La importancia de mirarse cara a cara

¿Existe una relación entre las relaciones cara a cara y el bienestar? ¿Qué beneficios presenta mirarse cara a cara? ¿Qué dice la ciencia al respecto? ¡Sigue leyendo si quieres descubrirlo!
La importancia de mirarse cara a cara
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 27 junio, 2020

La importancia de mirarse cara cara en una era dominada por las nuevas tecnologías donde imperan, por encima de todo, las relaciones virtuales, es una tarea urgente en nuestra sociedad. Es una realidad: las relaciones sociales forman parte de nuestras vidas, y si además estas son de calidad, pueden contribuir, y mucho, a mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar.

En este sentido, a grandes rasgos, podemos diferenciar dos tipos de relaciones: aquellas que mantenemos en un entorno digital o virtual, y aquellas con personas con las que interactuamos cara a cara (es decir, presencialmente). Estos dos tipos de relaciones presentan una naturaleza muy diversa y nos proporcionan beneficios diferentes. Aquí nos vamos a centrar en las relaciones en las que mirarse cara a cara, físicamente, es posible.

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La importancia de mirarse cara a cara

El hecho de mantener relaciones sociales cara a cara, es decir, en las que tenemos a nuestro interlocutor delante (ya sea amigos, familiares, e incluso personas que acabamos de conocer) es uno de los factores que favorecen interacciones sociales de calidad.

Además, el poder mirarse cara a cara también nos permite conectar mejor con las personas, mejorar nuestra empatía hacia ellas y mostrarnos más receptivos a lo que nos están comunicando.

En otras palabras, las relaciones de mirarse cara a cara potencian la escucha activa, además de que posibilitan el establecimiento de un vínculo personal más profundo que el que estableceríamos con alguien a quien sólo escuchamos por teléfono, por ejemplo.

Beneficios de mirarse cara a cara

Vamos a desarrollar algunos de los beneficios de las relaciones cara a cara. Es decir, de las relaciones donde nos vemos con la otra persona de forma presencial, manteniendo un contacto más o menos frecuente.

Ambiente más cercano

Lógicamente, este punto también dependerá del tipo de relación y de la persona a la que tenemos delante; sin embargo, sí es cierto que una mayor proximidad espacial crea un clima más cercano e incluso más íntimo, en especial si lo comparamos con relaciones donde no se comparte espacio físico con la otra persona.

Conexión mayor

El ambiente más cercano, alimentado por una interacción cercana, permite crear una conexión mayor con nuestro interlocutor. Al fin y al cabo, no es lo mismo ver a alguien a través de una pantalla o hablar por teléfono que poder hacerlo cara a cara.

Además, hemos de recordar aquí que el lenguaje no verbal (imposible de apreciar en relaciones donde no vemos a nuestro interlocutor) aporta una gran riqueza a nuestras relaciones, tanto a nivel comunicativo como social. El lenguaje no verbal incluye, entre muchos otros elementos, la mirada, los gestos, la postura, la distancia social…

Relaciones más profundas

En línea con lo que comentábamos, mirarse cara a cara con las personas con las que interactuamos, permite potenciar un clima en el que nacen relaciones más profundas.

Esto no siempre es así: hay otros factores que influyen (frecuencia de contacto, tipo de relación, personalidad de cada persona, etc.) en el desarrollo de nuestras relaciones. Sin embargo, el hecho de estar en contacto cara a cara siempre es un plus, un ingrediente que enriquece la interacción.

¿Qué dicen las investigaciones?

Un estudio elaborado por Bruine de Bruin, Parker & Strough (2019) encontró que “un número pequeño de relaciones, cara a cara y de calidad, aumenta el bienestar de las personas de todas las edades”. Es decir, el estudio muestra cómo el mirarse cara a cara es más positivo que el mantener relaciones donde el “contacto real” no existe; es decir, relaciones meramente virtuales.

Los investigadores querían averiguar si los adultos más jóvenes eran más felices que los adultos mayores, en relación al tipo de relaciones que ambos grupos cultivaban. Se observó cómo los adultos más jóvenes suelen cultivar un mayor número de relaciones o conexiones con los demás; sin embargo, estas relaciones suelen ser mantenidas, muchas veces, a través de las redes sociales online.

En cambio, los adultos mayores tienden a escoger círculos más pequeños de relaciones cara a cara. En este sentido, vemos cómo los más jóvenes son los que más nutren las relaciones virtuales, quizás por el mayor uso de las nuevas tecnologías (aunque éstas están cada vez más extendidas también por las personas de mayor edad).

Otro de los resultados del estudio de Bruine de Bruin et al. (2019) fue que los adultos mayores reportaban mayores niveles de bienestar que los adultos jóvenes, en relación al tipo de relaciones cultivadas durante su vida.

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¿Las miradas hablan?

Más allá del contexto de la interacción, nos parece interesante remarcar aquí, y en el seno de las interacciones en persona, la importancia de mirarse a los ojos cuando interactuamos con los demás. De mantener la conexión con la mirada.

Se escucha con frecuencia la frase “una imagen vale más que mil palabras“. Pero, ¿y una mirada? Quizás también podamos extrapolarlo aquí, y es que hay miradas que hablan por sí solas, lo que nos remite a los beneficios que ya hemos mencionado sobre el contacto directo. Es decir, no solamente es importante, a la hora de mejorar la calidad de nuestras relaciones sociales, que estas sean presenciales, sino que además podamos compartir un entorno físico y mental durante las mismas.

Así, estos beneficios de los que hablábamos pueden extrapolarse al hecho de mirarnos con nuestros seres queridos, con las personas que acabamos de conocer, con nuestra pareja… Las miradas unen y permiten conectarnos con lo que siente la otra persona, así que, ¡no infravalores el valor de una mirada!

“Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada sustituye la mirada del ser humano”.

-Paulo Coelho-


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  • Bruine de Bruin, W., Parker, A.M., & Strough, J. (2019). Age differences in reported social networks and well-being. Psychology and Aging.
  • https://doi.org/10.1037/pag0000415

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