Cómo modificar tu autoconcepto
Todos conocemos el término “autoestima”, pero no estamos tan familiarizados con otros relacionados, como el autoconcepto. Sin embargo, este es tan importante y tan clave en nuestro día a día como lo es el primero. Conocer y saber modificar tu autoconcepto puede transformar totalmente la forma en que te ves, cómo te relacionas con otros y qué ocurre en tu vida. Por ello, hoy queremos explicarte cómo lograrlo.
El autoconcepto hace referencia a la opinión, la idea o el concepto que una persona tiene sobre sí misma. Son el conjunto de definiciones que hacemos sobre nosotros y con las que funcionamos. Lo que nos gusta y lo que no, nuestras virtudes y defectos, cómo nos suele ir en cada ámbito de la vida… Por hacer un símil, sería todo aquello que contaríamos si le estuviésemos narrando a alguien cómo es una persona a quien desea conocer.
Ahora bien, tener un autoconcepto positivo o negativo puede marcar totalmente la diferencia. Este puede limitarte o impulsarte, ser un lastre para obtener tus metas y objetivos o, por el contrario, ser tu mejor herramienta de evolución personal. A continuación te contamos por qué.
¿Por qué modificar tu autoconcepto?
Como decíamos, el autoconcepto está formado por el conjunto de definiciones que haces sobre ti y las nociones que tienes respecto a quién eres. Ahora bien, esto determina cómo te sientes respecto a ti mismo, respecto a los demás y al mundo.
Por poner un ejemplo, si piensas que eres una persona perezosa, no confiarás en ti para ser perseverante a la hora de iniciar un proyecto. Si te defines como alguien con mala suerte en el amor, te causará conflicto buscar o tener una pareja. Y si sientes que siempre todo te ha ido mal, tendrás una perspectiva hacia el futuro bastante pesimista.
Por supuesto, modificar tu autoconcepto no trasformará de forma mágica tu realidad, pero sí traerá grandes cambios por varios motivos:
- Un autoconcepto positivo te ayudará a identificar las oportunidades con más facilidad. Te permitirá interpretar las situaciones de una forma más ajustada, útil y funcional para ti. Actuarás de un modo diferente y te acercará a tus metas.
Identifica el concepto que tienes sobre ti
La idea que tenemos sobre nosotros mismos se ha formado de una forma tan natural y paulatina que muchas veces ni siquiera somos conscientes de ella. Probablemente, hay muchas cosas que piensas sobre ti que ni siquiera sabías que estaban en tu mente; y, sin embargo, te dirigen desde la sombra.
Por ello, en primer lugar te proponemos un ejercicio para clarificar y traer a la luz cuál es ese concepto que tienes sobre ti. Para ello, toma un papel y un bolígrafo y comienza a describirte por escrito. Plasma quién eres como si estuvieses haciendo una carta de presentación para un desconocido.
Procura no controlar este proceso y escribe lo que venga a tu mente de forma natural. No hay límite de tiempo ni de palabras, y tampoco importa la estructura del texto. Solo procura ser sincero, no maquilles las palabras ni escribas lo que te gustaría, sino lo que es, lo que verdaderamente piensas de ti y de tu vida.
Para que te resulte más fácil, puedes realizar primero este ejercicio hablando de otra persona. ¿Qué dirías sobre tu madre o sobre tu mejor amigo si quisieras que alguien les conociera? Escríbelo y, a continuación, toma ese texto como referencia para hablar sobre ti.
Una vez que lo tengas, léelo y ve subrayando algunas áreas concretas:
- Todas las definiciones, adjetivos y etiquetas que haya en el texto (por ejemplo: “perezoso”, “introvertido”, “valiente”.).
- Las frases que comiencen con “siempre”, “nunca” o similares (por ejemplo: “siempre me rechazan” o “toda la vida he tenido miedo”.).
- Aquellas palabras o frases que resalten o llamen tu atención por su fuerte carga emocional (por ejemplo: “abandono”, “errores”, “estoy atrapado”, “no avanzo”…).
Modificar el autoconcepto para lograr tus metas
Ahora que tienes identificado tu autoconcepto, es momento de cuestionar si esas creencias y definiciones son positivas y útiles, o si es momento de cambiarlas. En este segundo caso, se trata de construir oraciones que den la vuelta a esa definición negativa. Por ejemplo:
- En lugar de “soy perezoso”, puedes escribir “soy una persona perseverante, me comprometo con mis objetivos”.
- En vez de “siempre me ha ido mal en el amor”, haz una lectura más positiva como “tengo claro lo que deseo en una relación”.
- En lugar de “me siento atascado”, afirma “veo las oportunidades fácilmente y las tomo sin miedo”.
Estas son las nuevas definiciones y nuevos conceptos por los que nos queremos guiar. Y, para ello, puede ser muy útil repetirlos cada mañana frente a un espejo, a modo de afirmaciones positivas. Y es que el diálogo interno se modifica a base de repetición y constancia.
Pero lo más importante es que comiences a actuar según estas nuevas directrices. Así, cuando estés en una situación relevante, recuerda el nuevo autoconcepto y compórtate de forma acorde. Por ejemplo, si antes posponías tu intención de hacer ejercicio todas las mañanas por considerarte perezoso, recuérdate que ahora te defines como perseverante y toma acción al respecto. Con el tiempo, estos nuevos conceptos se transformarán en la imagen real que tienes sobre ti porque se han acompañado con hechos y cambios reales.
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