El cerebro puede resucitar sin el cuerpo

¿Puede el cerebro tener vida propia tras el cese de la actividad del cuerpo? La neurocientífica Raquel Marín nos habla sobre dos investigaciones que nos invitan a reflexionar sobre ello.
El cerebro puede resucitar sin el cuerpo

Escrito por Raquel Marín

Última actualización: 18 mayo, 2020

El cerebro no se puede trasplantar, al menos todavía. Es el “centro de operaciones” de nuestro organismo desde el que se gestionan la mayor parte de las funciones conscientes e inconscientes que efectuamos.

Sin embargo, los estudios recientes empiezan a cuestionar el dogma de si el cerebro puede tener vida propia después de cesar la actividad del cuerpo. ¿El cerebro puede resucitar? Profundicemos.

Las neuronas perduran un tiempo tras la muerte

Una investigación realizada entre laboratorios de Berlín y diversos centros de los EEUU estudió la actividad de las neuronas en personas con daño irreversible en el cerebro y a los que se les había cesado la ventilación asistida unos momentos antes. En otras palabras, eran sujetos que estaban clínicamente fallecidos.

Los científicos observaron que, como era de esperar, las neuronas cesaron su función por la falta de oxígeno. Sin embargo, lo asombroso fue observar que aún sin oxígeno, las neuronas reanudaban una cierta actividad (denominada despolarización dispersal) que se prolongaba durante un tiempo sin causar daños irreversibles en las neuronas, incluso sin oxígeno. Posteriormente, se entraba en una situación crítica en la que los daños eran irreversibles.

Este hallazgo indicaba que las neuronas mantienen una supervivencia aún en ausencia de oxígeno durante un lapso de tiempo bastante elevado, a pesar de que los registros del electroencefalograma no dieran señales de actividad cerebral y el corazón se hubiera parado para siempre.

Esta información nos invita a reflexionar sobre los límites de la vida más allá de la muerte.

El cerebro revive fuera del cuerpo

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature ha conseguido mantener con vida los cerebros de cerdos fuera del cuerpo. Los investigadores tomaron los cerebros aislados de cerdos que habían sido sacrificados y, tras cuatro horas fuera del cuerpo, los colocaron en un sistema que permitiera mantener nutrientes y oxígeno a través de los vasos sanguíneos cerebrales.

A las seis horas de haber efectuado esta operación, observaron que las neuronas recuperaban sus funciones metabólicas, consumían azúcar y el sistema inmune empezaba a trabajar de nuevo. Posteriormente, consiguieron incluso estimular eléctricamente las neuronas y estas recuperaban de esa manera su capacidad de comunicación entre ellas.

¿Se podría resucitar el cerebro tras la parada cardiorrespiratoria e indirectamente recuperar la actividad corporal? ¿Podríamos estar a las puertas de conseguir en el futuro trasplantes de cerebro?

Un aspecto fascinante fue observar que el comportamiento de las neuronas en el cerebro no era simultáneo. Esto que sería indicativo de que las neuronas actuaban de manera autónoma con independencia de los estímulos selectivos, es decir, de la recuperación de una cierta “conciencia”.

El debate ético está abierto

Los investigadores cesaron la actividad de los cerebros a las seis horas por cuestiones éticas. Su intención no era obtener la resurrección de la conciencia, sino conseguir un modelo de estudio complejo sobre el que analizar los efectos de fármacos u otros tratamientos en la actividad cerebral.

Sin embargo, estos logros han abierto un debate sobre dónde empieza la conciencia más allá de la muerte del individuo. En la mayoría de los países, se considera una persona legalmente muerta cuando cesa su actividad en el corazón y los pulmones. El cerebro precisa de una ingente cantidad de oxígeno, sangre y energía por lo que hasta el momento se consideraba que su resurrección era inviable.

¿Se podría resucitar el cerebro tras una parada cardiorrespiratoria y recuperar de forma indirecta la actividad corporal? ¿Existen más posibilidades para descubrir cómo realizar trasplantes de cerebro en un futuro? Estas fascinantes preguntas están ahora abiertas a debate…


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • García JL, Anderson ML. Circulatory disorders and their effect on the brain In: Davis RL, editor; , Robertson DM, editor. , eds. Textbook of neuropathology. Baltimore, MD: Williams & Wilkins, 1997:715–822. 
  • Hochachka PW, Buck LT, Doll CJ, Land SC. Unifying theory of hypoxia tolerance: molecular/metabolic defense and rescue mechanisms for surviving oxygen lackProc Natl Acad Sci U S A 1996;93:9493–9498.
  • Nozari A, Dilekoz E, Sukhotinsky I, et al. Microemboli may link spreading depression, migraine aura, and patent foramen ovaleAnn Neurol 2010;67:221–229.
  • Evans JJ, Xiao C, Robertson RM. AMP‐activated protein kinase protects against anoxia in Drosophila melanogasterComp Biochem Physiol A Mol Integr Physiol 2017;214:30–39.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.