La generación de los "y´es"

La generación de los "y´es"
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 22 septiembre, 2019

Se ha hablado mucho de “la generación de los ni nis”. De una juventud que ni estudia ni trabaja ni tiene ganas de hacerlo. De una generación a la que no le preocupa el futuro porque disfrutan de un presente plácido que consideran eterno. De unos jóvenes que dejaron el instituto porque en la obra de enfrente necesitaban personal y pagaban bien, sin tener en cuenta que la obra en la que trabajaban podía terminarse.

Se ha hablado de que esa generación precisamente se dio de bruces contra los muros que construían y contra la crisis de la que sin saberlo eran mano de obra, como Eva cuando mordió la manzana. Así, las puertas abiertas al mercado laboral se cerraron de golpe y los chicos y chicas volvieron al instituto, casi por inercia y con independencia de su vocación.

Da igual si querían o no seguir estudiando, fuera y sin experiencia el mercado laboral ya no quería su carne. Una carne que pagaba a precio de oro antes mientras se empezaban a narrar muchos cuentos de la lechera.

Grupo de jóvenes con una interrogación en la cabeza representando su generación

Una generación con pocas oportunidades

En parte es así como hemos terminado con la generación mejor preparada de la historia y, aunque parezca paradójico, también con la que presenta un mayor fracaso escolar. También contamos con una generación de jóvenes que ha aceptado con una entereza asombrosa las dificultades y los requisitos que las empresas piden para pasar a formar parte de su plantilla. Así, hemos terminado con panaderos que saben cinco idiomas y programar en C++ o con reponedores que tienen un doctorado en física cuántica.

También tenemos a lo nuevos aprendices, ahora llamados becarios, que son la garantía de superveniencia de muchas empresas. Personas cualificadas, motivadas y muy baratas, que en muchos casos aportan subvenciones y prestigio a las empresas con las que colaboran. No vamos a decir trabajan, porque si no habría que denunciarlas, ¿no? Por ejemplo, reciente en este sentido es la polémica que se ha dado con “la mano de obra” con la que cuentan muchos restaurantes de estrellas michelín.

Por supuesto, hay excepciones. Hablar en general siempre es ser injusto con ellas. Sin embargo, ojalá hubiera más excepciones en forma de empresas que ofrecieran una formación seria, especializada, remunerada de una manera justa y con ofertas de trabajo una vez que esa formación hubiese concluido. Ojalá hubiera más empresas que entendieran que los becarios o los aprendices con los que cuentan son el futuro e invirtieran en ellos con la inspiración y la fuerza que emana de adoptar esta perspectiva como propia.

Nos mintieron y nos dijeron que si éramos buenos y nos esforzábamos estudiando se nos abriría un mundo de grandes posibilidades. Te lo crees y después te das cuenta de que no es así, de que las oportunidades son para el amigo del que contrata. En este sentido, quién pasó mucho tiempo en la calle haciendo amigos tiene mucho ganado.

Flor rosa

Una esperanza para esta generación

Creo que esta generación de jóvenes se merece buenas oportunidades. Se lo merece porque ha aceptado las duras normas de juego con las que tiene que buscarse un provenir. Porque, en general, es consciente de que las oportunidades son pocas y ha estado dispuesta a buscarlas. Porque no le ha echado la culpa a las generaciones que le han precedido por empequeñecer su esperanza o por juzgarles con dureza y muchas veces con incomprensión.

Hablamos de un grupo de jóvenes preparados, pero sobre todo de un grupo de jóvenes con muchas ganas y que no dudan en ir allí donde se abre un pequeño espacio de luz. Un trabajo por las mañanas, otro por las tardes, un máster mientras y el alemán para los ratos libres. Hablamos sin duda de la generación que ha contado con más medios tecnológicos, a la que han vendido una idea de estabilidad para, por ejemplo, formar una familia, que es muy difícil de conseguir.

Por eso, a esta generación de jóvenes se le puede achacar muchos defectos, pero no que no trabajen o que no busquen oportunidades. No que no estén dispuestos a sacrificar sus tiempo, sus amistades o incluso a sus parejas para marcharse a vivir a otra ciudad donde sí hay un espacio para ellos. Los tiempos pasados quizás fueron mejores en muchos aspectos, pero quedarnos ahí es ver solo una parte de la realidad que no hace justicia al presente que a todos nos ha tocado vivir.


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