Habilidades psicológicas para adquirir nuevos hábitos
Ahora que estamos cerca de finalizar el año empezamos a ponernos propósitos como empezar a ir al gimnasio, comer de una manera más saludable o comenzar a practicar meditación. Sin embargo, nuestra motivación, una vez que nos ponemos a ello, apenas dura unas dos semanas. Adquirir nuevos hábitos siempre es difícil.
Para evitar volver a fallarnos cuando deseamos incluir un nuevo hábito, es necesario tener en cuenta cuatro habilidades psicológicas que expondremos a continuación y que nos permitirán saber, ya desde un principio, si lograremos de verdad llevar a cabo ese nuevo hábito o, por el contrario, lo echaremos por tierra como muchos otros.
¿Está alineado con lo que deseamos?
Una de las primeras habilidades psicológicas para adquirir nuevos hábitos es examinar si en verdad deseamos incluirlos en nuestra vida o no. Tal vez no queremos apuntarnos al gimnasio, pero como es un propósito que muchas personas se plantean, lo adoptamos como propio sin reflexionar previamente sobre ello.
Antes de plantearnos cualquier objetivo o nuevo hábito, debemos darnos un tiempo para saber si está alineado con lo que deseamos. ¿Se ajusta a nuestro estilo de vida? ¿Es algo que queremos nosotros o desean los demás? Podemos escribir sobre todo esto en un cuaderno para volver sobre él y aclarar ideas cuando no lo veamos claro.
Si nos esforzamos por adoptar un hábito que, en realidad, no deseamos estaremos perdiendo el tiempo.
Analicemos los pensamientos y sentimientos que aparecen
Una vez hayamos sabido discriminar qué hábitos deseamos adquirir y cuáles no, ¿qué ocurre cuándo adquirimos nuevos hábitos? ¿Cuáles son los pensamientos y sentimientos que suelen aparecer? Algunos de ellos pueden ser la pereza, el cansancio e, incluso, el miedo. Aunque no sepamos identificar muy bien lo que sentimos, sí sabemos que es algo desagradable que nos insta a tirar la toalla rápidamente.
Para llevar a cabo esta segunda de las habilidades psicológicas para adquirir nuevos hábitos debemos detenernos, sentir esa emoción y escribirla en un diario. Después, podemos exponer qué es lo que hacemos para aplacarla. ¿Quizás ver la televisión? ¿Comer en lugar de salir a caminar? Esto es muy importante, ya que conseguiremos detectar aquellas trampas en las que caemos para evitar adoptar el nuevo hábito que queremos.
Pasar a la acción sin excusas
Ahora que ya sabemos los hábitos que están alineados con lo que queremos y, también, las trampas en las que solemos caer para no llevarlos a cabo, es importante pasar a la acción. De nada sirve quedarnos en nuestros pensamientos, deseando hacer algo que, al final, no se hace realidad.
En este punto, es necesario que a pesar de todas las emociones que puedan instarnos a quedarnos en casa en lugar de ir al gimnasio o en postergar la alarma que nos está avisando que es hora de meditar, lo hagamos.
Recordemos los motivos por los que queremos incluir este nuevo hábito en nuestra vida. Revisemos la libreta en la que escribimos si este estaba alineado con nuestros deseos o no. Tras esto, pasemos a la acción. La sensación de bienestar que nos inundará después de haber hecho lo que queríamos será muy gratificante.
“Recuerda que la verdadera decisión es medida por el hecho de haber tomado acción. Si no hay acción no has tomado una decisión”.
-Tony Robbins-
Comprendamos que fallaremos más de una vez
Es importante que tengamos claro que para adquirir nuevos hábitos es necesaria la práctica. Tampoco debemos castigarnos por haber fallado. Somos humanos y gracias a los errores podemos aprender para volver a intentarlo de una mejor manera. Por eso, es posible que intentemos iniciar un hábito múltiples veces.
Si tenemos en cuenta todas estas habilidades psicológicas, es posible que ese hábito que tanto nos costaba incorporar empiece a estar presente diariamente en nuestra vida. Si conseguimos mantenerlo el tiempo suficiente, como un mes, al final se convertirá en una parte de nuestro día a día que haremos de manera automática como lavarnos los dientes o las manos antes de cocinar.
Adquirir nuevos hábitos es siempre algo difícil. Nos acostumbramos a nuestra rutina y cuando intentamos incluir algo que la va a modificar, al menos en parte, parece que nuestros pensamientos hacen todo lo posible para evitar esto. No obstante, todo es cuestión de constancia. ¿Qué hábitos has conseguido ya integrar?