suficiente como para prepararlas.
En otros casos, la pérdida de una afición es la consecuencia inmediata de una pérdida personal; por ejemplo, el fallecimiento de la persona con la que antes iba a pasear. Si tenemos en cuenta esto, entenderemos que una de las líneas de trabajo más frecuentes en trastornos del estado de ánimo es la activación conductual.
Prejuicios en torno a los hobbies
Hay quienes piensan que los hobbies son actividades destinadas exclusivamente a quienes tienen mucho tiempo libre, o no saben qué hacer con su tiempo. También son vistas como un negocio rentable, por el que se deben pagar costes altos sin que realmente consigan que nos sintamos mejor.
Lo cierto es que tener un pasatiempo es una señal de salud mental. Abrir un espacio en la vida para realizar una actividad, por el simple gusto de realizarla, contribuye a despejar la mente y a equilibrar las emociones. También ayuda a fortalecer las habilidades sociales y a incrementar la confianza y la autoestima. Así mismo, proporcionan esa dosis de dopamina tan necesaria en un cuadro depresivo.
No existe la persona que realmente no disponga de tiempo libre. Sin embargo, algunos lo dedican a pasearse por las redes sociales, ver alguna serie o simplemente darle vueltas a aquello que les preocupa. Otros, en cambio, emplean ese tiempo libre en alguna afición porque piensan que esos lapsos sin obligaciones no nos obligan a adoptar una posición pasiva.
Las personas deprimidas no creen tener la suficiente energía o vitalidad, ni tampoco los recursos para dedicar parte de su tiempo a una afición. De hecho, no lo consideran porque piensan que en su grave condición esto es inútil. Sin embargo, hay pasatiempos flexibles que demandan solo el tiempo que cada uno quiera dedicarles, y que además son gratis. Podrían ser una excelente opción para alguien que pasa por una depresión, ya que actúan como reforzadores del sistema de recompensa.
El bricolaje, una afición muy agradecida
Realizar tareas manuales hace que adoptemos una posición ideal: las manos están ocupadas, pero la mente libre. El bricolaje es uno de esos hobbies que permite esto. No hay que salir a ninguna parte, y el producto de esa actividad puede hacer que nuestro hogar sea más agradable.
Podemos empezar con la reparación o restauración de objetos sencillos. Haciéndolo, te das cuenta de la satisfacción que produce el trabajo manual. Por otro lado, detrás de reparar lo dañado se puede esconder un gran simbolismo para alguien con un estado de ánimo bajo, sirviendo como metáfora de evolución.
La cocina, un escenario propicio para la creatividad
La cocina es otra actividad trasformadora. Estimula los sentidos que no solemos usar y nos ofrece un conjunto de posibilidades infinitas para que experimentemos, sin que los errores tengan un coste demasiado grande.
En la cocina, así mismo, se recogen tradiciones y memorias, que pueden ser modificadas por obra de la creación. Al final, esa pequeña obra de arte se incorpora al organismo. Es efímera como producto, pero perdurable como proceso. También tiene algo de maternal y se asocia con el cuidado propio y ajeno. Puede ser una bonita opción para alguien que se siente deprimido porque involucra evocaciones que se subliman.
La escritura como medio para construir relatos
Escribir cartas no solo puede ser un buen pasatiempo, sino que también es potencialmente terapéutico. De manera simbólica, nos invita a sentarnos en un escenario en el que estamos nosotros y un tercero, el remitente, que muchas veces es quizás el que menos importa. De hecho, incluso, puede no tener identidad, porque no es necesario que esas cartas las terminemos echando al correo para que nos hagan sentir bien.
Sin embargo, el hecho de que el remitente sea una persona significativa para nosotros ayuda a crear un clima de intimidad, y en última instancia de complicidad. Pueden ser personas cercanas, un artista de cine o una figura pública de cualquier campo. El punto está en comunicar lo que sentimos, con la mayor libertad, e incluyendo dibujos o cualquier elemento que se considere necesario.
Nuestras aficiones quizás no resuelvan por sí mismas ningún problema, pero sí son una vía muy válida para alterar los círculos viciosos que son consecuencia de la depresión. No es necesario morirse de ganas por realizar esas actividades; basta con intentarlo, comenzando por lo sencillo; paso a paso puede funcionar.
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- Barraca, J., & Pérez Álvarez, M. (2015). Activación Conductual para el tratamiento de la depresión. Editorial Síntesis.
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