Aprender de los fracasos
Tenemos miedo a fracasar, tanto que, en ocasiones, no emprendemos porque no tenemos la seguridad de lograr nuestros objetivos. Cuentan que cuando Thomas Alva Edisson presentó uno de sus inventos – la bombilla – alguien le dijo que para conseguir su acierto había fracasado muchas veces, a lo que éste contestó: “no he fracasado; sé muchas formas de no hacer una bombilla”. Aprender de los fracasos puede ser algo sumamente enriquecedor.
Si comprobamos las estadísticas, el noventa por ciento de los nuevos productos fracasan y, sin embargo, siguen saliendo nuevos productos al mercado. ¿Por qué esto es así? Porque es necesario errar para aprender y hacerlo mejor la próxima vez. Sin esto, no tendríamos ninguna oportunidad.
No temas equivocarte, aprender de los fracasos es una buena manera de pasar por encima del miedo y conseguir todos tus sueños
Es imposible llegar al éxito sin antes fracasar
Admiramos a muchas personas exitosas, pero ¿somos conscientes de la cantidad de fracasos de los que tuvieron que aprender? Tan solo vemos el resultado de un camino que, lo más probable, es que no haya sido especialmente fácil.
Ese es el espíritu que tenemos que incorporar al fracaso; estamos abocados a fracasar muchas más veces que a tener éxito, pero si somos capaces de aprender en cada intento, el fracaso tendrá sentido en sí mismo.
Fracasar es la norma, tenemos que aprender a vivir con el fracaso porque es parte de nuestra realidad y resulta ineludible. Es necesario transitar por un camino de pruebas erradas para logar nuestro objetivo y, en la mayoría de los casos, cuando estamos muy hartos de tanto fallar, de tanto fracasar, es cuando estamos más cerca de lograr lo que deseamos.
Si pensamos que el talento es algo fijo, veremos el fracaso como una oportunidad perdida de demostrar lo mucho que valemos, será una experiencia dolorosa y contraproducente. En vez de aprender de los fracasos, desarrollaremos un miedo que nos paralizará.
Pero si pensamos que el talento es incremental, que es el fruto de las tensiones, de los retos, de los errores y de los esfuerzos, cuando fracasemos no lo sentiremos como una forma de humillación, sino una manera de estirar nuestros límites, de llegar más allá, de aumentar nuestras posibilidades.
“No te preocupes por los fracasos, preocúpate por las posibilidades que pierdes cuando ni siquiera lo intentas”
-Jack Canfield-
Demos el primer paso fuera de nuestra zona de confort
Sin fracaso no hay mejoras, así que felicítate por haberte esforzado más que por los resultados logrados. Felicítate, también, por lo que has aprendido en este esfuerzo, lo que te permitirá no cometer este error en el futuro y felicítate porque, si persistes, llegarás.
En la zona de confort, donde lo tenemos todo controlado, no se fracasa, pero tampoco se crece. Nos quedamos limitados por nuestra propia seguridad. Hay que hacer un esfuerzo consciente y deliberado para salir y enfrentarse a lo desconocido, a lo que no dominamos, al fracaso que nos conducirá a nuestro objetivo, haciéndonos fuertes y creativos.
Esto requiere de una gran fuerza de voluntad, pues aprender de los fracasos no siempre es una tarea fácil. Hay que lidiar con la inseguridad, con el miedo al rechazo, con el temor a que los demás se rían de nuestros tropiezos y a la falta de apoyo por ello. Hay que dejar de lado todo temor y seguir adelante pase lo que pase. Las piedras en el camino son una ayuda, no un motivo para dar marcha atrás.
Aprender de los fracasos es muy importante, porque del éxito no se aprende
Cree en ti, en tus capacidades, en tus talentos, en tus posibilidades y sal, a sabiendas de que fracasarás, porque así crecerás. Y si no es mucho pedir, haz una lista de las hacer cosas que puedes hacer mejor o de las que no te atreves y quisieras, escoge una o dos y lánzate.
