Cómo educar a tus hijos dialogando
La familia es la institución social por excelencia en la que aprendemos a ser personas. Por eso, la buena comunicación es una herramienta muy valiosa de la que nos podemos valer como padres para lograr que nuestros hijos puedan y sepan desenvolverse adecuadamente en todas las áreas de la vida. La pregunta es, por tanto, cómo puedes educar a tus hijos dialogando.
Para responder a la misma, es importante reflexionar acerca de qué características y cómo es la comunicación en nuestro seno familiar. ¿A qué se asemeja más, a un callejón sin salida o a una autopista? ¿Se permite el diálogo o se dan concesiones a cambio de nada?
Si aprovechamos esa gran oportunidad que nos da la vida para influir positivamente en la formación de nuestros niños, fomentando una comunicación transparente y fluida dentro de la familia, obtendremos una situación ganar-ganar. Y esto redundará en beneficio de todos, en el de nuestros hijos, en primer lugar, pero también en el nuestro propio.
¿Qué tipo de padre eres?
Muchas veces los padres creen que se comunican bien con sus hijos. Pero si la comunicación consiste en aconsejar, criticar, dar órdenes, regañar, interrogar, sermonear, sin momentos dedicados a escuchar… Entonces, no se trata de un diálogo, sino básicamente de un monólogo.
Al igual que nos pasaba a nosotros de pequeños, a nuestros hijos también “les entra por un oído y les sale por el otro”. Porque frases unidireccionales no son sinónimo de educar a tus hijos dialogando, sino que se asemejan más a no mostrar ni respeto ni comprensión por sus inquietudes, problemas y sentimientos.
Esto, al final, deteriora las relaciones familiares, así como la autoestima y la autoconfianza de los hijos. En este sentido, hay ciertos roles que los padres asumen con buena intención, pero que en realidad impiden una relación sana y auténtica con los hijos.
Algunos de estos roles son:
- El general autoritario: da órdenes y amenaza para mantener la disciplina por medio del terror.
- El moralista: sermonea y aconseja todo el tiempo.
- El sabelotodo: le hace saber a su hijo que es superior a él y que siempre tiene la razón por su mayor experiencia, conocimientos y edad.
- El ácido: usa la crítica, la burla y la descalificación.
- El consolador: evita involucrarse pretendiendo que todo está bien, ignorando así los problemas.
Tips para comunicarse mejor
Un aspecto de la comunicación que parece demasiado obvio, pero que a veces se olvida cuando se trata de la comunicación entre padres e hijos, es que la misma tiene dos sentidos: hablar y escuchar. Es bidireccional y es síntoma de educar a tus hijos dialogando.
El escuchar a los hijos con respeto es una práctica vital que les da el espacio necesario para expresar sus ideas y emociones en un clima de aceptación, aunque no siempre se esté de acuerdo con lo que digan. Esto, por sí solo, significa un gran avance en las relaciones familiares y puede contribuir a educar.
Algunas ideas para escuchar de manera efectiva a los hijos y fomentar con ello su adaptación social y personal, son:
- Reflejar los sentimientos: ello conlleva ser sensibles a lo que están sintiendo nuestros hijos, para luego expresarles que los entendemos, sin hacer juicios y, por supuesto, sin ignorarlos. Por ejemplo, si nuestra hija nos dice: “¡estoy harta de mi profesora, siempre me culpa a mí por todo!”. En vez de darle un sermón y bloquear la comunicación, podemos reflejar sus sentimientos como si fuéramos un espejo, diciéndole: “veo que estás molesta con tu profesora porque es injusta contigo”. Al hacer esto, le demostramos que nos importa, que no rechazamos sus emociones y la invitamos a reflexionar con serenidad, ya que le dimos un sano espacio para desahogarse.
- Explorar alternativas: cuando los hijos nos plantean un problema o una situación que les perturba, en vez de darles consejos de inmediato, podemos estimularlos a encontrar la solución por sí mismos, haciéndoles preguntas abierta. Por ejemplo, ¿qué crees que puedes hacer al respecto? ¿Cuál crees que sea la mejor solución y por qué? De esta forma, los ayudamos a ser independientes, estimulamos el diálogo, la reflexión y les mostramos interés por sus asuntos.
Educar a tus hijos dialogando no es perder autoridad
Basta con despojarse un tanto del papel de superioridad que solemos asumir los padres. Y hacer pequeños cambios en la forma en que nos comunicamos con nuestros hijos. Muchos padres temen perder autoridad o el respeto de sus hijos si se muestran demasiado cercanos y vulnerables.
Sin embargo, si nos “bajamos del pedestal” y nos aproximamos a ellos, la calidad de la comunicación y de las relaciones familiares mejorará. Lo hará de forma significativa, ganándonos el respeto con nuestro ejemplo, en lugar de obtenerlo por miedo.