¿Cómo afectará el metaverso a nuestra salud mental?
Hace tan solo unos días, el presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció la refundación de su holding de empresas (Facebook, Instagram, WhatsApp…) bajo el nombre de Meta. La nueva marca está directamente asociada al concepto hacia el que Zuckerberg y otros empresarios del mundo de la tecnología están virando sus negocios: el metaverso.
Pero, ¿qué es realmente el metaverso? ¿Es una realidad a la que ya podemos agarrarnos o, simplemente, es un concepto, una idea a partir de la cual transformar el uso de la tecnología digital? Y lo más importante de todo: ¿cómo afectará el metaverso a nuestra salud mental?
¿Qué es el metaverso?
Por mucho que el concepto de metaverso nos resulte relativamente sencillo de imaginar cuando lo entendemos, hay que decir que de momento no es más que un conjunto de ideas y de referentes. Y es que el metaverso, esa realidad paralela en la que podremos interactuar con todo tipo de usuarios como si fuera el mundo real, no es un concepto que haya nacido en estos últimos días.
Esa realidad virtual, en la que tendremos la posibilidad de relacionarnos por medio de un avatar y de diferentes dispositivos de realidad virtual, es una idea que ya hemos visto en diferentes obras de la literatura y la ciencia ficción.
De hecho, el concepto viene de la novela Snow Crash publicada por Neal Stephenson en 1992. Es una idea que también hemos visto representada en películas más actuales como Ready Player One. En ella, los personajes viven vidas paralelas entre el mundo real y un mundo virtual conformado por una gran empresa de tecnología.
La influencia del metaverso en la salud mental
Más allá de sus posibilidades de negocio y entretenimiento, el metaverso abre una serie de problemáticas relativas a la salud mental de sus posibles usuarios. También hay que decir que la psicología ya lleva tiempo ofreciendo estudios que sugieren tanto problemas como beneficios a partir del uso y disfrute de estas realidades virtuales y aumentadas.
Por ejemplo, un estudio publicado por la Universidad de Oxford habla de los posibles beneficios que la realidad virtual puede tener para pacientes con rasgos esquizotípicos. Es decir: personas con comportamientos y síntomas cercanos a la esquizofrenia. El estudio revela que la inmersión en una realidad virtual puede ser útil en entornos controlados. Principalmente, para tratar ciertas fobias y trastornos.
Para algunos científicos, ¿dónde está el problema? Que el metaverso propuesto por Mark Zuckerberg difícilmente sería un entorno controlado. Un detalle muy importante cuando hablamos de personas con rasgos esquizotípicos. Por eso, conviene investigar sobre cómo afectará el metaverso a nuestra salud mental.
Y de eso tratan otros estudios publicados por la Universidad de Cambridge, que hablan de la relación entre la aparición de delirios y el uso de la realidad virtual. Lo que defiende esta investigación es que “separarnos” de nuestra realidad ordinaria podría derivar en la aparición de síntomas cercanos a la psicosis.
Rasgos esquizotípicos en la tecnología digital
También hay que mencionar que las personas con esquizotipia tienen muchas más probabilidades de lanzarse al uso de la tecnología digital.
Se entiende que la inmersión en realidades virtuales, como el metaverso, podría constituir para muchos una oportunidad para evadirse del mundo tangible; el lugar donde nacen todos los problemas de las personas con ansiedad, depresión, psicosis y otras afecciones mentales graves.
Lo que podría proporcionar un alivio temporal también podría convertirse en un falso refugio para personas con síntomas cercanos a la esquizofrenia. Y todavía está por ver si eso convierte el metaverso en un espacio seguro para otras personas.
Según Facebook, en los próximos años, la gente pasará de verles principalmente como una empresa de medios sociales a una empresa metaversal. Lo que viene a decir la compañía es que “el metaverso es la máxima expresión de la tecnología social”. Una tecnología que nos obligará a identificar los riesgos asociados a nuestra salud mental.
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