Cuando el fracaso nos anula como personas
Como seres humanos que somos, irremediablemente pasamos por momentos en los que nos equivocamos debido a la inexperiencia, ignorancia o simplemente porque hemos actuado como mejor nos parecía en el momento. Sin embargo, es importante saber gestionar estas situaciones, ya que el fracaso nos anula si lo vivimos como un tremendo error.
Es inevitable que en esta situación nos inunde el pesimismo, la tristeza y el desasosiego debido a que no ha sido posible conseguir lo que realmente queríamos. Es más, muchas personas pueden caer incluso en depresión debido a que no son capaces de superar lo ocurrido. No obstante, la vida no es un camino de rosas, y es por ello por lo que resulta muy importante aprender a superar estas situaciones.
¿Qué pensamientos pueden ayudar?
Cuando se extiende mucho en el tiempo la sensación de fracaso, ésta nos anula. Hace que se pierda confianza en uno mismo y que encuentre menos motivos para seguir adelante. Por ello, hay una serie de pensamientos que pueden facilitar ese tránsito hacia el bienestar.
Casi todo tiene solución
Cuando alguien sufre un fracaso se suele castigar, culpándose de lo sucedido y sintiendo que no vale para nada. De ahí que pueda entrar en un periodo de estrés, e incluso depresión. Sin embargo, después del suceso, no existe una mejor opción que superarlo y continuar el camino.
El principal pensamiento que puede ayudar a seguir adelante es plantearse si lo que se considera que se hizo tiene solución, si puede cambiarse. Como bien expresa el popular dicho: “Todo tiene solución menos la muerte“. Seguramente, lo que haya ocurrido podría haber sido peor, y aun si no es así, con toda probabilidad hay una forma de remendarlo.
En primer lugar, intenta localizar dónde se encuentra el error y, después, piensa en otras formas de actuación. En cuanto tengas en mente varias opciones, la sensación de fracaso se irá disipando. Es más, incluso tus superiores o seres queridos pueden elogiarte al ver que eres una persona resolutiva, que ante todo se crece ante las adversidades.
En el caso de que sientas que has fracasado con otra persona, la mejor forma de arreglarlo será pidiendo perdón. Muchas veces desconocemos el poder que tiene un “Lo siento, me he equivocado”. De esta forma, aparcarás el problema con la otra persona en un tiempo récord y después, podrás hacer lo que mejor consideres para recuperar la relación.
¿Te has esforzado lo suficiente?
Asimismo, muchas veces nos engañamos a nosotros mismos echando la culpa a un agente externo. Sin embargo, eso a la larga no nos ayudará a solucionar el problema. Por ello, no estaría de más, tranquilizarse y mentalizarse un poco preguntándonos lo siguiente: ¿En qué grado he sido responsable de lo ocurrido? ¿De verdad he hecho todo lo posible para conseguir que me saliese bien lo que me proponía? En caso afirmativo, no queda otra que aceptarlo y volver a intentarlo dando más de nosotros.
Igualmente, hay que responsabilizarse del error y asumir toda culpa. Esto no significa que haya que flagelarse psicológicamente con lo ocurrido, sino que se debe entender la propia implicación y modificarla en la próxima vez.
En definitiva, el fracaso nos anula si dejamos que nos pese. En cambio, si comos capaces de ver este suceso como una oportunidad para aprender y para poder hacerlo mejor, resultará una experiencia enriquecedora. Como ya dijo Truman Capote: “todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito.”