El arte del buen amor potencia tu autoestima, no la destruye
El arte del buen amor no busca complacer al ego. Es un tendón psíquico que confiere aliento, sustento y respeto. El querer sabio tampoco es ciego. Porque las dos personas se miran cara a cara de forma madura y consciente, deseando que el otro vuele bien alto, sin arrancar alas, sin vulnerar la autoestima.
Dicen que el amor es un arte, que el querer esconde misterios y facetas donde se enhebra lo cortés, lo erótico, lo divino y lo profano. Podríamos dejarnos llevar sin duda por todo ese legado cultural que nos envuelve, dándonos a veces una imagen poco realista sobre el tema. Porque el amor no es ni mucho menos un arte basado en la contemplación, sino en la creación, en el esfuerzo y el compromiso de los valientes.
“Amarnos a nosotros mismos es imprescindible para poder amar a los demás”
-Eckhart Tholle-
Dejemos que los poetas, el cine y la literatura construyan su propia imagen del amor. Porque en este vasto océano nadie es capitán, porque en este inhóspito continente emocional todos somos simples exploradores. Por ejemplo, sabemos que amar a veces duele, y aunque el dolor debería ser un territorio vetado en este ámbito, lo experimentamos una y otra vez.
Lejos de vivir el amor en felicidad, a menudo dejamos ir una a una las hojas de nuestra dignidad, permitimos incluso que la autoestima quede raída, como un manto viejo, deslucido y frágil por el uso. O el abuso. Es necesario que enfoquemos esta dimensión desde una posición más sabia, más íntegra.
Te explicamos cómo.
Los buscadores insaciables y los hambrientos de amor
Hay quien tiene la necesidad y el deseo de comer manzanas. Planta un árbol y al poco, ofrece su fruto. El deleite no tiene fin, y durante varias semanas disfruta del sabor de ese fruto. Por un tiempo incluso se siente complacido por estar alimentándose sin necesidad de trabajar. Sin embargo, cuando llega la siguiente temporada, el bello manzano sorprendentemente ya no florece, ya no da frutos. Ha empezado a marchitarse.
En las relaciones afectivas ocurre lo mismo. Hay buscadores insaciables del amor que hallan y gozan. Sin embargo, se olvidan de nutrir las raíces de ese vínculo excepcional, a la vez que delicado. Son vulneradores de autoestima, expatriados de la lealtad y del compromiso valiente. Son vagabundos emocionales en busca de relaciones con fecha de caducidad.
Por su parte, los hay hambrientos que solo buscan sustento para apagar el vacío de su soledad. Entienden el amor como sinónimo de consuelo. Buscan, por encima de todo, costureros/as capaces de enhebrar con el hilo del amor, las costuras rotas de sus corazones. No es lo adecuado. Porque el arte del buen amor no disfruta destruyendo despiadadamente la autoestima del ser amado.
Tal y como dijo Erich Fromm, si el amor fuera solo un sentimiento o una emoción, la promesa de amarse para siempre no tendría sentido. Porque los sentimientos van y vienen. Querer es ante todo un acto de dignidad hacia nosotros mismos y hacia la pareja.
Lejos de enfocar el amor “como una búsqueda” para aplacar necesidades, miedos y soledades, debemos verlo como un encuentro. Tras ese hallazgo no premeditado llega el compromiso, la valentía, la promesa auténtica.
El amor que da aliento a la autoestima
Nos han dicho muchas veces aquello de que la pareja feliz, madura y consciente es la que logra “ser uno, siendo dos a la vez”. Es sin duda un ideal que todos ansiamos lograr, pero… ¿cómo se consigue? En el amor no hay fórmulas mágicas, pero sí un sabio consejo que nos sirve a todos por igual: antes de ser dos personas unidas en un mismo proyecto, tenemos que poder ser nosotros mismos en él.
Debemos querernos sin miedos ni concesiones. Deleitarnos de nuestra individualidad, pero sin caer nunca en los abismos del ego. Solo así seremos capaces de salvaguardar nuestra autoestima y a su vez, potenciar la de la persona amada.
A continuación, te proponemos reflexionar en unas estrategias básicas que nos ayudarán a lograrlo.
“El encuentro entre dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si hay reacción ambas se transforman”
-Carl Gustav Jung-
Claves para desarrollar y respetar la autoestima en la pareja
El amor saludable empieza siempre por la propia casa. Imaginemos por un momento lo que debe ser amar a alguien que se odiara a sí mismo. Imagina también lo que supone estar con una persona que solo busca agradarte las 24 horas del día. Una persona que cuando necesitas respirar, te ofrece aire. Que cuando te haces una herida quiere sangrar por ti.
- Los delicados estratos de una relación de pareja esconden las raíces de nuestro auténtico ser. Todos nuestras carencias, vacíos e inseguridades quedan impregnados en esta entidad, hasta el punto de amplificarse más aún.
- Hemos de ser capaces de conjugar el amor propio con el amor recíproco. Una cosa no excluye la otra, porque ser pareja es tener un corazón y un aliento. Cuando un lado del corazón queda sin fuerzas, el aliento de la otra mitad lo llena. Le insufla energía, coraje y más amor. A su vez, esa mitad se sabe digna de recibirlo porque se ama a sí mismo.
El amor que nace y se crea cada día en la pareja no supone perder la individualidad. No implica tampoco tener que renunciar a uno mismo para honrar al otro. Querer es reafirmarse junto a la otra persona permitiéndonos ser distintos, a la vez que uno solo en un mismo proyecto.