Hormesis, o por qué pequeñas dosis de estrés son saludables
La hormesis es un principio evolutivo según el cual la exposición a una pequeña dosis de algún agente tóxico o dañino activa la capacidad del organismo para adaptarse a dosis más altas del mismo estímulo. Como quien dice, “lo que no te mata, te hace más fuerte”.
El concepto de hormesis, hasta el momento, es aplicable a diferentes estímulos negativos. Se sabe que es un principio que funciona con venenos, calor, radiación, antibióticos, metales pesados, oxidantes, ejercicio y restricción alimentaria, entre otros. Todos esos elementos generan un estrés en el organismo, pero en bajas dosis se convierten en una especie de antídoto frente a los daños.
El tema de la hormesis todavía genera debates entre los científicos y no tanto por su validez, sino por su alcance. Lo cierto es que este mismo principio es aplicable al estrés psicológico. Esto significa que el estado reiterado nos prepararía para sortear con mayor éxito las situaciones altamente estresantes.
“En esto consiste la hormesis, una palabra que proviene del griego y significa ‘estimular’. Una dosis alta de casi todo mata, pero una dosis baja es más saludable que cero”.
-Darío Pescador-
Una historia sobre la hormesis
El concepto de hormesis como tal es novedoso, pero se trata de un principio que se intuía desde hace mucho tiempo. La siguiente historia lo corrobora. El rey Mitrídates el Grande, que gobernó el Ponto un siglo antes de nuestra era, fue un experto en venenos.
Desde muy pequeño empezó a probar venenos de todo tipo, en cantidades muy pequeñas. No era el único que realizaba esta práctica, pero sí se convirtió en uno de los más famosos. Lo cierto es que cuando fue derrotado por Pompeyo, en la que sería su última batalla, intentó suicidarse con un veneno, pero este no le produjo ningún efecto. Por eso tuvo que pedirle a un mercenario que lo atravesara con su espada.
La anécdota se volvió tan famosa que en la actualidad a esta práctica se le conoce como “mitridatismo”. En países como Brasil y Australia, algunas personas han logrado la inmunidad total a venenos de serpientes y otras víboras siguiendo el mismo procedimiento de Mitrídates. Esta es una primera evidencia de que la hormesis es una realidad.
Es cuestión de método
El enfoque que se ha impuesto frente a la exposición a agentes o situaciones tóxicas es el de evitar hacerlo. Sin embargo, el principio de la hormesis contradice este postulado. Los ejemplos al respecto son muchos. Uno de ellos es el de las personas adictas a la heroína. Para alguien que no lo es, una dosis de solo 200 mililitros es letal. Quienes consumen esa sustancia de forma habitual toleran hasta tres veces esa dosis.
Algo similar se ha visto entre los supervivientes a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, como lo indica un estudio. Los que estaban cerca del punto de impacto murieron, sufrieron graves daños y desarrollaron cáncer en los años posteriores. En cambio, entre quienes estaban lejos de tal punto se han presentado menos casos de cáncer que el de los japoneses en general.
Todo en conjunto nos lleva a la vieja tesis de Paracelso: “todo es veneno y nada es veneno, solo la dosis hace el veneno”. Así mismo, a una nueva premisa que se está abriendo paso poco a poco: el estrés es bueno para la salud. La clave está en la dosis. Si es mucho y aislado, puede hacer daño. Si es moderado y periódico, parece generar efectos adaptativos.
Sacar provecho de la hormesis
Hay prácticas que generan estrés al organismo y, sin embargo, resultan saludables. Entre ellas, dejar de comer por un ayuno intermitente, por ejemplo. Así mismo, el ejercicio o el cambio súbito de temperatura (calor/frío) que se emplea con frecuencia en la cura de lesiones.
Según algunos estudios, las mitocondrias se vuelven más resistentes a la oxidación cuando aumenta el nivel de radicales libres. Esto parece contradictorio en un principio, pero se ha verificado científicamente. Por eso el ejercicio, que provoca estrés al organismo, ayuda a ralentizar el envejecimiento.
Es importante recalcar que la hormesis solo es eficaz cuando se aplica la dosis correcta de radiación, tóxicos, ejercicio, ayuno, etc. Es nociva una dosis o frecuencia inferior, como también lo es una superior. Lo que sí queda claro es que pequeñas dosis frecuentes de estrés son saludables.
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