El secreto de la creatividad
La palabra creatividad se evoca en contextos muy distintos, incluso en los que pueden parecer menos creativos. En general, pensamos que se trata simplemente de realizar actos inusuales o poco convencionales. Aunque sin duda estos son señal de originalidad, no necesariamente pueden catalogarse como actos creativos en estricto sentido.
Se puede definir la creatividad como el conjunto de procesos mentales que da lugar al descubrimiento de nuevos problemas, para los que también se halla una solución inédita. Aunque los actos inusuales pueden sugerir rasgos de creatividad, solamente si construyen soluciones, en cualquier nivel, se definen como creativos.
¿Un don o una destreza?
Hace apenas algunas décadas se pensaba que la creatividad era un don casi sobrenatural, otorgado apenas a unos pocos. Los estudios sobre el cerebro y la inteligencia han demostrado que no es así. Al igual que con otros atributos, la semilla de la creatividad está presente en todos los seres humanos; pero solo algunos deciden cultivar esa semilla y hacerla florecer.
Durante los años noventa se realizaron varias investigaciones en los Estados Unidos para descubrir los secretos de la creatividad. En uno de los estudios midieron la actividad eléctrica del cerebro, en personas que estaban desarrollando procesos intelectuales y/o creativos.
Los individuos que estaban resolviendo problemas de matemáticas o decidiendo el sitio a donde irían de vacaciones, tenían cerebros que emitían ondas beta, cuya frecuencia es de 15 a 20 hertz. Los sujetos que desarrollaban actividades con mayor grado de complejidad y originalidad, como escribir un poema o hacer una pintura abstracta, mostraban cerebros que emitían ondas alfa, de 8 a 12 hertz.
Las ondas alfa también aparecen en quienes practican yoga o meditación profunda. Corresponden a un estado sereno, relajado y de atención difusa. Sí: difusa. La creatividad no parece tener mucho que ver con la concentración. Y ese es el secreto.
La hipofrontalidad: el secreto de la creatividad
Según Sharon Thompson-Schill, neurocientífico de la Universidad de Pensilvania, la creatividad fluye cuando se reduce el control sobre los procesos cognitivos. En otras palabras: entre menos restricciones le pongas a tus ideas y tus pensamientos, más creativo logras ser.
La corteza prefrontal del cerebro es la región que regula todo el pensamiento lógico. Cada vez que se te ocurre algo, o piensas en actuar, o tomas una decisión, etc., esta zona te da uno de dos mensajes: es razonable o es una locura. Si pasas por alto ese filtro, va a fluir tu creatividad. A ese fenómeno se le llama “hipofrontalidad”.
El evaluar una y otra vez las ideas que llegan a tu mente, mirando los pros y los contras, es eficaz si lo que quieres es resolver un problema práctico o funcional. Pero si tu propósito es dar lugar a una idea original, a una solución innovadora o a una creación propia, debes aprender a eliminar las restricciones impuestas por la lógica. Dejar fluir el pensamiento sin detenerte a pensar en cuan lógico es. Tener una atención difusa. Sumar peras y manzanas, a ver qué resulta.
La creatividad también tiene un componente emocional. Entre más querida y aceptada se sienta una persona, mayor seguridad tendrá en sí misma y más fácil le va a resultar eludir los cercos de la lógica formal.
En cualquier caso, la creatividad es una destreza que se puede desarrollar. No importa la edad, ni la condición. Siempre existe la posibilidad de mirar y hacer las cosas de un modo diferente.
Imagen cortesía de Alfonsina Blyde