Aprender a decepcionar: el manejo de las expectativas ajenas

Aprender a decepcionar es un arte en el camino de la asertividad. ¿Has tenido que enfrentarte a este temor alguna vez?
Aprender a decepcionar: el manejo de las expectativas ajenas
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 12 marzo, 2021

¿Alguna vez has inhibido o cortado tu discurso para no decepcionar a alguien? La aprobación de los demás es una variable que influye en nuestro comportamiento. Un refuerzo que nos motiva, pero también al que en ocasiones tenemos que renunciar por alinear nuestro comportamiento en la estela de otros valores, como puede ser el de ser honestos. Así, de alguna forma, estamos obligados a aprender a decepcionar.

El manejo de las expectativas ajenas es todo un arte y muy esencial cuando se trata de ir contracorriente. En este artículo, podrás leer un análisis de estas situaciones y algunas estrategias que pueden hacerte más hábil al pisa reste terreno. No te lo pierdas.

El peso de las expectativas ajenas

Desde el punto de vista de los grupos, las expectativas que nos creamos sobre otros individuos dependen en gran medida de las normas sociales. Pongamos el ejemplo de una mujer que no quiere tener hijos. Aunque cada vez está más normalizado el no querer tener descendencia, muchas veces la familia, amigos o la propia pareja tienen la idea preconcebida de que tener hijos es uno de los pasos naturales en la vida. ¿Cómo decirles que no es así?

Antes de responder a esta pregunta es necesario analizar los elementos que componen las expectativas ajenas:

  • La influencia de la norma social: como se decía en líneas anteriores, cuando una decisión va en contra de una norma social tiene menos peso si se enfrenta a una norma social que si no la infringe.
  • Culpabilidad: decepcionar a alguien, especialmente si es del círculo cercano, siempre lleva consigo algo de sensación de culpa, ya que se tiende a pensar que se le ha hecho algo malo a otro.
  • Presión del entorno: bajo el supuesto de que seguir las normas sociales es lo bueno y deseable, es de esperar que las personas del entorno cercano traten de que no te desvíes del camino.
  • Influencia personal: las expectativas ajenas tienen poder sobre el autoconcepto y la autoestima, lo que dificulta que una persona pueda posicionarse en contra de ellas.

Aprender a decepcionar: algunos consejos

¿Conoces los estudios sobre minorías activas? El psicólogo social Serge Moscovici afirmaba que en la sociedad no solo se divide entre los poderosos e influyentes y los conformistas y desvalidos, sino que existe un tercer grupo: aquellas personas que se apartan del poder y consiguen inducir cambios en la sociedad. A estos grupos se los llama minorías activas.

Es decir, que el hecho de que alguien espere algo de ti siempre va a tener un componente relacionado con las normas sociales, pero esto no implica que desobedecerlas sea algo intrínsecamente malo.

En ocasiones, tomar una decisión que nadie aprueba porque esperaban algo de ti requiere aprender a decepcionar. A continuación tienes algunos consejos para hacerlo de la mejor forma posible.

Trabajar el miedo

Cuando se anticipa una mala reacción o falta de apoyo, el sentimiento más habitual es el miedo. Esto es algo completamente normal, pues a nadie le gusta disgustar a sus seres queridos. Sin embargo, en ocasiones no queda más remedio, por lo que es importante reafirmarse en las ideas y controlar el miedo para que no derive en sentimientos de ansiedad.

La ansiedad puede retenerte a la hora de dar el paso y, muchas veces, postergar el momento de anunciar la decisión que has tomado puede agravar el problema. Lo mejor es hacerlo lo antes posible y de la forma más calmada posible.

Reconciliarse con uno mismo para aprender a decepcionar

Puede parecer que el hecho de verse cuestionado por los demás es algo negativo, pero se le puede dar la vuelta y hacerlo algo beneficioso para uno. ¿Cómo se hace? El primer paso es saber que a aquellos que siguen las normas prescritas no se les cuestionan sus actos, a aquellos que no lo hacen les pedirán muchas más explicaciones.

Siguiendo el ejemplo de más arriba, a una mujer que decide tener hijos casi nadie trata de impedírselo, pero la que no quiere ser madre tiene que contestar miles de preguntas sobre ello a lo largo de su vida.

Esta condición no tiene por qué ser algo malo: cuestionarse a uno mismo y revisar las propias ideas es una forma de crecer y reafirmarse en las decisiones. Cada vez que alguien te cuestiona y tú lo tomas en cuenta, estás haciendo más sólidas tus razones.

Ser asertiva: imprescindible para aprender a decepcionar

No busques que te entiendan, busca el respeto. Explicar el porqué de tus decisiones es algo honesto y necesario en una relación, pero no necesitas que los demás compartan tu opinión, sino que te respeten a ti y a tus decisiones.

Ser asertivo, sin embargo, no es solo mantenerse firme, sino que implica mostrar el mismo respeto que se exige para uno. Cuidar el lenguaje también es ser asertivo: no caer en acusaciones, juicios, moderar el tono o no hacer escalar la violencia son pilares fundamentales en la comunicación de un hecho que puede ser decepcionante para otros.

Protege tu autoestima y tu autoconcepto

Has reflexionado sobre ello, has preparado el momento de anunciarlo y has pasado por numerosos momentos de dudas y acusaciones. La falta de apoyo social no sólo hace cuestionarse las ideas, sino también los juicios que las personas hacen sobre sí mismas. Es importante que no olvides que mereces respeto y que no te defines sólo por una idea o una decisión.

Apuntes finales

A modo de conclusión, aquí tienes una última reflexión: no decepcionan las personas, sino las ideas. No eres responsable de lo que otros esperen de ti. Aunque siempre hay que tratar de manejar las expectativas ajenas de la forma más beneficiosa posible para todos, no siempre es posible evitar los disgustos. Que eso no te pare.


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