Cómo fomentar la responsabilidad en los adolescentes
Los adolescentes se encuentran en una etapa complicada; están en transición entre la infancia y la edad adulta. Por lo mismo, pueden tener comportamientos incoherentes y pueden parecer muy maduros en ocasiones, y muy infantiles en otras. Una de las frases que más repiten los progenitores de estos jóvenes es “si eres mayor para tener derechos, también lo eres para tener obligaciones”. Pero, entonces, ¿cómo podemos fomentar la responsabilidad en los adolescentes?
Ser responsables implica hacernos cargo de los propios actos y de sus consecuencias -en el sentido más amplio de la palabra-. Significa cumplir con las obligaciones, tener palabra, asumir los errores, respetar a los demás y mantener cierta coherencia en el comportamiento. El sentido de responsabilidad se va desarrollando de manera progresiva y es natural que los jóvenes evolucionen en las dimensiones descritas; en este sentido, podemos ayudarles a avanzar aplicando ciertas pautas.
¿Por qué fomentar la responsabilidad en los adolescentes?
El objetivo último de la crianza es formar personas que sean capaces de desenvolverse exitosamente en la vida real. A este respecto, la adolescencia es la última parada antes de salir al mundo, por lo que la responsabilidad ha de ser uno de los principales aprendizajes.
Es este valor el que hace que una persona sea cuidadosa en sus decisiones y tenga en cuenta sus obligaciones. Y esto influye tanto a nivel laboral, para poder acceder y mantener un puesto de trabajo, como a nivel de relaciones personales. Es la responsabilidad la que lleva a un adulto a cuidar de sí mismo, a proveerse y tomar buenas decisiones, pudiendo posponer la gratificación.
Claves para fomentar la responsabilidad en los adolescentes
La responsabilidad ha de practicarse hasta que se alcanza plenamente, y esto sigue un curso progresivo que puede fomentarse desde el hogar. Las siguientes son algunas pautas que pueden ayudar al respecto:
1. Clarifica las normas y las responsabilidades
En el desarrollo de la personalidad influyen, y mucho, las expectativas que los adolescentes perciban en su entorno. Además, es importante que sepan ante qué y porqué tendrán que responder ante el incumplimiento de alguna de sus obligaciones. Por ejemplo:
- Colaborar en el hogar asumiendo labores domésticas y de organización familiar.
- Hacerse cargo de sus tareas escolares y planificar su estudio.
- Cumplir las normas existentes respecto a horas de llegada a casa, tiempo de uso de pantallas o cualquier otra que se haya establecido.
Cada familia puede decidir qué responsabilidades se les asignan a los hijos. Una vez delimitadas, es fundamental que la comunicación sea precisa. ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Hay alternativas? ¿Qué ocurrirá en caso de incumplimiento?
2. Negocia y confía en tus hijos
Los adolescentes no son niños, por lo que en esta etapa la negociación es, aunque más cansada para los adultos, necesaria. El “porque sí” o el “porque lo digo yo” no debería ser la norma.
Los adolescentes crecen y los padres, de alguna forma, deben crecer con ellos si quieren que su papel siga siendo relevante. Así, es vital que poco a poco ampliemos el margen que les concedemos para tomar decisiones de manera autónoma. Alcanzados ciertos acuerdos, es el momento de que le des un periodo de adaptación al cambio y que le concedas el espacio necesario para que lo cumpla.
3. Permite que vivan las consecuencias
Ser responsable significa hacerse cargo de las consecuencias de los propios actos, y esta es una de las mayores lecciones a aprender en la adolescencia. Pero, para ello, es necesario que los padres lo permitan.
Si constantemente estás tras tu hijo, recordándole sus quehaceres y obligaciones, le privas de estas oportunidades. Una vez conoce sus responsabilidades, permite que elija si cumplir con ellas o no, y que experimente las consecuencias derivadas de no hacerlo.
4. Trabaja valores y hábitos saludables
El fin último de la educación es lograr que el adolescente interiorice una serie de valores, y que se mueva por ellos en lugar de por los premios o castigos. Así, como progenitor, querrás que tu hijo se acueste temprano o coma de forma equilibrada porque entiende la importancia que esto tiene para su salud, y no solo por temor a ser regañado.
Para esto, trata de explicar la razón y el por qué de cada norma; y, si alguna de ellas se incumple, no te centres en “la desobediencia” sino en la repercusión real que esto tendrá para tu hijo y su bienestar. La práctica de deportes y actividad física también puede ayudar al desarrollo de estos valores.
5. Corresponde y premia su buena conducta
Por último, recuerda que fomentar la responsabilidad en los adolescentes es un proceso que se recorre paso a paso. Así, comienza ofreciendo un cierto grado de libertades, de confianza y avanza en función de cómo responda tu hijo. Si cumple con lo acordado, si se muestra sensato y maduro, puedes ir otorgando mayor autonomía y flexibilizando las normas marcadas.
En suma, fomentar la responsabilidad en los adolescentes es prepararles para escenarios que van a encontrarse de manera cotidiana en su vida adulta. Es convertirlos en personas confiables tanto para otros como para sí mismos, y capaces de asumir el mundo adulto sin la protección del hogar. Aunque requiera paciencia y confianza, es un gran regalo que agradecerán a futuro.
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- Escartí Carbonell, A., Gutiérrez Sanmartín, M., Pascual Baños, M.C., & Marín Suelves, D. (2006). Enseñando responsabilidad personal y social a un grupo de adolescentes de riesgo: Un estudio observacional. Revista de Educación.
- Hellison, D. (1995). Teaching responsibility through physical activity. Champaign, IL: Human Kinetics.