La autoestima física: acepta tu cuerpo

La autoestima física: acepta tu cuerpo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 22 junio, 2019

No queremos mirarnos en el espejo, nos aterra tomarnos fotografías e incluso usamos editores en el ordenador para quitar “lo feo” de nuestro cuerpo en las imágenes. La moda, las presiones sociales, las comparaciones… son todos enemigos íntimos que nos hacen mucho daño y van eliminando el poco amor que tenemos por nuestro cuerpo.

El cuerpo, entendido como el lugar que nos da una entidad física y nos permite actuar sobre el mundo externo es una parte más que importante de nosotros, junto a las emociones y pensamientos forman un “todo”, eso que nos diferencia del resto. Los cánones de belleza actuales y la percepción errónea de lo que es la salud nos llevan a odiar esa cáscara que nos envuelve.

Comprender el cuerpo

Para poder ofrecer todo el respeto que se merece a nuestro cuerpo, una buena idea es empezar por entenderlo. No es un rufián que quiere hacerte mal, sino que habitualmente se comporta de manera perfecta y en su complejidad puedes encontrar un gran aliado. especialmente si sabes interpretar sus señales.

Aún cuando no lo cuidamos lo suficiente, el cuerpo es esa barrera o ese escudo que nos protege de los ataques ajenos. Muchas veces somos nosotros mismos los que perjudicamos a ese amigo tan especial comiendo lo que no es saludable, haciendo dietas excesivas o no poniendo demasiada intensidad en el deporte que practicamos…

joven mirándose al espejo

Ese cuerpo al que tanto aborreces y no quieres ver reflejado en el espejo, que escondes apagando la luz en la intimidad con tu pareja o que evitas mostrar llevando ciertas prendas es el que te acompañará por el resto de tu vida. Tienes el poder de cambiarlo o mejorarlo, pero eso es en ocasiones, incompatible con que le quieras.

El cuerpo y la moda

Los medios de comunicación, la publicidad y la sociedad tienen tanto poder como para lograr que una muchacha deje de comer para parecerse a una modelo o que un chico se lo pase en el gimnasio levantando pesas para ser tan atractivo como los actores de Hollywood.

Sin embargo el significado de “belleza” (en lo que al cuerpo se refiere) es bastante relativo y se va modificando con el tiempo. Por ejemplo en el Renacimiento las mujeres hermosas eran las que hoy necesitan tallas especiales. En la cultura árabe, las chicas demasiado delgadas no son las más buscadas por los hombres para casarse. Y como estos podríamos dar decenas de ejemplos.

Más allá de lo que la moda imponga, lo cierto es que el cuerpo es la mejor máquina tecnológica con la que contamos. Que le cambiarías alguna parte, pues claro, todo es mejorable. Pero por eso no tenemos que despreciar lo que ya es.

¿Te gusta tu cuerpo?

La mayoría de las personas están disconformes con su cuerpo. Los delgados quisieran ser más corpulentos, a otros les gustaría tener un cuerpo más estilizado, los altos están cansados de ver el mundo desde arriba y los bajos de tener la sensación de que no les toman en serio.

Mujer enfadada con su imagen

Si has respondido que “no” a la pregunta de ¿te gusta tu cuerpo? Que sepas que eres como una gran parte de la población y te invitamos a que des paso a otros interrogantes: ¿por qué no te agrada?, ¿qué te lleva a no estar feliz con él?, ¿de qué manera lo puedes mejorar?, ¿hay áreas que sí te gustan?

Para cambiar cierta parte del cuerpo tienes que pensar si realmente es necesaria esa modificación. Identifica la razón de querer este cambio, ¿es porque no te gusta en sí o por comparación con otros? En cualquier caso, si pretendes convertir la tarea de cambio en un asunto serio, lo mejor es que consultes con algún profesional y dejes que te asesore.

Empieza a aceptar tu cuerpo

Aceptar no quiere decir quedarse de brazos cruzados y que nada cambie. Significa empezar el día queriéndote y entendiendo la belleza que escondes y también la que muestras. Un ejercicio que te puede ayudar consiste en situarte frente al espejo, a ser posible sin ropa, y analizar cada centímetro, prestando mucha atención a lo que ves y a las sensaciones que te ofrece.

Puede que sientas cierto rechazo al principio, pero pasados los primeros minutos te acostumbrarás. Posa tu mirada en el cabello, en el rostro, en el torso, en las piernas. Detente en lo que más te guste: tu nariz, tus hombros o tus ojos.

mujer ante un espejo rodeada de globos rosas

Más tarde busca las zonas que no sean de tu agrado. Pero esta vez en lugar de criticar te propongo otra actitud: aceptar. Puede parecer fácil en la teoría pero no tanto en la práctica.

¿Cuentas con unos ojos que te permiten mirarte?, ¿con una mente que te permite evaluar?, ¿con una nariz que te permite respirar?, ¿con unas piernas que te obedecen?, ¿con una piel que siente a través de las caricias?, ¿con un corazón que late? Encuentra la perspectiva justa y adecuada para tu cuerpo, no el juicio que nos hacen desde la publicidad.

A parte de observarte, una manera de tenderle la mano a tu cuerpo es atender a lo que hace. Esto tiene que ver con quedarte con él en la ducha y no irte mentalmente a lo que vas a hacer después, en hacer deporte y sentir como tu corazón se acelera o en caminar y tener esas sensación de libertad que nos da en movimiento.

Finalmente, no te olvides de todas esas personas que desearían tener un cuerpo como el tuyo. Por supuesto que las hay. Acepta tus formas, tus irregularidades, tus relieves y tus tamaños. No eres solo el envase que te envuelve, también eres tus pensamientos, tus ideas o emociones.

“Para mí la escultura es cuerpo. Mi cuerpo es escultura”

-Louise Bourgeois-


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.