¿Qué es la aritmofobia? síntomas, causas y tratamiento
En mayor o menor medida, los números son elementos cotidianos; crearlos nos permitió progresar como sociedad y comprender innumerables fenómenos del mundo y del universo.
Aunque no seamos conscientes, están en todos lados, desde el número de nuestro canal favorito hasta en el nombre de calles y avenidas. Ahora bien, ¿te imaginas tener pánico a los números? ¿Cómo sería vivir con aritmofobia?
¿Qué es la aritmofobia?
Desde el DSM-5, la aritmofobia se clasificaría como una fobia específica, un tipo de trastorno de ansiedad.
Se trata del miedo irracional y desproporcionado hacia todo lo que tenga que ver con números, sean naturales, primos, pares, impares, etc. Este temor irracional se desencadenaría ante la presencia de un objeto que relacionemos con una representación numérica, ya sea escribir una fecha o estudiar el Álgebra de Baldor.
La persona con esta fobia también viviría en constante alerta porque trataría de anticipar dónde o en qué podría tener que vérselas con los números.
Es normal que un examen de cálculo diferencial pueda generarnos cierta ansiedad, pero este estado anímico no se compara con la fobia en cuestión. Si bien las expresiones numéricas no representan peligro ni riesgo alguno, la persona puede sentir un profundo pánico al revisar la factura de sus compras o al tener que pensar qué hará cuando esté discutiendo el préstamo que necesita para poner en marcha su idea de negocio.
Esto es así porque en el cerebro de la persona con aritmofobia se lleva a cabo de una respuesta desproporcionada que provoca angustia, ansiedad y estrés. Lo que implica manifestaciones en el plano psicológico -bloqueos, miedo o anticipación de fracaso-, pero también físico -sudor, palpitaciones o sequedad en la garganta-.
Síntomas de la aritmofobia
La sintomatología de la aritmofobia se manifiesta a nivel corporal y emocional:
- Diaforesis (sudoración excesiva o incontrolable).
- Dolor estomacal.
- Migraña y náuseas.
- La persona evita las situaciones que involucren números o cualquier representación numérica.
- Presión arterial y aumento de la frecuencia cardíaca.
- Miedo, angustia y ansiedad ante cualquier representación numérica.
- La ansiedad o el temor se presentan de forma inmediata casi siempre.
- El temor dura al menos 6 meses.
Además de lo anterior, el malestar que se experimenta interfiere en la vida cotidiana y la aritmofobia no se puede explicar mejor con base en otra enfermedad.
Causas de la aritmofobia
Muchas fobias enraízan en experiencias traumáticas de la infancia que generaron un enorme malestar. Por lo que estas tienen un componente de aprendizaje asociativo (condicionamiento clásico).
En el caso de la aritmofobia, la persona asociaría los números con una experiencia traumática que le generó malestar.
Otra de las causas que pueden explicar esta fobia es una mala experiencia con la asignatura de matemáticas. De hecho, si ha sido así, es muy probable que la persona manifieste síntomas ante el temor o la inseguridad de hacer mal cualquier tipo de cálculo.
Por último, la aritmofobia también puede aprenderse por observación; es decir, a través de ver cómo otros “padecen” las matemáticas contribuiría a formar una idea irracional sobre estas.
Intervención frente a la aritmofobia
Existen diferentes formas de abordar la aritmofobia. No obstante, es necesario que sea un profesional de la salud mental el que realice su abordaje.
El tratamiento psicológico es el más eficaz para este tipo de fobia, siendo la terapia cognitivo conductual el mejor enfoque; aunque en los casos más graves también puede acompañarse de psicofármacos.
Entre las técnicas más comunes para las fobias específicas, destacan las técnicas de exposición al estímulo temido (en este caso, los números) y las técnicas de relajación. Por ejemplo, una que combina ambas es la desensibilización sistemática, a través de la cual el paciente se expone al estímulo fóbico de forma gradual tras haber aprendido una serie de estrategias de afrontamiento para reducir la ansiedad.
La clave de la terapia radica en saber entender el ritmo del paciente, animándole a que sea consciente de lo que le ocurre con su trabajo y reforzando sus avances, aunque en apariencia estos no sean demasiado significativos.
No obstante, además de la terapia cognitivo conductual, la terapia de aceptación y compromiso también es muy efectiva para el tratamiento psicológico de las fobias específicas.
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