Cómo es el estilo de crianza basado en la autoridad positiva
En una sociedad en constante cambio como la nuestra, en la que ciertos paradigmas parecen variar con cada nueva generación, resulta lógico que muchos padres se pregunten si lo están haciendo bien, si usan un estilo de crianza adecuado, si están capacitados para ofrecer autoridad positiva y tranquila a la educación de sus niños, etc.
Antaño era común que una familia estuviese formada por un padre trabajador, una madre en casa y los hijos que se educaban y criaban bajo la batuta materna. Una realidad que ha cambiado en la actualidad, cuando es mucho más común que los dos progenitores trabajen, por ejemplo.
También se dan circunstancias complejas, que van desde el estrés provocado por la falta de medios a la ansiedad producida por jornadas de trabajo maratonianas que cansan y que impiden que los padres estén tanto tiempo como les gustaría con sus hijos. Así, el rato que pasan junto a los niños puede ser que estén cansados, o incluso de mal humor.
Todo ello provoca inquietud, inseguridad, ansiedad, culpabilidad, falta de energía para hacer frente a todas las vicisitudes que se presentan, etc. Y es ahí cuando aparecen las dudas al respecto de la crianza, los límites a los hijos, las discusiones y, en definitiva, las dinámicas familiares.
La autoridad positiva, ¿cómo se entiende?
Muchos padres, al escuchar la palabra autoridad, parecen temblar. Existe cierta sospecha alrededor de un término que no todos terminan de comprender. De hecho, hay adultos que tienen miedo a que les llamen autoritarios.
¿Qué deberíamos entender por autoridad? Obviamente, los niños necesitan límites que, además, sean cumplidos. ¿Cómo se logra? Un aspecto importante es el uso de la voz, que ha de ser firme y segura, pero sin gritos, sin amenazas, sin castigos, sin agresiones verbales y sin agresividad.
Para una correcta convivencia, parece que la autoridad es necesaria. Pero hemos de desterrar esas connotaciones negativas que la acompañan, apostando por la positividad, por la conversación sana y por la firmeza tranquila y segura.
Así, podemos entender la autoridad positiva como la enseñanza de responsabilidad a los hijos. Tanto los padres como los niños deben aceptar los límites, la necesidad de actuar de forma responsable incorporando a sus quehaceres diarios tanto derechos como obligaciones.
Cómo logramos que los hijos sean responsables mediante las actitudes positivas
Veamos qué podemos hacer para que nuestros hijos aprendan a ser responsables por medio de la autoridad positiva.
“El alma se cura cuando pasamos tiempo con los niños”.
-Fiodor Dostoievski-
Normas claras
La comunicación con los hijos es básica para que entiendan cuáles son sus responsabilidades y sus derechos. Por eso es importante hacer un esfuerzo para trasmitir con claridad las normas concretas que el chico debe cumplir.
Pongamos un ejemplo. No servirá de mucho decirle al niño: “tienes que ser bueno”. Sería conveniente especificar, por ejemplo: “es importante que mantengas tu cuarto ordenado”. Luego, además, es necesario que el niño entienda por qué debe tener el cuarto ordenado y por qué ha de comportarse de una determinada forma. Así es como sabrá y entenderá mejor y, por supuesto, podrá negociar con sus padres o alcanzar acuerdos.
Normas coherentes
La coherencia es clave en todo este proceso; de manera especial, si el niño ya es mayor. Entonces, habrá ocasiones en las que los padres se tendrán que sentar a negociar.
Será más probable que el pequeño cumpla con las normas si entiende que son justas. También ayudarán a que el pequeño acepte la autoridad positiva del adulto, viéndole como persona justa y magnánima.
Consecuencias claras
Conviene que el niño tenga claras cuáles son las consecuencias de sus actos, tanto los positivos como los negativos. Por ejemplo, si no guarda un juguete en el lugar adecuado, luego existen posibilidades de que no lo encuentre, por lo que tú, como adulto, no se lo deberías guardar donde corresponda.
Si el niño pierde su juguete favorito o se queda sin helado porque se levanta de la mesa sin comer será más fácil que entienda que ciertas acciones tienen consecuencias negativas. Así aprenderá mejor que aceptar la autoridad positiva es siempre más beneficioso para él.
Negociación adecuada a la edad del niño
Como padres, hemos de ser sensibles al momento evolutivo del niño. Es lógico pensar que no podemos pedir lo mismo a un chico de cinco años que a uno de diez.
Por eso será conveniente que tengamos este detalle en cuenta en el momento de negociar con los pequeños sobre sus necesidades, posibilidades, derechos, obligaciones, rutinas, etc.
Excepciones
Además, como adultos también hemos de valorar las excepciones. Nos preocuparemos por conocer a nuestros hijos para saber de sus límites, de sus talentos, de sus anhelos y de sus posibilidades reales de cumplir ciertas normas, por ejemplo.
Así pues, dependiendo de la forma de ser nuestro hijo, tendremos que tomar decisiones y, si es bueno hacer algún tipo de excepción, hacerla.
Reconocimiento
Siempre es bueno reconocer nuestros errores como padres. Pero también debemos validar los esfuerzos que hacen los chicos por cumplir con sus obligaciones. Y, por supuesto, permitiremos que se equivoquen para que podamos utilizar la ocasión como medida de aprendizaje.
El estilo de crianza basado en la autoridad positiva puede positivo si entendemos sus debilidades y fortalezas. Para ello necesitamos equilibrio, conocimiento, tiempo, buena predisposición, sentido del humor y, sobre todo, saber administrar esa autoridad. Que no falte para que podamos disolver tensiones y llevar la vida familiar por el camino más adecuado.
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- Albert, L. (2019).
- Educando en el respeto: Hacia una pedagogía viva y activa
- . Almería: Círculo Rojo.