Aprendizaje receptivo: qué es, características y ejemplos

Aprender de manera receptiva implica asimilar y memorizar lo que un docente transmite. Si el profesor no dispone de buenas técnicas en este proceso, muchos alumnos desconectarán y el aprendizaje no será efectivo.
Aprendizaje receptivo: qué es, características y ejemplos
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 diciembre, 2024

A muchos nos han educado con un tipo enseñanza pasiva que domina las sociedades industriales desde hace décadas. Nos referimos al aprendizaje receptivo, un enfoque en el cual los alumnos asimilan la información sin necesidad de descubrir o construir el conocimiento por sí mismos. Esta perspectiva tradicional, además, se apoya en la exposición directa y la memorización.

Es muy posible que ahora mismo visualices al clásico profesor dando su clase magistral junto a la pizarra. Así es. En este caso, los docentes —cada uno con sus mejores o peores técnicas— son la principal herramienta de instrucción en aulas casi siempre masificadas. Si bien este método tiene sus limitaciones, también evidencia algún elemento positivo. Profundicemos en ello.

Características asociadas al aprendizaje receptivo

Leer un manual, ver un documental, memorizar un mapa, escuchar conferencia… Podríamos dar numerosos ejemplos del aprendizaje receptivo que requiere de nosotros una sola cosa: que internalicemos de forma exacta la información que nos exponen. Este tipo de dinámicas están presentes tanto en la educación primaria, como en secundaria e incluso en más de una universidad. Comprendamos su anatomía.

Enfoque en el contenido teórico

Una de las principales características de este aprendizaje es priorizar la adquisición de conocimientos teóricos frente a la práctica o la experimentación. Aquí los estudiantes asimilan conceptos abstractos y reglas, pero rara vez se les propone llevar a cabo actividades prácticas. Esto hace que buena parte de los conceptos deban integrarse «en bruto», sin probar otras perspectivas o mecanismos.

Ejemplo:
En una clase de física, el profesor explica las leyes de Newton utilizando ecuaciones y ejemplos teóricos, pero no realiza experimentos en el aula para demostrar cómo funcionan en la práctica.

Habilidades pedagógicas del docente como figura clave

Ya señalamos al inicio que la figura del docente se convierte en el elemento nuclear de este modelo. Son los profesores quienes transmiten los conceptos ya elaborados a un alumnado pasivo que debe comprenderlos y recordarlos. En este contexto, uno de los principales problemas de esta forma de aprendizaje es que puede generar desconexión y aburrimiento.

Es aquí cuando entran en relevancia las habilidades pedagógicas de quien enseña. La claridad al explicar, la capacidad para mantener la atención del grupo y el uso efectivo de recursos didácticos permitirá que la información se asimile con éxito. 

Ejemplo:
Alberto es un profesor de matemáticas que explica el teorema de Pitágoras con un lenguaje sencillo y motivador. Además, emplea diagramas claros en la pizarra y ejemplos concretos para ilustrar cómo se aplica, intentando fomentar la participación de sus estudiantes. Gracias a estas habilidades los resultados académicos de su clase siempre son buenos.

Se trabaja con muchos alumnos a la vez

Esta clase de aprendizaje tiene menos costes. La clave de ello reside en que, por lo general, hay numerosos alumnos por aula. Este modelo no exige una interacción personalizada o actividades individuales, sino que múltiples estudiantes reciben el mismo contenido al mismo tiempo.

En consecuencia, hay un menor rendimiento académico y, sobre todo, no es posible atender o detectar todas las necesidades educativas del alumnado, etc. Esto mismo es lo que nos describen en el Journal of Education in Developing Areas y que da forma, sin duda, a una imagen que vemos con frecuencia en muchos colegios e institutos.

Ejemplo:
En un auditorio universitario, un profesor dicta una clase magistral sobre la teoría de la evolución ante a 200 estudiantes. Todos escuchan la misma explicación y toman apuntes, reduciéndose las intervenciones debido al evidente tamaño del grupo.

Metodología tradicional

El aprendizaje receptivo se basa en métodos tradicionales, como conferencias, clases magistrales y uso de libros de texto. Tales estrategias, aunque efectivas para transmitir información, suelen carecer de elementos interactivos que fomenten la participación activa del estudiante. Si bien, en ocasiones, los docentes procuran incluir estrategias más activas, por lo general vemos lo siguiente:

  • Estructura dirigida: el aprendizaje depende de la guía del maestro y del material didáctico que previamente se ha adaptado y reorganizado para transmitir la información como el docente desea.
  • Memorización significativa: es cierto que este modelo se sustenta sobre todo en la función ejecutiva de la memoria. Sin embargo, no olvidemos que el objetivo de toda enseñanza es que los conceptos se integren de forma significativa.
  • Transferencia rápida de información: este enfoque tiene una ventaja, y es la de poder transmitir gran cantidad de información en poco tiempo a múltiples alumnos. Pensemos que aquí no se experimenta, no hay dinámicas prácticas o proyectos activos de investigación. Todo ello facilita avanzar rápido en el currículum escolar.
  • Evaluación basada en la reproducción del conocimiento: las evaluaciones miden ante todo la capacidad del estudiante para recordar y repetir la información tal como fue presentada. Se utilizan pruebas objetivas, como cuestionarios, listas de definiciones o preguntas de verdadero/falso, que por lo general no exigen análisis crítico ni una exposición creativa.
Ejemplo:
En una clase de geografía, el profesor explica las características de los climas tropicales mostrando un mapa físico en papel y dictando la información. No utiliza herramientas tecnológicas como simuladores climáticos o aplicaciones interactivas que podrían hacer la lección más atractiva.


Ventajas y limitaciones de este modelo

Es muy posible que al conocer las características del aprendizaje receptivo opines que solo tiene vacíos y ningún beneficio pedagógico. Sin embargo, ha sido el modelo dominante en el último siglo y no todo son desventajas. Debemos reconocer que la metodología receptiva transmite de forma estructurada y clara la información, lo cual simplifica adquirir conocimientos básicos.

Además, fomenta la memorización y comprensión inicial de conceptos esenciales, estableciendo una base sólida para futuros aprendizajes.

No obstante, entre sus problemáticas está desincentivar la participación activa y reducir el pensamiento crítico y la creatividad. Asimismo, los estudiantes no siempre comprenden lo que se les presenta, ni saben cómo aplicar lo que se enseña en el aula.

Por último, y ahí se abre la brecha más importante, este sistema no acostumbra a adaptarse a las necesidades individuales, lo que puede dificultar el desarrollo y el avance de grupos de alumnos con neurodiversidad y con diferentes estilos o ritmos de aprendizaje.

Aprendizaje receptivo vs. aprendizaje constructivista: ¿en qué se diferencian?

El aprendizaje significativo de Ausubel (o constructivo) suele verse como lo opuesto a la metodología receptiva. Es cierto que el enfoque constructivista es muy apreciado y se revisa cada poco tiempo para mejorar su potencial. Pero no conviene etiquetar al modelo receptivo solo como limitante; sabemos que tiene sus beneficios. Veamos, no obstante, las diferencias entre ambas corrientes:

  • Rol del docente: como ya mencionamos, en la perspectiva receptiva el maestro o profesor se alza en esa figura central que transmite el conocimiento. En el aprendizaje activo de Ausubel, el maestro actúa como facilitador y guía, motivando al estudiante a aprender por sí mismo.
  • Rol del estudiante: en el aprendizaje receptivo, el alumnado asume una conducta más pasiva; recibe y memoriza la información del docente. En el constructivista, los chicos son protagonistas activos y construyen su conocimiento a través de la exploración, la reflexión y la resolución de problemas.
  • Metodología: mientras los modelos tradicionales se valen de las clásicas clases magistrales y de ejercicios de memorización, la perspectiva constructivista emplea estrategias interactivas e innovadoras, como proyectos colaborativos, estudios de caso y aprendizaje basado en problemas.
  • Interacción con el conocimiento: en el enfoque receptivo, el conocimiento se transmite de manera estructurada y cerrada; en la teoría del psicólogo y pedagogo David Ausubel, se fomenta la construcción personal de aquello que se aprende, conectando conceptos nuevos con conocimientos previos.
  • Objetivo: la meta de quien enseña desde una perspectiva receptiva es que se reproduzca la información tal y como ha sido expuesta previamente. Y desde el plano constructivista se aspira al aprendizaje significativo, a que los estudiantes comprendan, analicen y apliquen los conocimientos en diversos contextos.


En la complementación está el éxito

La buena educación teje y fortalece las sociedades, impulsando a sus individuos hacia el progreso. Llegados a este punto, es probable que te preguntes si el modelo expuesto sigue siendo útil a nuestra realidad actual. Lo cierto es que el aprendizaje receptivo domina todavía buena parte del sistema educativo del siglo XXI. Es más económico y demanda menos recursos.

Es un método útil que ha prevalecido durante décadas en múltiples países y, si bien no aprovecha todo el potencial del alumnado, siempre se pueden implementar estrategias que lo complementen y mejoren. En este sentido, si el docente es una figura creativa, sensible a las necesidades de los estudiantes y capaz de estimular el pensamiento crítico, este aprendizaje se enriquecerá.


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