¿Por qué el castigo físico a los niños es un error?
Si atendemos a la frase del sabio George Washington Carver, quien dijo que “l a educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad”, se podría concluir que el castigo físico, que normalmente añade a los golpes la privación de dicha libertad, es un craso error.
Sin embargo, el castigo físico va mucho más allá en sus desastrosas consecuencias sobre el desarrollo infantil. Si bien es cierto que a veces es duro luchar contra la desobediencia del niño, golpearle nunca es la mejor solución. En un momento determinado quizás sea efectiva y también la más cómoda para los padres ya que requiere de poca o ninguna reflexión, pero en todos los casos va a haber una alternativa mejor para la educación del pequeño. Más costosa, menos automática, pero a largo plazo mejor para él.
¿Qué es el castigo físico?
Por desgracia, todavía quedan padres que consideran aquel añejo dicho de “la letra con sangre entra” a la hora de educar a sus hijos. Sin embargo, cada golpe que propinamos a un niño deja una huella que condena más que enseña, que induce temor más que el deseo de obrar bien.
Así pues, educar niños a golpes es más una traba para su desarrollo que una ayuda para el mismo. Además, cuando hablamos de golpes nos referimos también a empujones, una sacudidas, pellizcos o al célebre tortazo, que quizás corten una conducta pero están lejos de explicar por qué esa conducta no es correcta más allá del castigo con el que es sancionada.
Como es lógico, las consecuencias del uso de la violencia física en la educación provoca una serie de reacciones en el niño que no son nada deseables. Hemos de saber que nuestros hijos tienden a imitar lo que ven. Así pues, si en su día a día los golpes son algo común, entenderán que no tienen nada de malo en sí mismos cuando se utilizan como instrumentos para un propósito, y como tal actuarán.
“A menudo damos a los niños respuestas que recordar en lugar de problemas a resolver”
-Roger Lewin-
De hecho, si amamos a los pequeños y ellos perciben este amor, pero aun así les pegamos cuando se portan mal o no entienden algo, ellos aceptarán que el castigo físico es parte del amor. De esta manera, se desarrollarán entendiendo que la intimidación y la violencia pueden ser incluso manifestaciones de amor aprobadas (por adultos, que para ellos lo saben todo) y, por lo tanto, aceptables.
Consecuencias del castigo físico en niños
Como ya estamos observando, el castigo físico tiene poca virtud más allá de detener cierto comportamiento en un momento dado sin necesidad de reflexión. En general, las consecuencias son siempre negativas, especialmente a largo plazo. Y si a esta forma de crianza unimos gritos, privaciones de libertad y un mal ambiente, los problemas emocionales tenderán a multiplicarse. Por eso es importante que apuntes esta lista de consecuencias y la tengas muy presente:
- Golpear al niño inhibe su autonomía, cercena su iniciativa y limita su capacidad para la resolución de problemas y para amarse a si mismo. Obstaculiza su autoestima y despierta expectativas negativas sobre él mismo.
- También limita el desarrollo de su inteligencia. Interfiere de forma dramática en los procesos de aprendizaje.
- Limita e incluso hace retroceder el vínculo familiar con el chico. De hecho, le afectará a nivel social y emocional, perjudicando a su forma de relacionarse con el entorno.
- Despierta sentimientos de abandono, tristeza y soledad. El chico se sentirá inútil e innecesario. Perderá poco a poco su amor propio.
- Su visión del mundo se irá tornando gradualmente en una imagen oscura, negativa, amenazante. Será un lugar donde él no pinta nada y no quiere saber de nadie.
- Despierta en el infante sentimientos de rabia, de rencor, de necesidad de huir sin saber hacia dónde. Además, le mostrará que la mejor forma de enfrentarse a sus emociones, al mundo y a los demás, es a través de la violencia.
Cómo disciplinar al chico evitando los golpes
Sabemos que en ocasiones es muy difícil disciplinar al niño. Es normal, ya que ellos tienen su propia personalidad, necesidad de explorar y de expresar, y no siempre coincide con lo que consideramos correcto. Sin embargo, la violencia jamás es el camino.
Así pues, es vital que la educación de los niños comience desde el mismo día de su nacimiento. Si bien es cierto que siendo muy pequeño no se puede razonar con él, es necesario que vaya absorbiendo las normas y reglas de tu hogar desde el primer momento.
Existen muchas fórmulas que ayudarán a evitar el maltrato físico y que lograrán que el pequeño se desarrolle en un entorno saludable. Por ejemplo, el refuerzo positivo. Premia las conductas correctas del chico en lugar de castigar las negativas. Enseñando comportamientos correctos también señalamos a aquellos que no lo son. Este es el gran poder del refuerzo positivo.
“El educador es el hombre que hace que las cosas difíciles parezcan fáciles”
-Ralph Waldo Emerson-
Por supuesto, como padres hemos de intentar mantener la calma. La mayoría del golpes que reciben los pequeños son más el producto de un impulso que una medida correctiva sobre la que se ha reflexionado. De hecho muchos padres no quieren golpear a sus hijos, sin embargo una vez que lo hacen tiene que justificarse. De esta justificación “después de” (necesaria para verse como buenos padres) es a partir de la cual muchos padres apoyan el uso de la violencia.
No es un asunto fácil el de este artículo porque pone en cuestión mucho de los métodos tradicionales con los que se han educado nuestros mayores e incluso nosotros. Sin embargo, al igual que en el resto de terrenos el ser humano avanza, en la educación también deberíamos hacerlo. Más cuando hablamos de una costumbre asentada que enseña poco, legitima la violencia e infunde miedo (que no respeto).