¿Cuándo ayudamos? ¿Qué nos incita a la colaboración?
El altruismo y las conductas de ayuda son temas muy estudiados en la psicología social: descubrir qué nos incita a la colaboración es clave para desarrollar estrategias que ayuden a crear una cultura de empatía. Muchas veces ocurre que un corro de personas rodea a alguien que necesita ayuda, pero rara vez alguien se adelanta a hacerlo. ¿Qué mueve a esa persona?
Pues bien, a lo largo de estos párrafos podrás descubrir qué razones y circunstancias motivan a una persona a ayudar a los demás. A dejar a un lado los intereses individuales, sacrificar una parte y fusionarlos con los de otras personas.
¿Qué nos incita a la colaboración?
¿Cuándo ayudamos? La actitud de trabajo en equipo es sensible al contexto, pero también a las inclinaciones individuales. Vamos a verlas por separado.
Circunstancias que nos invitan a ayudar
Muchas veces es la propia urgencia de la situación la que nos incita a la colaboración o al auxilio. Dejando a un lado momentos de emergencia, como desastres o accidentes, las siguientes circunstancias del contexto nos invitan a ayudar:
- Que exista una recompensa: el feedback positivo es esencial para mantener conductas altruistas. El análisis de los costos de la ayuda está moldeado principalmente por los patrones de recompensa y castigo manejados desde la infancia.
- Que otros ayuden: observar que la ayuda es algo que se espera de nosotros también nos motiva a hacerlo. Numerosos estudios confirman esta teoría del modelado, en la que tener un ejemplo de una conducta funciona como desencadenante para la misma.
- Que tengamos tiempo para hacerlo: cuando una persona dispone de tiempo libre, es más fácil que lo dedique a los demás. Por el contrario, la sobrecarga o la acumulación de tareas pendientes nos vuelve más egoístas.
- Que existan normas culturales de responsabilidad social y reciprocidad: solo hay que comparar las sociedades individualistas con las colectivistas. En las últimas, la presión social es mucho mayor que en las individualistas cuando se trata de colaborar y trabajar por lo demás.
- Por existencia de semejanza cultural: por lo general, estamos más predispuestos a ayudar a una persona que comparta algún rasgo ideológico, racial con nosotros. Es más fácil que nos veamos a nosotros en el otro, y por lo tanto, es más fácil que le ayudemos.
Disposiciones que favorecen el altruísmo
No todo es la situación. Las personas pueden elegir colaborar o ayudar a alguien guiándose en mayor medida por su historia vital, rasgos o disposiciones que por el contexto. En este sentido, queremos destacar los siguientes aspectos:
- El buen humor: en ciertas ocasiones, estar contento aumenta las probabilidades de colaborar con los demás. Sentimientos personales sobre uno mismo, como sentirse afortunado o agradecido, fomentan el altruismo, pero cuando la felicidad es por otro esto no se cumple tanto.
- Considerar que la víctima lo merece: la atribución causal de los problemas que la víctima está sufriendo puede condicionar al observador. En líneas generales, si se considera que la víctima ha tenido mala suerte es más probable que reciba ayuda que si se percibe como que su problema es culpa suya.
- Que la persona nos agrade: obviando a los seres queridos, es más fácil que se ayude a alguien que agrada en el primer vistazo, como alguien atractivo físicamente.
- Pensar que uno mismo es altruista: si una persona se atribuye esta cualidad, será más proclive a ayudar a los demás. De hecho, dan más peso a estar haciendo algo desinteresado o lo conciben como una recompensa en sí misma.
Altruismo o egoísmo
Como conclusión, piensa en el debate del altruismo y el egoísmo. ¿Por qué ayudamos? La hipótesis del altruismo y la empatía dice que el primero está motivado siempre por la segunda y que sin ella no puede ocurrir. Es de esperar que las personas más empáticas sean más propensas a prestar ayuda, en especial, cuando nuestra colaboración en necesaria con urgencia.
Sin embargo, el egoísmo también tiene cabida en las relaciones de colaboración. Existe la situación clásica en la que ayudar a otro tiene beneficios para uno mismo, pero el egoísmo también nos incita a la colaboración a través del alivio de sentimientos negativos -como angustia o tristeza- y la conciencia.
En cualquier caso, todo aquello que nos incita a la colaboración siempre es bienvenido cuando se trata de mejorar la sociedad. Sean circunstancias o disposiciones internas, deseables socialmente o no, siempre será más fácil que nos ayuden si nos mostramos dispuestos a ayudar a los demás.
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