La dependencia emocional existe más allá de la pareja
La dependencia emocional de la que más se hablado tiene que ver con la pareja. Ese estado psicológico complejo en el que una persona se encuentra y que la imposibilita para romper con una relación que le está haciendo daño. Aunque ella sea consciente de que hay un problema, se encuentra incapaz de rasgar cualquier lazo con la persona con la que está. Lo hace porque entiende que el daño que le hace, aunque sea mucho, es inferior a todo lo que le aporta.
Se trata de una relación inestable, donde la autoestima de la persona dependiente se ve gravemente afectada. Se idealiza a la pareja, se tiene mucho miedo a la soledad y si la relación se rompe tendrá lugar el síndrome de abstinencia. De esta manera, se forja un vínculo desequilibrado y destructivo. Una verdadera adicción. Sin embargo, la dependencia emocional no solo existen dentro de la pareja, sino que hay otros dos tipos sobre los que hoy arrojaremos luz.
“Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicológica donde el amor propio, el autorespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracionalmente”.
-Walter Riso-
La dependencia emocional en la familia
La dependencia emocional dentro del núcleo familiar se hace presente cuando uno de los miembros muestra un apego excesivo hacia otro. Su comportamiento será obsesivo, agobiante y se verá “extraño” sobre todo para la persona sobre la que recae esta inclinación.
Un ejemplo de este tipo de dependencia se daría, por ejemplo, por parte de uno de los progenitores que necesitan controlar y saber del día a día de uno de sus hijos. Lo llaman y necesitan hablar con él casi a cada instante. Un rasgo característico es que en su mente siempre se ponen en lo peor. Por eso, precisan verificar que está bien.
¿Qué ocurre cuando el hijo se quiere independizar? Entonces se pondrá en práctica el victimismo, los lloros y ciertas técnicas manipulativas para no perder al que han convertido en el sentido de su vida. Si nada de esto funciona, las llamadas se incrementarán y el agobio será tan intenso que la relación puede verse deteriorada.
En otro caso, nos podríamos encontrar con un hijo que necesita el criterio constante de sus padres para sentirse seguro. De esta manera, no es capaz de hacer algo o de tomar una decisión sino tiene antes la aprobación de sus progenitores. Un hijo dependiente renunciará a proyectos o a determinadas oportunidades por el miedo a separarse de sus padres.
La dependencia emocional en la familia puede tener sus causas en un vínculo afectivo desequilibrado o carencias afectivas.
Si bien a veces podemos encontrar corrientes ciertas formas de apego, es necesario no favorecer a que estas perduren. Normalizarlas no será positivo pues, como ya hemos comprobado, en este tipo de relaciones desequilibradas y dañinas siempre habrá graves consecuencias. Por otro lado, muchas de estas relaciones se mantienen porque existe una dependencia mutua: los padres han educado a su hijo, el sentido de sus vidas, para que se sienta inseguro y sea dependiente.
Dependencia emocional en el entorno social
La persona que se encuadra en este grupo se caracteriza por tener una gran necesidad de ser reconocida por los demás para poder sentirse aceptada. Quizás por eso dedica mucho tiempo a preocuparse por los problemas de otras personas, mientras se olvida de los suyos propios. Una muestra de que está buscando su autoestima en fuentes exteriores.
Esto es lo que le da sentido a su vida. Precisa una conexión con los demás, servir para algo, sacrificarse para que otros sean felices y así la persona dependiente pueda serlo. Pues, como bien sabemos, los dependientes dejan su felicidad en manos de los demás.
La persona con dependencia emocional en el entorno social siempre está preocupada por agradar a los demás, lo que evitará que goce de una sana asertividad. Todo esto le hace perder mucha energía, agotándola física y emocionalmente, mientras establece relaciones donde la decepción será la gran protagonista.
La persona con dependencia emocional siente deseos de exclusividad sobre las personas significativas.
Las personas con dependencia pueden no tenerla solo en la pareja, familia o entorno social sino en varios de estos ámbitos: piensa que no conocen otra manera de relacionarse los que más quieren. Actúan así porque creen que esto significa que esa persona le importa. Pero… ¿qué ocurre con uno mismo? U n dependiente emocional siempre busca a aquellos que son más autoritarios, explotadores, narcisistas… Aquellos que desprenden una mayor seguridad en un principio, aunque después sea falsa.
La dependencia emocional se puede convertir en una forma de vivir llena de dificultades, de tristeza y de infelicidad. Por eso es importante detectarla y ponerle una solución a tiempo. Existen muchos motivos por los que una persona desarrolla dependencia emocional, incluso muchas veces se confunde con el verdadero amor.
Prestemos atención. Idealizar y priorizar a los demás antes que a nosotros mismos nos apartará de un amor que estamos pasando por alto y que será clave para frenar cualquier proceso de dependencia: el amor propio.
Imágenes cortesía de Rachel Bara