La actitud positiva estimula la memoria
Arriesgarse, ver la oportunidad en medio de la dificultad, confiar en uno mismo, aprender de los errores, tener un buen sentido del humor…. Todas esas dimensiones actúan no solo como un buen sostén psicológico. Un estudio reciente nos revela además que una actitud positiva estimula la memoria y consolida los aprendizajes y las experiencias.
Desde que Abraham Maslow asentara en 1950 las bases de la positividad como ciencia, este enfoque no ha hecho más que ganar fuerza. Fue en la década de 1990, cuando Martin Seligman quiso dar un giro a la psicología y, para ello, dejó de centrarla en el campo de los trastornos y los déficits. Decidió enseñar a las personas a desarrollar sus fortalezas para alcanzar una vida resiliente, feliz y satisfactoria.
Ahora bien, en la actualidad, hemos dado paso a una segunda ola de la psicología positiva. Figuras, como el psicólogo Paul Wong, van un poco más allá para recordarnos que la existencia humana tiene siempre un lado oscuro. La metáfora que se usa es la del ying y el yang, la luz y la tiniebla.
De este modo, la actitud positiva parte ahora de la capacidad para asumir y afrontar las adversidades cotidianas, aceptando aspectos como el fracaso, el error, la pérdida o incluso la muerte. Esas habilidades actúan, además, como valiosos mecanismos psicológicos para el cerebro. Tanto es así que este enfoque nos permite incluso proteger el deterioro cognitivo asociado al paso del tiempo.
La actitud positiva estimula la memoria: características que pueden ayudarte a lograrlo
Un estudio reciente revela que la actitud positiva estimula la memoria. Ha sido un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern, en Illinois, Estados Unidos, el encargado de realizar este trabajo que ha tenido una duración de casi 19 años. Así, casi 1000 personas se sometieron a un riguroso seguimiento entre 1995 y el 2014 para averiguar la relación entre la mentalidad positiva y el rendimiento cognitivo.
Los resultados fueron muy indicativos y demostraron algo que, en cierto modo, ya venía intuyéndose. Las personas con adecuadas habilidades psicológicas para manejar las dificultades cotidianas con optimismo llegaban a edades avanzadas con un buen rendimiento en memoria. Es más, la actitud positiva también se correlaciona con una mejor salud física y esperanza de vida.
Esta conclusión no hace más que reforzar muchas de las conclusiones de otros trabajos. No obstante, y debido a la ingente cantidad de libros publicados sobre la psicología positiva, en ocasiones se tiende a distorsionar ligeramente lo que entendemos por positividad o actitud positiva. Por ello, merece la pena profundizar en esos aspectos que nos pueden permitir ver la vida de manera esperanzadora y, a su vez, contribuir al fortalecimiento de nuestros procesos cognitivos.
Ver la oportunidad en medio de la dificultad
Ser positivo deriva básicamente de un concepto: saber posicionarse. No estamos, ni mucho menos, ante un comportamiento pasivo, de ese que se limita solo a confiar en que el destino siempre le será propicio.
Al contrario, la actitud que nos permite desarrollar nuestras competencias psicológicas es aquella que se esfuerza, que idea, analiza, que reflexiona e intenta siempre ver la oportunidad en medio de las dificultades.
Focalízate en las posibles soluciones y no solo ante el problema
La actitud positiva estimula la memoria porque nos anima a mantener el cerebro activo, a afinar cada proceso cognitivo, a potenciar competencias como la observación, la deducción, la atención, el análisis… De este modo, los enfoques más derrotistas siempre tenderán a poner la atención en los problemas y no tanto en las posibles soluciones.
La negatividad solo ve muros, la mente positiva, en cambio, atisba posibilidades y para ello, diseña no una, sino múltiples soluciones, salidas y respuestas para afrontar ese desafío.
Amplía perspectivas, el valor de ver más allá de lo que tenemos en frente
En medio del caos y la dificultad es común que nos limitemos a ver lo que tenemos más cerca. Abruman las facturas por pagar, el trabajo que pende de un hilo y que se puede terminar. Asusta esa relación que está perdiendo complicidad, ilusión, afecto… Cuando el día a día no es fácil, la mente actúa en modo zoom: se centra en lo complicado y lo hace más grande.
Esa no es una buena estrategia. Lo más idóneo es ampliar perspectivas, crear un gran angular y ver las cosas en distancia y de manera más relativa. Al ver las cosas en distancia restamos intensidad negativa a lo que nos atasca con ello, se reduce el estrés.
Es así como deducimos, por ejemplo, que la dificultad en el trabajo puede ser algo temporal. Nos decimos también que quizá, si al final esa relación no madura y se rompe, tal vez sea lo mejor para nosotros a largo plazo. Toda tarea que nos permita reducir el estrés actúa como un mecanismo catártico para el cerebro. Todo ello revierte en nuestras funciones cognitivas como la memoria.
Errar y perder, una oportunidad para aprender
Uno de los principales propósitos de Paul Wong en su reformulación de la psicología positiva, era dotarla de adecuadas estrategias para la gestión del estrés y la capacidad para afrontar aspectos como la pérdida, las decepciones, los errores…
Solo cuando aprendemos a sobrellevar y superar los problemas cotidianos, logramos dar un significado a la vida para sentirnos más libres y realizados.
La actitud positiva estimula la memoria (y las relaciones estimulantes pueden ayudarte)
Hay personas que te estresan y personas que te inspiran. Si deseamos ganar en salud mental, es conveniente recordar un dato que nos revelan en el estudio citado. La actitud positiva estimula la memoria porque muchos de los que aplican esta mentalidad se rodean de figuras estimulantes.
¿Qué significa esto? Significa que el optimismo también se contagia y que siempre es bueno rodearse de gente que nos trae esperanza, que nos invita a aprender, a experimentar, a ser más flexibles en nuestras ideas… Las relaciones sociales de calidad, que nos estimulan mental y emocionalmente, también revierten en la memoria.
La mente positiva es aquella que, aun en medio de las dificultades, confía en sus propios recursos para hacer que las cosas vayan mejor o, al menos, que tengan un sentido. Todo ello enciende, activa y refuerza muchos de los procesos cognitivos más básicos. Vale la pena intentarlo, ponerlo en práctica…
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- Emily F. Hittner, Jacquelyn E. Stephens, Nicholas A. Turiano, Denis Gerstorf, Margie E. Lachman, Claudia M. Haase. (2020). Positive Affect Is Associated With Less Memory Decline: Evidence From a 9-Year Longitudinal Study. Psychological Science, 095679762095388 DOI: 10.1177/095679762095388
- Ivtzan, I., Lomas, T., Hefferon, K., & Worth, P. (2015). Second wave positive psychology: Embracing the dark side of life. London, UK: Routledge.
- Wong, P. T. P. (2011). Positive psychology 2.0: Towards a balanced interactive model of the good life. Canadian Psychology, 52(2), 69-81.