El autor de un texto en blanco
Ningún escritor o autor se atrevería a publicar un texto en blanco. ¿Alguien se puede imaginar un post en blanco en este blog? Sería algo carente de sentido y, evidentemente, nadie lo leería (tampoco es que pudieran) pero, ¿lo sería un texto sin autor? ¿Tendría sentido que alguien publicara un texto sin autor? Seguramente lo habréis visto repetidamente o, quizás, ni siquiera os hayáis percatado de ello.
Normalmente, los expertos suelen aconsejar que se desconfíe de aquellas noticias que no presenten autoría porque en muchas ocasiones son falsas. Sin embargo, no son pocas las noticias que nos encontramos sin autor en las redes sociales y de cuya credibilidad deberíamos dudar. Inventar cosas y compartirlas es muy sencillo, más si tenemos en cuenta la facilidad con la que la información se puede volver viral en las redes sociales.
“¿Sabe?, ése es el problema, no aprendemos de la historia, las noticias dejan de serlo apenas unos días después de producirse, ocasiones en horas, y todo parece del pasado en poco tiempo, pero olvidamos que si no les damos importancia porque ya pasaron, las mismas injusticias vuelven a repetirse una y otra vez”.
-Dolores Redondo-
En estos casos, uno de los mayores problemas aparece cuando se comparten textos y noticias, pero el nombre del autor simplemente se oculta. Cuando se olvida citar la fuente de donde provienen esos textos y se nos hace imposible encontrar quién los escribió. En estos casos, sin quererlo, perdemos un pedacito del texto que no podremos recuperar.
La interpretación de los textos
El filósofo Jacques Derrida decía que los textos pierden su autor al finalizarse ya que quedan sometidos a las interpretaciones que los lectores le den. Estas interpretaciones pueden ser múltiples y variadas y no tienen por qué concordar con las intenciones del autor. La subjetividad con la que se puede interpretar un texto es infinita y, en parte, va a depender de la claridad con la que el texto se escriba.
Por tanto, nos encontramos con muchas noticias y textos sin autor, lo que parece carecer de importancia ya que la interpretación que hagamos después de leerlo va a pertenecer al lector y no al escritor. Entonces, ¿para qué necesitamos autores? La respuesta se hace más que evidente, sin autores no habría textos que leer, al igual que, como se planteaba al inicio, sin texto no hay lectores. Y, de este modo, entramos en una paradoja de la que no somos conscientes.
La paradoja de la autoría
Resaltando la autoría de esta paradoja, no por resaltar su invención sino por mostrar su absurdo, se hace evidencia de que cuando no nombramos a los autores, estos desaparecen. Muchas personas copian textos para compartirlos en páginas, blogs, etc., olvidando indicar quién los escribió. Estas personas dejan huérfanos a los textos, privando a los lectores de conocer al autor. Les privan de la oportunidad de conocer otros de sus escritos y despojan a los autores de reconocimiento.
“Qué gran libro se podría escribir con lo que se sabe. ¡Otro mucho mayor se escribiría con lo que no se sabe!”
-Julio Verne-
Este problema de la autoría no lo encontramos con medios fiables, cualquier noticiario que se precie siempre remarca la autoría. Al igual, la autoría y las fuentes son una de las bases de la investigación. Cualquier investigación seria mantiene una rigurosa bibliografía en la que aparecen todas las fuentes de información usadas como los autores de estas. Pero, ¿porqué no aplicamos la misma rigurosidad a todos los textos? ¿Porqué no damos a los autores la importancia que se merecen?
Estas no son más que preguntas lanzadas al aire que recaen en la responsabilidad individual de cada persona. Si copiar y pegar es tan fácil, copiar dos o tres palabras más no requiere de un mayor esfuerzo. En el fondo, con este artículo solo quería recordaros que detrás de cada texto hay un escritor que ha dedicado su tiempo a deleitaros con sus pensamientos.
Detrás de cada palabra hay una persona que alienta vuestros halagos o críticas, que despierta vuestra curiosidad, os hace leer (lo cual parece un lujo en estos tiempo) y os entretiene por unos minutos. ¡No dejéis huérfanos a los textos, no olvidéis adoptar a los autores!