Amo esos abrazos que hacen que las tristezas se vayan del cuerpo

Amo esos abrazos que hacen que las tristezas se vayan del cuerpo
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 08 febrero, 2022

Adoro esos abrazos que recomponen mis partes rotas, esos que alejan la soledad y que me llenan de alegría. Porque cuando me abrazan con tanta fuerza que parece que quisieran romperme, en verdad me están arreglando. Porque hay abrazos que se crean de una conexión especial, de una sintonía que detiene el tiempo…

No faltará nunca quien no aprecie un abrazo o quien diga que no sirven para nada, pero para todas las personas es totalmente necesario en un momento u otro de su vida. Hay muchos tipos de abrazos, tantos como personas, situaciones y relaciones, pero cada uno de ellos nos transmiten un mensaje.

Me gustan los abrazos que, aunque no resuelven nada, son un modo de decirle a la adversidad que no van a poder con nosotros…

Los abrazos sanadores

Muchas veces un abrazo es la mejor terapia, pues uno solo puede resultar suficiente para sentirnos renovados y seguir adelante. Los abrazos son la manera más corta de comunicarte con quien amas, pues se dice más que con las palabras.

Amigas dándose abrazos

Fundir nuestros cuerpos en un abrazo nos llena de alegría, nos permite ser más pacientes y nos relaja. Además, sentirnos queridos y poder apreciar esa paz que nos transmite sentir el calor del otro fortalece nuestra autoestima.

De hecho, los abrazos hacen que le pongamos mejor cara al dolor, que los demás comprendan cómo nos sentimos y una manera de mostrar nuestro amor y nuestro apoyo.

“Se dice que cada vez que abrazamos a alguien con gusto, ganamos un día de vida.”

-Paulo Coelho-

Hay tantos abrazos como momentos

A veces un abrazo es meramente físico, fruto del contacto de dos cuerpos, ligero y rápido. Otras, por el contrario, los abrazos están cargados de emociones, las cuales son capaces de hacernos explosionar y sentir de manera indescriptible.

Luego están los abrazos del alma, esos llenos de las intenciones más puras y amorosas… Con ellos somos conscientes de lo gratuita y accesible que es la paz, pues sentir al otro nos completa y nos permite dar sin mirar el amor que nos queda en la reserva.

MAdre e hija dándose abrazos

Un pequeño abrazo puede secar muchas lágrimas, una pequeña palabra llena de amor puede colmarnos de felicidad y una pequeña sonrisa puede cambia el mundo. Son esas pequeñas cosas que construyen nuestro mundo llenándolo de felicidad y de amor…

Cuando estamos inmersos en uno de estos abrazos se para el tiempo y nuestras almas se sienten en armonía, creando una melodía que llena de ritmo nuestro corazón.

Es que abrazar la vida es lo mejor que podemos hacer por nuestro bienestar emocional y el de quienes nos rodean. Esto sucede siempre así porque los abrazos no necesitan de las palabras para decirlo todo, por eso no tiene sentido dejar que nos duela el alma, pues hay un abrazo para cada tristeza.

Manos arriba, esto es un abrazo. Cuidado, te advierto que tengo un alma y está cargada…

Abrázate…

¿Te has abrazado alguna vez? ¿Te has dado calor? ¿Has aliviado tus tristezas? ¿Te has felicitado por tus logros? La calidez de un abrazo íntimo y propio es indispensable para estar bien nutridos. De esta manera trabajamos el arte del amor propio, nos quitamos las corazas y nos alejamos del frío para acercarnos a la autenticidad.

Uno abraza a otros como abraza la vida.
Uno abraza la vida como se abraza.

Abrazarnos significa que estamos abiertos a nosotros mismos, que somos capaces de vincularnos desde adentro y de conmovernos a nosotros mismos. Porque tocar nuestra alma mantiene unidos nuestro interior y nuestro exterior.

Si te abrazas, te quieres. Si te quieres, te reconoces. Y, si te reconoces, te construyes. Porque recogernos entre los brazos libera nuestras emociones y nos permite acercarnos a lo bueno de la vida.

Un abrazo es un poema escrito en la piel que nos protege del falso amor, de la dependencia, de la idealización y de todo aquello que nos debilita y empobrece, salvaguardando la valentía y la bondad que está dentro de nosotros.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.