Hoy el sol me ha enseñado lo que la luna me quería esconder
Hoy el sol me ha enseñado lo que la luna me quería esconder, y es que los niños son potencialmente más fuertes que sus miedos, aunque ellos no lo sepan. A veces solo necesitan que el sol ilumine sus recursos para que las sombras de la noche, que traen las pesadillas, no perturben sus sueños.
Otras veces solo necesitan que les enseñemos habilidades nuevas para que, como si de un súper-héroe se tratara, disfruten combatiendo aquello que les desvela. Son niños, pero poseen el mejor de los recursos, cuentan con la imaginación. Una capacidad creativa que al igual que le da forma a sus monstruos, también es la su mejor arma para combatir contra ellos y vencerlos.
La luna nos enseña sus monstruos
La luna nos enseña a sus monstruos porque en la oscuridad somos más vulnerables y es cuando nuestros miedos salen a la superficie. Las pesadillas son secuencias de imágenes en forma de historias que parecen reales. Así, al ser por naturaleza desagradables, provocan miedo, ansiedad u otros estados emocionales desagradables.
Las pesadillas, al igual que los sueños, pueden tener un significado claro sobre algo que hayamos visto o vivido. Pueden aludir a la película de terror que vimos la tarde anterior, o pueden ser una serie de imágenes que nos provoquen ansiedad, pero a las que no sepamos otorgarles un sentido o un origen.
No todas las pesadillas o los sueños tienen su sentido, por mucho que las creencias populares o libros como “La interpretación de los sueños” de Freud -escrito en 1900- nos lo han hecho creer. Recalco que es un libro escrito a principios del siglo XX y que la psicología ha evolucionado desde entonces, y mucho, afortunadamente.
Existen sueños o pesadillas interpretables y útiles, sí, y son aquellas que suelen ser repetitivas, sobre todo en épocas de estrés. Además, hay diferentes sueños que se suelen encontrar en diferentes épocas y culturas y que tienen su significado evolutivo, pero no un significado personal.
A no ser que éstas se produzcan en el ámbito de unos abusos o de una reexperimentación de un estrés postraumático, por ejemplo. Pero, para la mayoría de las personas, tanto los sueños como las pesadillas, rara vez tienen contenido tan significativo como para tenerse en cuenta en la realización de una terapia psicológica.
Los sueños y su correlato fisiológico
Los sueños, al igual que las pesadillas, se producen por descargas neuronales en diferentes partes del cerebro. Estas descargas permiten la limpieza de los desechos cerebrales producidos durante el día, el descanso del cerebro y la consolidación de la memoria y los aprendizajes.
Por lo que las pesadillas tienen una función fisiológica y es que son producidas por la actividad cerebral, que junto con diversos neurotransmisores, hace que el cerebro descanse. Por ello, las ensoñaciones son mayores en épocas de estrés, cuando el cerebro se encuentra más activado y por tanto necesita más descanso. Así que los sueños o pesadillas son más útiles en cuanto a su porqué, que en cuanto a su significado.
Hay que recordar que las pesadillas se producen en la fase de sueño REM y que por ello podemos recordarlas y despertarnos con cierta facilidad cuando lo pasamos mal en un sueño. Cosa muy diferente a lo ocurrido en los terrores nocturnos, que se presentan en las fases de sueño profundo. Sobre todo en la Fase IV, provocando una gran activación fisiológica de manera que no los recordamos al despertar, aunque el sueño nos produzca gran malestar.
Una vez puesta a la luz del sol la pregunta de qué son los sueños y remarcada su importancia sobre el descanso cerebral que conllevan, aprendamos cómo manejar las pesadillas de los niños cuando son muy frecuentes y hacen que el momento de irse a la cama resulte muy aversivo.
El sol nos enseña como vencerlos
Aunque los adultos también sufrimos las pesadillas, en los niños son mucho más frecuentes, pudiendo llegar su prevalencia al 50% de los niños entre 3 y 5 años. Además, su prevalencia disminuye a medida que nos hacemos adultos.
La luz del sol nos enseña a vencer los miedos. Es así porque mediante la Terapia de ensayo en imaginación (IRT) podemos modificar durante el día el final de nuestras pesadillas. Así, los niños les habrán ganado la batalla durante el día y no aparecerán durante la noche o lo harán de forma muy débil.
Como he dicho más arriba, a no ser que las pesadillas sean un síntoma de un trastorno o de abusos, su contenido resulta irrelevante, por ello el tratamiento a utilizar es la modificación de su final. Aunque esto te parezca una tontería, diversos estudios otorgan éxito a esta técnica en adultos y en niños se considera probablemente eficaz.
La aplicación de la IRT es muy sencilla, necesitando solo de tres sesiones que pueden ser grupales y el entrenamiento en el propio domicilio. En ella se incluyen ejercicios de visualización de escenas agradables y la reescritura de un nuevo guion para la pesadilla para ensayar su cambio.
Así que, si sufres con tus pesadillas porque no puedes descansar bien por las noches, te recomiendo que solicites ayuda profesional para poder vencerlas. Porque, a veces, la luz del sol nos da la clave para visualizar nuestros miedos con un final distinto y así poder vencerlos.