La propia experiencia es el mejor aprendizaje

El mejor aprendizaje es aquel que experimenta el individuo en sus propias carnes. No se aprende igual de bien de las advertencias de los demás.
La propia experiencia es el mejor aprendizaje
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 24 enero, 2022

La propia experiencia es el mejor camino para aprender, ya que, de otra forma, no sería nuestro aprendizaje, sino el de aquellas personas que vivieron la experiencia. Solo a través de las vivencias, aceptando los errores y los fallos, podremos sacar nuestras propias conclusiones para seguir adelante.

Aprender es avanzar y crecer, sin que nada ni nadie nos pare, sorteando las dificultades y los obstáculos, reflexionando acerca de los fallos y superándolos. Vivir es experimentar y  esto forma parte de nuestra esencia humana, y de nuestro instinto de curiosidad.

Nadie nace aprendido

Podríamos decir que la vida es un camino de aprendizaje y que, por tanto, la única manera de superarlo es viviendo. Nunca aprenderemos a través de la experiencia de otros, a pesar de su consejo, su insistencia y su guía educativa.

Es cierto que al nacer dependemos de los adultos para sobrevivir, aunque también es cierto que de forma instintiva e impulsiva buscamos tener nuestras propias experiencias para aprender y, por tanto, para crecer. De esta manera, también hay una parte personal y única durante el desarrollo del individuo.

“La experiencia es algo que no consigues hasta justo después de necesitarla”.

-Sir Laurence Olivier-

Niño dando sus primeros pasos en el campo

Aprendizaje significativo y aprendizaje por descubrimiento

El aprendizaje por descubrimiento es aquel que se desarrolla al descubrir el  mundo por uno mismo y siempre basado en la propia experiencia. Por otro lado, el aprendizaje significativo es aquel que se adquiere sobre la base de los conocimientos ya adquiridos, ya que lo nuevo cobra sentido y significado al relacionarse con los conocimientos que ya disponemos.

Por esto, para aprender, tenemos que explorar, descubrir, fallar y acertar. Es decir, en muchas ocasiones, aprenderemos por ensayo y error hasta encontrar el camino del éxito. Desde bien pequeños aprendemos más de nuestras propias vivencias que de los consejos adultos.

Ya que al vivir la propia experiencia, la interiorizamos de forma significativa y profunda. Así, aunque esto nos lleve más tiempo y esfuerzo, sin ninguna duda, lo conservaremos toda la vida, ya que la mayoría de estos aprendizajes quedaran en nuestra memoria acompañados de su respectiva huella emocional.

“Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias”.

-James Russell Lowell-

Tengo derecho a equivocarme

Es importante aceptar que, sin ninguna duda, nos equivocaremos, fallaremos y erraremos. Sin embargo, es la única manera de avanzar y de llegar donde nos propongamos. Tenemos derecho a equivocarnos, porque no somos perfectos, y esto no es un fracaso, sino parte del aprendizaje de la vida.

Si queremos aprender, evolucionar y superarnos, sin lugar a dudas, vamos a fallar. Sin embargo, levantarnos y seguir adelante nos hace más fuertes, más valientes y más sabios. Nos da una colección de motivos por los que sentir orgullo.

“Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo”.

-Thomas Alva Edison-

Camino de aprendizaje

Si queremos llegar más lejos y aventurarnos por alguno de los caminos que la vida nos presenta, es necesario tomar decisiones y valorar los resultados. En algunas ocasiones, serán acertadas y en otras, sin embargo, nos habremos equivocado y, a pesar de eso, el mejor camino siempre es la experiencia y el aprendizaje con el que nos quedamos. Si no caminamos, estamos bloqueados y no evolucionamos.

Culparnos por haber fracasado es no aceptar nuestra condición humana y perder la oportunidad de seguir aprendiendo y avanzando. Podríamos decir que cuanto más nos equivocamos, más estamos viviendo.

“La vida es aprendizaje, cuando dejes de aprender, mueres”.

-Clancy-

Carteles de flechas en dos direcciones

La experiencia de los años

Cumplir años es recoger experiencias y aprendizajes vividos. De lo contrario, los años estarían vacíos, y podríamos decir que los hayas han pasado por nosotros, pero no les habremos exprimido todo lo que podrían habernos aportado.

Los años que van pasando son una gran oportunidad para tener cada vez más consciencia de lo que queremos y de cómo conseguirlo, para ello, además de acumular años, acumularemos experiencias de aprendizaje, unas con errores y otras de éxitos.

Aunque duela caer, levantarse nos fortalece

Aprender, entonces, es fortalecernos tras los fallos, levantarnos tras caer y reponernos aun cuando equivocarnos nos duela. La vida es crecimiento, un camino por recorrer y, por tanto, un fortalecimiento. Así, la mejor forma de lograrlo es viviendo diferentes y múltiples experiencias propias, sin miedo al resultado, con miras a crecer, avanzar y seguir adelante.

Es inevitable caer y lo hacemos desde pequeños, cuando queremos aprender a andar, a montar en bicicleta, a patinar, etc. Es inevitable fallar cuando queremos avanzar, conseguir nuestros proyectos, llegar más lejos o cambiar algo que no nos hace feliz. Sin embargo, es maravilloso aprender y descubrir nuestras capacidades.

Me dijeron que no era capaz de subir, les saludé desde la cima

En muchas ocasiones nos dejamos influir por la opinión de los demás. En nuestros intentos por conseguir nuestros propios éxitos escuchamos frases como: “no creo que lo consigas”, “es muy difícil”, “¿estás seguro?”. Este tipo de comentarios, aunque muchas veces están hechos desde el cariño, nos suelen condicionar y hacer dudar de nuestras propias capacidades.

“Me dijeron que no era capaz de subir a lo alto de aquella montaña, les saludé desde la cima”.

En la mayoría de ocasiones, la gente que nos aconseja, lo hace desde su propio punto de vista. Reflejan en nosotros lo que ellos creen que no serían capaces de hacer. De esta forma, creen que nosotros tampoco. No tenemos más que escuchar la famosa frase de “si yo fuera tú…”. La cuestión es que cada uno debe recorrer su propio camino y tropezarse las veces que haga falta.


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