Dieta mental: ¿qué es y cómo puede ayudarte?
¿Cuántas veces has hecho dieta a lo largo de tu vida? Con el objetivo de cuidar tu cuerpo, escoges deliberadamente qué comer, restringes ciertos alimentos perjudiciales y aumentas la cantidad de los más saludables. Ahora bien, ¿cuidas del mismo modo tu mente?, ¿te preocupas por aquello con lo que la alimentas? Si no es así, te invitamos a conocer y probar la dieta mental.
Has de saber que tus procesos mentales son, en gran medida, responsables de cómo te sientes, de los éxitos que logras y de las oportunidades que dejas escapar. Así, si te sientes triste, frustrado o desesperado, si no te gusta tu realidad actual, revisar tu contenido mental es un importante primer paso.
¿Qué es la dieta mental?
El término dieta puede definirse como el control o la regulación de los alimentos que una persona ingiere, con el fin de lograr un fin específico. Así, existen dietas para perder peso, para ganar masa muscular, para mejorar el estado de salud… En todas ellas se toman decisiones conscientes y deliberadas de lo que se introduce en el organismo.
De igual forma, la dieta mental consiste en establecer el tipo de contenidos cognitivos que deseamos sostener, promoverlos, y descartar aquellos que no vayan alineados a nuestro objetivo. En palabras más sencillas, consiste en hacernos cargo de lo que pensamos.
Seguramente creas que esto es algo sobre lo que no tienes control: los pensamientos simplemente vienen, motivados por las circunstancias que vives en cada momento y no hay nada que puedas hacer, ¿verdad? En realidad, nuestros patrones de pensamiento no son más que hábitos, nos hemos acostumbrado (o nos han programado) a pensar de un modo determinado. Sin embargo, podemos realizar cambios al respecto.
¿Cómo puede ayudarte?
Tal vez te estarás preguntando por qué necesitarías hacer dieta mental, ¿por qué invertir esfuerzo en cambiar esa serie de patrones de pensamiento que vienen acompañándote durante años?
La realidad es que puedes experimentar transformaciones profundas y muy positivas si comienzas a ponerlo en práctica. Entre las principales se encuentran las siguientes:
1. Mejora la relación contigo mismo
La relación que tienes contigo es la más importante de cuántas hay en tu vida. Ten presente que tú estás a tu lado 24 horas al día, 365 días al año. Si esta relación no es positiva, estás conviviendo con una voz que constantemente te recuerda que no eres válido, que no mereces; te recuerda cuántos errores cometes y las veces que has fracasado, te convence de que no lograrás nada y, en definitiva, te hace sentir miserable.
La dieta mental crea el hábito de hablarse a uno mismo con amor, respeto y compasión. Moldea la imagen que tenemos de nosotros aumentando la autoestima, mejorando el autoconcepto y convirtiéndonos en nuestros mejores aliados.
2. Favorece estados emocionales positivos
La ansiedad, el miedo, la tristeza, la frustración, la desesperanza… todos nuestros estados emocionales son el resultado directo de nuestros pensamientos. Si hacemos una limpieza mental, si comenzamos a seleccionar qué tipo de creencias admitimos y potenciamos y cuáles no, el modo en que nos sentimos cambiará drásticamente.
3. Te ayuda a afrontar la adversidad
Cada vez que afrontamos un obstáculo o una adversidad, ponemos en marcha el diálogo interno. Este nos ayuda a interpretar y procesar lo que está sucediendo y decide qué tipo de acción tomaremos.
Mediante la dieta mental puedes conseguir que ese diálogo sea motivador y empoderante, que te ayude a relativizar, a mantener una actitud optimista y a considerarte capaz de salir adelante.
Con este tipo de contenidos mentales se fomenta la resiliencia y se logra una regulación emocional en los momentos más complicados.
4. Te acerca a la consecución de tus metas
Para alcanzar una meta, tenemos que convertirnos en nuestros propios entrenadores personales. Hemos de motivarnos y creer en nosotros mismos, guiarnos durante el proceso, redirigirnos cuando se haga necesario un cambio de rumbo…
Estas directrices son imprescindibles. Sin embargo, no nos las ofrecemos a nosotros mismos, por lo general. Nuestra mente divaga, no tiene claridad, y con frecuencia nos recuerda lo complicado de nuestro objetivo o lo lejos que estamos de alcanzarlo.
Con la dieta mental, educamos ese estilo de pensamiento de forma que nos acompañe de la mejor manera, haciéndonos sentir capaces y proporcionándonos el estímulo que necesitamos para seguir.
¿Cómo aplicar la dieta mental?
Aplicar la dieta mental es sencillo (que no fácil); basta con aplicar una serie de pasos que te mostramos a continuación:
- Identifica tus pensamientos predominantes, los que con más frecuencia suelen estar en tu mente. Generalmente, estos toman la forma de sentencias referentes a ti mismo, a los demás y al mundo y se presentan en términos absolutos. “Soy tímido y cobarde”, “la vida es sufrimiento”, “las personas son crueles”. Revisa también que tipo de pensamientos aparecen cuando enfrentas situaciones concretas, qué te dices a ti mismo en diversas situaciones cotidianas. Ve anotándolo y encontrarás patrones claros.
- Establece los pensamientos apropiados, aquellos con los que vas a nutrir tu mente a partir de ahora. Estos deben ser la contraparte positiva de tus pensamientos predominantes negativos. Han de resultar agradables, amables y respetuosos, ser motivadores y optimistas. Por ejemplo: “soy una persona valiosa y capaz”, “la vida tiene muchas cosas buenas”, “estoy rodeado de personas que me quieren”.
- Implementa la dieta mental. Es momento ahora tomar la decisión de comenzar a potenciar y favorecer esos pensamientos positivos, nutritivos y funcionales. Puedes adoptar el hábito de repetirlos cada mañana antes de salir de casa o cada noche antes de dormir; pero, lo fundamental es que recuerdes aplicarlos en el día a día. En aquella situación en que te asaltarían los pensamientos desagradables, decide no darles espacio y sustituirlos por estas nuevas creencias. Sé firme y perseverante.
- Prueba durante un tiempo. Si te mantienes constante durante siete días, permitiendo solo (o mayoritariamente) pensamientos positivos y constructivos, notarás una gran diferencia. Tu estado de ánimo mejorará, tus relaciones serán más satisfactorias y te sentirás más motivado y capaz de lograr tus metas.
Sé constante y verás grandes cambios
En suma, la dieta mental es un ejercicio de autocuidado, una medida que tomamos para asegurarnos de que nuestro espacio mental esté limpio y libre de toxicidades.
A este respecto, cuida también lo que escuchas y lo que ves, las personas de las que te rodeas; escoge que todos los elementos de tu vida vayan en sintonía con esta nueva dieta mental que estás iniciando. Verás como todo se transforma.
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- Germer, C. (2009). The mindful path to self-compassion: Freeing yourself from destructive thoughts and emotions. Guilford Press.
- Kaufman, G., & Raphael, L. (1984). Relating to the self: Changing inner dialogue. Psychological Reports, 54(1), 239-250.