Empatía y ecpatía, ¿cómo se relacionan?
Comencemos con un ejercicio de reflexión: en mitad de una conversación, ¿eres capaz de sentir lo que el otro siente? ¿Y de pensar lo que el otro piensa? Si esto sucede, ¿eres capaz de desvincularte de lo que el otro está sintiendo o pensando? En esto consisten las habilidades que denominamos empatía y ecpatía. En este artículo vamos a explicar por qué son términos opuestos que hacen referencia a acciones antagónicas.
Mientras que la empatía implica “saber situarse en el lugar de otra persona”, la ecpatía hace referencia al hecho “situarse en el propio”. Son dos habilidades que se complementan, puesto que cuando empatizamos en exceso nos fatigamos, nos cansamos y nos duele el cuerpo y el alma; y en consecuencia, aparece la fatiga por compasión.
“La realidad es la misma para todos, pero cada uno la ve de una manera diferente porque la enfoca desde su punto de vista particular”.
-Jose Luís González de Rivera y Revuelta-
¿Qué es la empatía?
La empatía proviene del griego em-patheia y significa de manera literal ‘sentir dentro‘. Aplicada al campo de la Psicología se entiende como la capacidad de conectar con las personas que nos rodean, y podemos hacerlo de dos formas:
- Conectando con los pensamientos y las situaciones de la otra persona: ponernos en sus botas. Esto recibe el nombre de empatía cognitiva.
- Sintiendo las emociones que puede estar sintiendo la otra persona. Pongamos un ejemplo: nuestra pareja nos cuenta el dolor que siente ante la pérdida de un familiar. En esta situación, ¿eres capaz de sentir su tristeza? Esto recibe el nombre de empatía emocional.
La empatía es un ingrediente clave a la hora de establecer la intimidad en las relaciones. Nos permite conectar y contactar con el otro. La empatía es promotora de los vínculos a través de los que nos sentimos queridos y seguros.
¿Qué es la ecpatía?
Este curioso término también proviene del griego: en concreto del término ek-patheia. Como hemos comentado, es lo opuesto a la empatía. Esto dista de significar que sea algo malo: significa ‘sentir fuera’.
Pongamos una metáfora, tu vivienda se sitúa cerca de un lugar donde son habituales las fiestas con música a elevado volumen. Imagina que eres incapaz de aislarte de tanta intensidad. La ecpatía hace referencia a nuestra capacidad para aislarnos y, más en concreto, para alejarnos de los sentimientos de los demás.
Ser empáticos es bueno, pero, ¿te imaginas ser empático todo el tiempo, a todas horas, siempre? Los seres humanos tenemos la capacidad de empatizar en momentos en los que se necesita esta habilidad y ecpatizar en las situaciones en las que la conexión emocional con otros nos hiere.
Autorregulación emocional
Transitar por la vida en solitario, además de ser duro, es imposible. Los seres humanos somos seres gregarios y sociales. En este sentido, la empatía nos permite sumergirnos en otras historias, en otras vidas y vivirlas como si fueran nuestras. Ser empático es un don. Pero dista de ser un don imposible de potenciar y mejorar: puede desarrollarse.
En contraparte, la ecpatía es una capacidad autorregulatoria y protectora. Es un acto mental, una habilidad que nos permite desconectar del tsunami emocional que podemos sentir al empatizar demasiado con los demás.
La ecpatía nos protege de la fatiga por compasión
Los individuos hiperempáticos son imanes para las emociones ajenas. Les cuesta desconectar de su intensidad y, en consecuencia, se agotan. La fatiga por compasión es el agotamiento psíquico y orgánico que ocurre en respuesta a una intensa exposición a las emociones y a las circunstancias problemáticas de los demás.
“La fatiga por compasión es el sentimiento de profunda empatía y pena por otro que está sufriendo, acompañado por un fuerte deseo de aliviar el dolor o de resolver sus causas”.
-José Francisco Campos-Vidal-
De manera paradójica, la fatiga por compasión induce el estado contrario: nos volvemos menos flexibles ante las emociones ajenas y nuestra capacidad y deseo de sostener esas emociones se desvanece. En cierta manera, la fatiga por compasión puede resultar psicológicamente traumática, ya que implica soportar el impacto de una serie de emociones de manera intensa y prolongada en el tiempo.
La ecpatía actúa como contramedida al exceso de empatía. Implica controlar con consciencia con quién, dónde y en qué sentido queremos empatizar con la otra persona. Actúa como la vacuna que nos inmuniza frente al contagio emocional de las personas que se encuentran atravesando momentos muy complicados de sus vidas (como ocurre en pacientes de cuidados paliativos).
“Desde el punto de vista intelectual, tampoco hay que confundir el punto de vista ajeno con dejarse convencer por todo el mundo”.
-Jose Luís González de Rivera y Revuelta-
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
-
Campos-Vidal, J. F., Cardona-Cardona, J., & Cuartero-Castañer, M. E. (2017). Afrontar el desgaste: cuidado y mecanismos paliativos de la fatiga por compasión.
-
Bermejo, J. (2011). Empatía y ecpatía. Revista Humanizar, 118.
-
González de Rivera Revuelta, J. L. (2004). Empatía y ecpatía. Psiquis (Madr.), 25(6), 243-245.