Contando hasta diez: pensamientos, acciones y palabras

¿Hablas poco o hablas demasiado en una conversación? ¿Te dejas llevar por tus emociones? Contando hasta diez verás las cosas en perspectiva y podrás experimentar un gran cambio
Contando hasta diez: pensamientos, acciones y palabras
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 09 septiembre, 2023

Es fácil dejar dejarse vencer por el enfado momentáneo y, en general, por las emociones intensas. Algunas veces podemos llegar a decir o a hacer cosas de las que posteriormente podemos arrepentirnos. ¿Has pensado en lo que podrías ganar contando hasta diez antes de decir o hacer algo, estando bajo la influencia de poderosas emociones del momento?

Así es, podemos ahorrarnos muchos disgustos simplemente contando hasta diez. ¿Por qué es importante hacerlo? ¿Qué es lo que vas a ganar?

¿Cuántas veces has hablado de más?

Algunas personas sencillamente no toleran el silencio; les molesta profundamente. Por eso tienden a rellenarlo hablando constantemente, aunque sea con conversaciones vacuas e intrascendentes. Además, no solo no respetan las pequeñas pausas necesarias en una conversación, sino que elevan la voz con el afán de controlar o ser el foco de atención.

Pues bien, a la mayoría de las personas esta es una actitud que las desagrada profundamente, pues perciben que es difícil e incómodo hablar con esa persona. No resulta muy agradable presenciar un monólogo en el que uno no puede expresar su punto de vista y prácticamente no hay comunicación, o sea intercambio de ideas.

No te adelantes a hablar

En este mundo la prisa impera en casi todo. No obstante, en el terreno de la comunicación interpersonal, la prisa no es un buen aliado. Posiblemente, en alguna ocasión, ha podido pasarte alguna vez que extraes conclusiones de algo sobre lo que tienes poca información. O que te adelantas a hablar antes de que tu interlocutor termine de decir lo que quiere expresar. De igual modo, es posible que otros te lo hayan hecho a ti.

Dependiendo de la persona con la que estés, podrá permitirlo o no. Si limitamos la conversación simplemente a hablar nosotros en forma de monólogo, sin interesarnos ni preguntar al otro, nos estaremos perdiendo una gran cantidad de información valiosa de los demás.

Contando hasta diez: importancia y efectos

Muchas veces reaccionamos con una diatriba ante la menor controversia con nuestro interlocutor. Somos incapaces de contar hasta diez para darnos tiempo de pensar bien en lo que realmente queremos decir. o, de igual modo, es muy posible que esto también le pase a una persona con la que tienes relación.

¿El resultado? Decimos cosas que realmente no queremos decir y muchas veces nos arrepentimos, cuando ya es demasiado tarde para remediarlo. O simplemente nos cuesta mucho trabajo perdonarnos a nosotros mismos por lo que hemos dicho. Todo un problema por no saber esperar y pensar bien antes de hablar.

 Actuar, más que hablar

¿Te has encontrado con alguien que habla del mismo proyecto todo el tiempo, pero nunca ha hecho nada para llevarlo a cabo? Por supuesto que los planes resultan más claros cuando los planteas frente a alguien, pero lo cierto es que, además de hablar, es preciso actuar.

Si tienes en mente un proyecto interesante, compártelo con alguien si lo necesitas, pero solo para tener una perspectiva distinta a la tuya, que pueda ayudarte a enriquecer tu idea original. Después, deja de hablar tanto y dedícate a llevarlo a la realidad.

Es decir, convierte tus palabras en tu proyecto tangible. Eso te hará sentir muy satisfecho contigo mismo, además de darte credibilidad frente a los demás, pues sabrán que cuando hablas de algo, es porque no solo lo puedes vocalizar, sino que te empeñas en llevarlo a la práctica. O dicho de otro modo, tus palabras valen.

En definitiva, es muy importante saber comunicarse bien. Y esto es incompatible tanto con impedir hablar a otros, como tomar a perpetuidad la palabra sin ceder el turno en la conversación. Es necesario un equilibrio, pues comunicar significa intercambiar. Además, es importante no quedarse solo en las palabras y llevar a la práctica nuestras ideas.


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