Aprende a ser tu mejor aliado
Aunque parezca descabellado, en realidad hay muchas personas que se comportan como si fueran los peores enemigos de sí mismas. Han adoptado una conciencia muy hostigante. Su diálogo interno es violento y desconsiderado. Por ello, para prevenirlo es importante que se aprenda a ser el mejor aliado para uno mismo.
Lo usual en estos casos es que una persona así haya crecido en un entorno altamente culpabilizante. También muy restrictivo. Probablemente es víctima de una forma de educación que entendía la crianza como un medio para quebrar al otro. Hay padres que consideran como su mayor logro conseguir hijos totalmente dóciles. También existen escuelas que aplican lo mismo.
Lo que sucede entonces es que la persona internaliza los señalamientos, las críticas y los castigos. Aprende a verse a sí misma como alguien que siempre está en un error. Como si todo lo que hiciera estuviera mal hecho en alguna medida. Como si todo lo que pensara o sintiera fuera un equívoco. Por eso es fundamental que encuentren el camino para ser un mejor aliado de sí mismo. De lo contrario, su vida será muy restringida y tormentosa.
“Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena”.
-Ana de Austria-
Durmiendo con el enemigo…
La enemistad con uno mismo se expresa de diversas formas. Lo típico es lo que señalábamos anteriormente: una conciencia muy exigente. Una autocrítica durísima e implacable. Una constante reiteración de errores y fallos. Una vocecita dentro que siempre tiene el dedo apuntando a cualquier cosa que se haga.
A veces las manifestaciones son un poco más sutiles. O más bien, más indirectas. Por ejemplo, comportarse de manera torpe. Mostrarse débil e inseguro en diferentes situaciones, siendo consciente de esa torpeza y recriminarse luego por la falta de seguridad.
También es posible que se sienta pánico a tener éxito. Siempre que se está frente a la posibilidad de triunfar en algo, aparece una avalancha de temores. Eso hace que se incurra en comportamientos que sabotean los logros. Es, literalmente, como si uno conviviera permanentemente con un enemigo.
¿Por qué no ser un mejor aliado de uno mismo?
Ser el mejor aliado de uno mismo significa verse y tratarse con consideración y respeto. También apoyarse y motivarse, tal y como se haría con un buen amigo. Pero hay personas a quienes esto les resulta básicamente imposible, ¿por qué?
Lo usual es que haya creencias equivocadas en torno a la relación que uno debe mantener consigo mismo. Piensan, por ejemplo, que no ser duros consigo mismos es una muestra de debilidad, falta de carácter o de mediocridad. Asumen que el maltrato y la exigencia desmedida es una vía de crecimiento.
También existe la falsa creencia de que ser el mejor aliado de uno mismo es moralmente reprochable. Esto sería un indicador de egoísmo o narcisismo. Despreciarse, en cambio, aparece a sus ojos como una muestra de humildad. Lo ven como una actitud virtuosa.
Cómo ser el mejor aliado de uno mismo
Recorrer el camino de regreso nunca es fácil. En la zona más profunda del inconsciente existe un límite muy bien marcado. Se siente que ser el mejor aliado de uno mismo es traicionar los mandatos de alguien amado o temido. O ambos. Muchos también, a raíz de sus creencias erróneas, piensan que este es el comienzo de su decadencia moral.
En este punto es bueno aclarar que ser bueno con uno mismo no es lo mismo que ser condescendiente de forma irresponsable. Todos, a medida que crecemos y maduramos, nos formulamos exigencias en varios campos. No de otra manera podríamos evolucionar y alcanzar objetivos y logros. Sin embargo, de ahí a tiranizarse a uno mismo, hay un completo abismo.
Ser el mejor aliado de sí mismo significa tener una buena disposición y una buena actitud hacia uno mismo. Esto es, aceptarnos y respetarnos. Comprender que ni nosotros, ni nadie en el mundo, está exento de errores. De hecho, son los errores los que casi siempre nos permiten avanzar, identificar equívocos y adquirir experiencia. Fustigarnos es una manera infantil de abordar nuestras fallas. Nos daña y, en cambio, poco nos aporta.
Si no contamos ni con nosotros mismos, difícilmente vamos a contar con el mundo. Para andar el difícil camino de la vida, necesitamos aliados. Para ello, lo primero es convertirse en el mejor aliado de uno mismo. Dar valor a lo que somos y hacemos. Perdonarnos diariamente por ser tan humanos como todos los demás. La vida es mucho más valiosa de esta forma…