El empleo temporal causa tanta ansiedad como el desempleo
Así como hay factores psicológicos individuales que perturban la vida en sociedad, también hay factores sociales que inciden en la salud mental de las personas. Un estudio reveló que las consecuencias psicológicas del empleo temporal son muy similares a las que causa el desempleo.
El estudio fue realizado por la Universidad Nacional de Australia (ANU) y publicado en la revista Psychological Medicine. En sus conclusiones se señala claramente que el empleo temporal incrementa significativamente el riesgo de padecer depresión y ansiedad, tal y como ocurre con quienes no tienen empleo.
“Ya es una bendición, hoy, no estar formando parte de la larga lista de parados del mundo. La actitud positiva genera respuestas positivas, así es que éste es el camino. Uno se vuelve más creativo y es más eficaz en todo cuando no está enojado”.
-Jorge Bucay-
El dato es preocupante si se toma en cuenta que en todo el mundo ha ido creciendo el número de personas que tienen empleo temporal, mientras que se reduce el número de quienes cuentan con empleos formales. Esto quiere decir que el tema ya no es solo un asunto de competencia individual, sino que está causando un impacto colectivo.
El empleo temporal y sus consecuencias
El profesor Joan Benach, de la Universidad Pompeu Fabra, ha señalado que el empleo temporal afecta severamente a las personas, incluso más que el mismo desempleo. Esto se debe principalmente a que el trabajador eventual básicamente no puede reclamar sus derechos , debido al estado de inseguridad y vulnerabilidad en que se encuentra.
Algo similar opina el profesor Josep Maria Blanch, de la Universitat Autònoma de Barcelona, quien señala que el desempleado tiene la certeza de estar pasando por un mal momento. Entre tanto, quien tiene un empleo temporal vive preso de la incertidumbre, pues siempre está enfrentado al riesgo de quedar en una situación más precaria de la que se encuentra.
Esa incertidumbre es un caldo de cultivo para la ansiedad. Esta se incrementa por la tensión que supone el tolerar una situación laboral en la que se le presenta la alternativa única de aceptar las condiciones del trabajo, aunque no las comparta, o sean claramente lesivas, o dejar de trabajar. Avanza entonces sobre un desfiladero.
La vida entre paréntesis
Uno de los efectos graves de la temporalidad en el trabajo es la imposibilidad de proyectar la vida. Una persona que trabaja en estas condiciones no sabe si tendrá ingresos el mes entrante o no. Tampoco sabe si tras el término de su contrato podrá conseguir un nuevo empleo o deberá someterse al paro por un periodo indefinido.
Por eso mismo, se abstiene de tomar decisiones importantes en su vida como casarse, iniciar una nueva carrera, tener un hijo o simplemente ir de vacaciones. Todo ello queda suspendido indefinidamente, pues la incertidumbre económica así lo exige.
En un estudio de la Universitat Autònoma de Barcelona se comprobó que, al comparar a los desempleados, a los que tienen una ocupación temporal voluntaria y a quienes trabajan temporalmente porque no encuentran otra opción, estos últimos presentaban más señales de deterioro psicológico.
Caminar sobre la cuerda floja
Se ha comprobado que los trabajadores temporales también tienen una sensación más fuerte de injusticia y de discriminación. También presentan niveles más elevados de ansiedad, depresión y resentimiento. Así mismo, mayor tensión, pues su identidad se ve comprometida continuamente: hoy trabajan como dibujantes y mañana como repartidores de pizza.
Todo ello en conjunto hace que las personas en estas condiciones sean más propensas a enfermar físicamente. El estrés genera múltiples efectos en el organismo y hace que fácilmente haya un deterioro físico como consecuencia.
Recientemente, el doctor Dainius Pūras, principal portavoz de salud de la ONU, señaló que la justicia social es más determinante para tener una buena salud mental, que incluso una psicoterapia o el uso de medicación. Agregó que las sociedades justas son la mejor “vacuna” contra las enfermedades mentales.
¿Qué hacer?
Si bien en cierto que individualmente no podemos cambiar esas macroestructuras que determinan estas formas de empleo, también es cierto que cada uno sí puede contribuir a que el efecto sea menor. Es importante que individualmente tomemos las medidas necesarias para protegernos de esta situación.
Resulta conveniente que cada persona busque y encuentre la manera de generar un emprendimiento independiente o asociado a personas en su misma condición. No importa que sea modesto o pequeño, se trata de una alternativa que de cultivarse y mantenerse otorgará mayor seguridad emocional y material.
Así mismo, conviene hacer un uso inteligente del ahorro. Se trata de un hábito que vale la pena cultivar y que al internalizarlo nos protege del consumismo inútil y nos proporciona un soporte. Finalmente, desde el punto de vista colectivo es importante participar en los espacios que permiten promover el cambio social. El voto es uno de ellos, así como los espacios de reflexión y organización.
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- Blanch, J. M., & Cantera, L. M. (2009). El malestar en el empleo temporal involuntario. Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, 25(1), 59-70.