En el día de los derechos humanos
El mundo ha vivido en la barbarie milenariamente, intentar pensar que hemos superado la línea que nos separa del comportamiento salvaje de algunas especies, es otra de nuestras ilusiones. No nos engañemos, el día a día da cuenta, de cuán civilizados somos. No somos menos bárbaros que cuando en 1945, los países miembros de la ONU se convertían en signatarios de la Declaración de Derechos Humanos… Aún se violan a diario, los derechos de hombres y mujeres, de niños… Y eso que somos, modernos y civilizados. Nadie niega que hemos superado en alguna medida, el comportamiento de nuestros antepasados, pero el mundo sigue siendo un lugar peligroso donde vivir, dejemos de lado los informes sobre el riesgo del que permanentemente penden nuestras vidas de una confrontación mundial, como en aquel 1945 cuando Europa se recobraba de una guerra que costó la vida a millones, el horror del egoísmo humano y la barbarie… Seguimos viviendo en ese temor y seguimos intentando convencernos que somos tan civilizados…
Pero es cierto que no podemos cambiar el mundo por el solo deseo personal, no podemos tampoco ilusionarnos pensando que los políticos, tan engañosos y tan poco dados a cumplir nada, harán ese cambio que nuestra generación y las generaciones venideras merecemos. falta mucho para que el Día Internacional de los Derechos humanos sea una celebración y no una bofetada a nuestra vanidad, no somos ni por asomo un mundo donde nadie tenga una queja de haber sido rebajado en sus ilusiones y en sus derechos…
¿Cuántas veces nos tornamos en esos que despreciamos? Queremos pensar que somos más humanos y más congruentes con aquello que presumimos, y quizá si paramos un momento nuestra ajetreada vida, y nos detenemos a pensar… ¿Hemos hecho nuestro aporte?, ¿somos en realidad por nosotros mismos respetuosos del derecho de los demás? Quizá debamos tras una reflexión, reprocharnos y sincerarnos, muchas veces casi sin darnos cuenta, no respetamos el derecho de alguien más… Sobre todo en algo básico como ser aceptado tal cual es, en igualdad de condiciones. Cuando nos empeñamos en adelantarnos en la fila del supermercado ¿qué importa si había alguien más?
Total no estaba al tema y por eso se lo merece, y así podrás pensar en muchas pequeñas formas de pasar sobre el derecho ajeno. No son menos censurables, los jefes que niegan ascensos a sus subalternas mujeres por ser mujeres, a sus empleados hombres, porque son bajitos o no tienen “la apariencia que demanda el negocio”, o porque no les agradan, porque no piensan como ellos, porque son así y no asa, como les gustaría… No nos engañemos que eso también es, irrespetar el derecho de los demás. El derecho que nos merece toda persona de ser tomada en cuenta, por lo que vale como persona y no por cómo se ve o por cómo vive o lo que tiene…
El derecho de respetar hasta al que no tiene nada, porque también es una persona que tiene sentimientos y anhelos, y quién sabe si un día no nos veríamos en igual situación… Dicen que vamos camino a la extinción, parecemos empeñarnos en sentirnos agraviados por el curso que toman las cosas, nos erigimos sobre jueces de los que descaradamente faltan al derecho de todos, pero no nos detenemos a pensar cuántas veces faltamos al mismo en algo que parece insignificante, pero para alguien es importante…
Quizá un día alguien en el futuro pueda sentirse que logró vivir la vida que quería en las condiciones que esperaba, que se sintió incluido y respetado… De pequeñas cosas llegan las grandes, si lo vemos desapasionadamente de esa falta de respeto al prójimo se han construido imperios opresores y se han sufrido guerras que aún devastan el mundo… Quizá ni tú ni yo podamos cambiar el mundo, pero espero que nadie nos diga que un día hemos fallado en respetar sus derechos. Como dijo Ghandi: “el mundo no está hecho sólo con nuestros derechos, sino también con nuestros deberes, uno de ellos, respetar el derecho de los demás”.