¿Cómo cuidar la salud emocional de los niños con problemas de aprendizaje?
Cada vez sabemos más sobre los distintos problemas de aprendizaje que pueden aparecer en la etapa escolar. A medida que ha ido avanzando la sociedad, se ha puesto de relieve la necesidad de adaptar el contenido y la forma de enseñar a los niños que presentan este tipo de dificultades.
Así, se han añadido figuras de apoyo en los centros escolares y las escuelas suelen contar con especialistas, tanto en pedagogía terapéutica como en audición y lenguaje. Sin embargo, a pesar de todos estos progresos, en general se suele descuidar otro aspecto fundamental en la vida de estos pequeños: su salud emocional y los cuidados que necesitan en este plano. Ahora, la pregunta es, ¿qué podemos hacer para apoyarles y que no se sientan estigmatizados?
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
-Benjamin Franklin-
¿Qué pueden sentir los niños con problemas de aprendizaje?
Cuando un niño tiene problemas de aprendizaje es común que, asociado a estas dificultades, aparezca un malestar emocional. Así, pueden aparecer sentimientos de frustración, tristeza o ansiedad. Eso sí, no hay que olvidar que estos problemas emocionales también se dan en pequeños que no tienen dificultades en su rendimiento académico.
¿Cómo pueden los padres detectar si sus hijos están experimentando malestar? Hay diversas señales que pueden servir como una llamada de atención. Por un lado, pueden aparecer emociones como las ya señaladas, sobre todo en relación con situaciones escolares, que es posible que se manifiesten mediante llantos, preocupaciones, dolores de cabeza y estómago, y problemas de conducta.
“Aprendiendo demasiado pronto nuestras limitaciones, nunca aprenderemos nuestros poderes”.
-Mignon McLaughlin-
Tener problemas de aprendizaje no significa ser menos inteligente
Estos sentimientos pueden aparecer por diversos motivos. Uno de ellos es que, con frecuencia, los niños con problemas de aprendizaje creen que son más “tontos” que los demás. Es muy importante que los padres trabajen este tipo de creencias, ya que son erróneas.
Por un lado, los progenitores han de explicar, de forma clara y adaptada al nivel del desarrollo del pequeño, lo que son las dificultades de aprendizaje. En este sentido, debe quedarles muy claro que no están relacionadas con una inteligencia mayor o menor. Además, tienen que hacerles llegar el mensaje que sus dificultades de aprendizaje no hacen que sean menos valiosos o que las personas que les rodean les vayan a querer menos.
Esto es muy importante, ya que si los pequeños perciben que sus padres se sienten mal por este diagnóstico, van a tener la sensación de que hay algo que no está bien en ellos. En esta línea, los papás y las mamás van a tener que tomar las riendas y transmitirles una actitud positiva a sus hijos.
¿Soy diferente por tener problemas de aprendizaje?
Cuando somos más mayores, vamos entendiendo que cada uno es como es y que existe eso que conocemos en psicología como “diferencias individuales”. Pero cuando somos pequeños, lo que queremos es ser iguales a los demás niños y niñas que nos rodean, o al menos, si somos diferentes, que esta diferencia no nos perjudique. Por ello, es bueno intervenir y ayudar a que los niños entiendan cuál es el origen y las consecuencias de aquello que perciben como distinto en ellos.
Para ayudarles en este aspecto, es importante que los pequeños también reciban atención cuando aciertan y no solo cuando cometen errores relacionados con sus problemas de aprendizaje. En este sentido, puede generarse una inercia, alimentada con toda nuestra buena intención, en la que resaltemos los fallos para que los niños mejoren en detrimento de sus aciertos. En este sentido, es necesario hacer un esfuerzo por darle la vuelta a esta inercia, en caso de haberla creado ya, de manera que les reforcemos cuando hagan buenas ejecuciones.
Por último, aquí hay que evaluar también si los apoyos y las adaptaciones curriculares que recibe el niño son adecuadas. Puede que haya falta reajustarlas teniendo en cuenta las dificultades emocionales y sociales que hayan surgido, así como trabajando de forma conjunta los padres y el profesorado para conseguir un mayor bienestar del pequeño.
“La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará lo que les hiciste sentir”.
-Maya Angelou-
Tanto esfuerzo me está agotando: la sobrecarga de los niños con problemas de aprendizaje
No hay que olvidar que, en general, los niños con problemas de aprendizaje tienen que dedicarle más tiempo y esfuerzo a las tareas de clase. Este extra de concentración puede conllevar que se frustren y se enfaden, por lo que es muy importante trabajar este aspecto.
En esta línea, va a ser más motivador y fructífero para ellos ir trabajando en base a pequeños objetivos, más fáciles de asumir. De esta manera, el pequeño percibirá que va progresando, en lugar de ver ante sí una montaña imposible de escalar. Este sencillo paso es fundamental.
Y para terminar, hay otro elemento que les va a ayudar de forma considerable a potenciar su bienestar emocional: encontrar algo que se les dé bien. Es decir, alguna actividad o deporte que los niños disfruten y en la que se sientan realizados. Tener problemas de aprendizaje puede afectarles emocionalmente, pero en nuestra mano está ayudarles a que se sientan mejor.
Imágenes cortesía de Ben White, Michal Parzuchowski y Element 5 Digital.