Estoy empezando a sospechar que el amor de mi vida soy yo
El amor de mi vida soy yo. Y decirlo en voz alta no es ningún acto de egoísmo ni de soberbia, es una reflexión que todos deberíamos interiorizar cada día como quien empieza sus mañanas con una buena taza de café.
No es egoísta quien se atiende, quien resuelve sus miedos, quien sana sus heridas, quien deja atrás lo que le hizo daño para afrontar el mañana con optimismo y resistencia. Porque si yo estoy bien, seré capaz de dar lo mejor de mi mismo a los demás. Seré capaz de ser feliz y ofrecer felicidad.
No necesito ser mejor que nadie, no necesito tener lo que tú tienes. Me basta y me sobra con ser yo mismo, con ser el amor de mi vida para ofrecerte lo mejor que habita en mi alma tranquila, en mi corazón sereno carente de odios ni rencores.
Aunque nos sorprenda, no resulta fácil llegar a este estado donde uno es capaz de amarse a sí mismo en plenitud y sin limitaciones. De algún modo, estamos casi acostumbrados a priorizar no sólo las necesidades de otros, sino que muchas veces, nos “apegamos” a cosas como si fueran nuestra única identidad: un trabajo, una casa, el dinero…
Hay muchas dimensiones que van cubriéndonos capa tras capa con una coraza donde poco a poco, perdemos esa esencia que es el amor por uno mismo.
Porque nunca debemos olvidar que si tú estás bien, el mundo va bien. Si tus pensamientos, si tus emociones no vibran con esa armonía interna que es el respeto por uno mismo, tu realidad estará distorsionada. Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre ello.
Lo había olvidado: el amor de mi vida soy yo
Puede que en algún momento llegarás a olvidar que el amor de tu vida eras tú, porque priorizaste demasiado a otras personas. O puede también, que nunca lo supieras, que ya desde tu infancia proyectaran sobre ti una inseguridad y unos valores donde nunca se te priorizó como persona.
Siempre llega un momento en que necesitamos desprendernos de cosas, de personas, de situaciones… Algunos lo llamarán egoísmo, pero yo lo llamo amor propio.
Tener amor propio no es algo que se enseñe en las escuelas, en realidad, es un aspecto que las todos nosotros vamos descubriendo poco a poco como quien encuentra un arma de poder de la que nadie le había hablado antes. ¿Por qué suele ocurrir esto?
- En nuestra sociedad nos educan y nos trasmiten el necesario valor de amar y respetar a los demás, lo cual es, sin duda, algo esencial.
- No obstante, no es común que nos inculquen la necesidad de querernos a nosotros mismos. En ocasiones, no se ve con buenos ojos el priorizarnos, e incluso que un niño diga tenga determinadas reacciones que a veces, relacionamos con un acto de egoísmo infantil.
- El amor propio, el pensar simplemente que yo soy el amor de mi vida, no es un acto de egoísmo. No desde el momento en que esta dimensión está enfocada a construir y proteger nuestra autoestima.
- Nadie se quiere a sí mismo porque se considera mejor que nadie, o con mejores méritos, o con más derechos. Nos queremos para protegernos, para conocernos mejor, para que nada ni nadie nos manipule, para saber lo que queremos y lo que no.
- El amor propio es un sentimiento que no debe avergonzarnos. Se trata no sólo de una herramienta para el bienestar interno, es mantener un equilibrio con el cual, empatizar y respetar también a los demás.
Estrategias para recordar que el amor de mi vida soy yo
Sean cuales sean las circunstancias que nos han llevado a olvidar que el pilar de nuestras vidas somos nosotros mismos, nunca es tarde para recuperar este amarre. Esta fuerza interior con la cual, volver a nuestro equilibrio para ser felices, y poder ofrecer bienestar a quienes amamos. A quienes lo merecen de verdad.
A medida que camines en los senderos de tu vida, descubrirás que lo importante no es cuántas cosas tienes, sino lo que vales…
Te invitamos a tomar nota sobre una serie de aspecto sobre los cuales, reflexionar. Toma aire y piensa en ellos detenidamente, para recordar sin reparos que efectivamente, el amor de tu vida eres tú.
- Mantén un diálogo interno: analiza qué aspectos y situaciones cotidianas vulneran tu autoestima, y te alejan de quien eres en realidad. Tal vez debas dejar determinadas cosas, e incluso algunas relaciones puntuales.
- Empatiza contigo mismo: estamos seguros de que empatizas con todo aquel que tienes ante ti. Comprendes su situación, su dolor, sus necesidades… pero ¿y las tuyas? ¿qué te dirías a ti mismo si estuvieras ante ti?
- Eres auténtico, único e irrepetible. No es un slogan, no es una frase hecha. Es una realidad que debes empezar a creer desde hoy mismo. Dispones de virtudes, características y de una esencia que te hacen único en este mundo, y por tanto, importante.
Atrévete a quererte y a dedicarte lo que mereces, porque quererte a ti mismo no es en absoluto dejar de amar a los demás. Es reconocerte y hacerte feliz, porque cuando uno empieza a ser feliz, llegan las mejores cosas de esta vida.
Imágen cortesía Pascal Campion, Helene B. Jacson