Datos fascinantes sobre los sueños
“Estamos hechos de la misma materia que los sueños, y nuestra pequeña vida termina durmiendo”
William Shakespeare
Las investigaciones realizadas alrededor del mundo de los sueños nos resultan fascinantes e inquietantes. Todos sabemos que el sueño es una necesidad biológica del ser humano, nos ayuda a organizar recuerdos, informaciones… el cerebro está increíblemente activo por la noche reorganizando experiencias y recuerdos como el ordenador más sofisticado que pueda existir.
Mientras, nuestro cuerpo descansa, repone fuerzas.
Nuestros sueños, esas complejas salas de lo onírico donde acontecen inexplicables historias son casi siempre un reflejo de nuestras preocupaciones y ansiedades, de nuestros deseos… la noche es casi siempre un mundo donde caemos sumidos en una dimensión que no comprendemos en su totalidad. Así que ¿y si conocemos hoy algunos datos más sobre el sueño?
1. ¿Por qué unas personas recuerdan sus sueños y otras no?
Seguro que tienes algún familiar o algún amigo que siempre te sorprende contándote sus sueños. ¿Cómo puede ser que los recuerden tan vivamente? Tiene una explicación sencilla. Diversos estudios como el publicado hace poco en la revista “Neuropsychophamacology” nos dicen que aproximadamente un 40% de la población logra recordar sus sueños debido una actividad diferente en sus cerebros.
Su ciclos de sueño son más cortos y suelen despertar después de finalizar la fase REM, ahí donde suelen surgir los sueños. Es decir, suelen volver a la conciencia tras una pesadilla o un sueño, y eso facilita el recuerdo. Si tú eres de los que suelen disfrutar de un sueño plácido desde que te acuestas hasta que te levantas, es probable que no recuerdes muchos de ellos.
2. El sueño alivia los traumas o los malos recuerdos
Dormir, es imprescindible para encontrar sosiego. Lo más curioso es sin duda lo que nos explica un estudio de la Universidad de California. Mientras estamos en la fase REM, nuestro cerebro experimenta unos cambios a nivel químico. El nivel de norepinefrina desciende y reduce la sensación de estrés y de dolor emocional. Es un modo que tiene el cerebro de procesar las experiencias más dolorosas. Es como si las pasara por un filtro acompañándolas de una pequeña dosis de anestésicos.
3. Sueños lúcidos: el modo de controlar los sueños
Resulta increíble pensar que pueda existir un modo de controlar los sueños. Pero no es cosa de magia, en absoluto. Se trata de los llamados sueños lúcidos. Los sueños conscientes se suceden cuando nos damos cuenta de que estamos soñando. Seguro que te ha ocurrido alguna vez. Estamos casi a punto de despertar, pero no lo hacemos del todo, sino que estamos sumergidos en un estado de semivigilia donde de pronto, podemos tomar el rumbo y el control sobre ese vasto mundo onírico.
Ocurre en especial al final de un ciclo, termina un sueño y, de algún modo, nos decimos a nosotros mismos que todo lo sucedido no ha sido real… sentimos que estamos a punto de despertar pero no abrimos los ojos. No despertamos a la conciencia, simplemente, cogemos los hilos del sueño y lo movemos a nuestro antojo. Pero hay que ir con cuidado con lo que deseamos… si ansías por ejemplo tener un encuentro erótico con tu actriz/actor predilecto, la propia excitación terminará por despertarte.
4. El olor de nuestra habitación influye en nuestros sueños
Hasta hace poco se pensaba que al caer en el mundo de los sueños, uno desconectaba por completo de la realidad. Pero parece que no es así… un estudio de la Universidad de Dresden nos dice que la fragancia que nos envuelva en la habitación, determina el contenido de nuestros sueños.
Los experimentos que realizaron fueron realmente curiosos: utilizaron desde huevos podridos, basura y fragancias tan sugerentes como la canela o las rosas. ¿Los resultados? Fascinantes. La pestilencia derivó en pesadillas y en sueños cargados de ansiedad… los sueños más agradables se sucedieron, cómo no, en aquellos casos en que el perfume agradable de una flor o una esencia envolviera a los pobres sujetos del experimento.
Como dato curioso: se descubrió que el olor a rosas mejoraba la memoria y evocaba los mejores sueños.