Suicidio: factores de riesgo y factores de protección
¿Por qué el suicidio se ha convertido en un tema olvidado del que nadie habla? ¿De qué manera se ha convertido en un tabú? Si queremos poner solución a un problema, el primer paso es aunar suficiente información sobre el mismo. De lo contrario, la solución que pongamos no resultará eficaz y los esfuerzos no habrán servido para nada.
Por eso, es importante identificar los factores de riesgo que están asociados a la conducta suicida, tanto a nivel individual como a nivel ambiental. Igual de importante es identificar los factores de protección que pueden ayudar a evitarla o reducirla. De esta manera será más fácil saber qué es lo que está ocurriendo y qué podemos hacer al respecto.
El suicidio: uno de los problemas sociales más graves
Según la OMS, el suicidio está e ntre las primeras quince causas de muerte a nivel mundial y es la primera causa de muerte violenta. España, aunque no está entre los países con tasas más altas de suicidio, la tendencia es creciente.
Se estima que en nuestro país se suicidan nueve personas cada día. Esto supone un problema de salud pública prioritario, ya que más de un millón de personas se suicidan al año en todo el mundo. Estas cifras van en aumento en los últimos años y, además, se estima que van a seguir creciendo próximamente.
Las consecuencias que esto tiene sobre la calidad de vida de la población no son pocas. Principalmente por el impacto psicológico y social que recae sobre las personas más cercanas. Estas se ven profundamente afectadas a nivel emocional, social y económico.
Es por eso que se considera cada vez más importante estudiar e identificar los factores asociados a esta conducta para poder llevar a cabo programas de prevención e intervención. Sobresale de forma especial si analizamos las causas de fallecimiento en la población adolescente, ya que el suicidio es una de las tres principales causas de muerte entre los jóvenes de 15 a 24 años.
¿Qué podemos hacer para prevenir la conducta suicida?
Si se quieren poner en marcha medidas preventivas en relación al suicidio, lo primero que debe hacerse es estudiar cuáles son los factores de riesgo y de protección. Identificarlas nos puede dar pistas sobre cómo y cuándo se debe intervenir. Aún así, no todo el peso recae sobre dichos factores. También influye de manera importante cómo es el paciente, en qué situación de su vida se encuentra y qué eventos vitales estresantes puede desencadenar la conducta suicida.
Los trastornos mentales se consideran uno de los factores de riesgo más importantes y prevalentes en cuanto al suicidio. Es por eso que se le ha dedicado especial atención a este aspecto en muchos estudios que se han llevado a cabo a lo largo del tiempo sobre este tema. Entre dichos trastornos destacan el trastorno bipolar, la depresión y los trastornos psicóticos (ej. la esquizofrenia). En cuanto a otros factores de riesgo, se podrían destacar:
- Intentos previos de suicidio.
- Historia familiar de conducta suicida.
- Eventos vitales estresantes: divorcio, dificultades económicas, etc.
- Apoyo socio-familiar inadecuado o inexistente.
- Etc.
A pesar de lo anteriormente dicho, no hay que olvidar que también existen factores de protección. Los factores de protección se definen como aquellos factores que disminuyen la probabilidad de que se lleve a cabo el suicidio aún cuando están presentes varios factores de riesgo. Dentro de estos factores de protección se encuentran:
- Habilidad para las relaciones sociales.
- Confianza en uno mismo.
- Tener hijos.
- Apoyo sociofamiliar de calidad.
- Etc.
Una buena opción para prevenir el suicidio
Podemos concluir que el suicidio es algo más que un conjunto de factores individuales. Así, un trastorno mental no lo provoca por sí mismo, el entorno también tiene mucho que ver en ello.
Del mismo modo, existen factores de protección tanto a nivel personal como a nivel ambiental. Esto siempre es positivo. Cuantos más factores de protección se den en una persona con cierto riesgo de llevar a cabo una conducta suicida, más fácil resultará intervenir o prevenir en esa persona.
Todo lo anterior abre el camino para la que la tendencia actual se invierta. Por lo tanto, una buena opción sería diseñar programas de prevención dirigidos a personas que, por su situación, encajan en el perfil. Todo ello sin olvidar potenciar los factores de protección que ya existan, por escasos que sean.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.