La indecisión es la ladrona de la oportunidad

La indecisión es la ladrona de la oportunidad
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 21 mayo, 2021

Demasiadas decisiones al día. Abro los ojos por la mañana y ya tengo en mi mente muchas elecciones que tomar. Desde si tomar café con tostada o zumo y fruta hasta pensar qué haré después del trabajo. Y lo peor de todo es la indecisión si las opciones que se me plantean son menos banales.

Más allá de estas pequeñas cosas cotidianas, pasamos la vida escogiendo entre varios puntos, alguno de los cuales son muy importantes. En cierta medida es una forma de decir sí a una oportunidad o rechazarla por otra, de apostar fuerte por algo o declinarlo.

El problema de la indecisión

Decimos que la indecisión es la ladrona de la oportunidad precisamente porque la “no acción” contadas veces nos mueve en la dirección y el sentido que nos gustarían. Por tanto, el problema es la parálisis y la falta de reacción que nos conduce a perder ocasiones que pueden cambiarnos la vida.

“El problema, por decirlo de una manera sencilla, es que no podemos elegirlo todo a la vez.

Por eso corremos el peligro de que nos paralice la indecisión,

porque nos aterra la posibilidad de que cada elección sea la incorrecta”

-Elizabeth Gilbert-

Hombre triste

¿Por qué a veces nos quedamos quietos? Es probable que se deba a varias razones. Por ejemplo, es posible que nos atenace el miedo porque la ocasión supone un gran riesgo o una gran renuncia. También puede que nos veamos abrumados por la cantidad de opciones y nos sintamos perdidos.

No decidir nos roba la oportunidad

Justamente esa gran cantidad de opciones por las que decantarnos, incluso cuando son buenas, puede agobiarnos mucho. En este sentido imagina que tienes la ocasión de optar a dos trabajos increíbles para ti, pero solo puedes aceptar uno.

¿Qué puede ocurrir en este caso? Pues cabe la situación de que decidas y que con esa decisión te condenes a un acierto o a un gran error. También puede ser que tan buenas noticias te bloqueen y te llenes de indecisión.

“La envolvía una aura patética, afín a la historia de aquel burro que,

puesto entre dos pesebres igualmente llenos de heno, no sabía por cuál decidirse para comer,

y acabó muriéndose de hambre”

-H. Murakami-

De esta manera, habrás perdido una oportunidad. Ya no es en sí el hecho de dejarla pasar, es que el hecho de tomar conciencia a posteriori de este error supone para muchas personas un motivo de parálisis en sus vidas. Es como si al irse, la oportunidad les hubiera mandado un hechizo que les incapacitara para el movimiento. Muchas veces incluso para ir detrás de ese tren, que con un poco de esfuerzo podrían alcanzar.

Chica rubia delante de dos caminos

Algo que no regresará jamás

La indecisión es tal ladrona que lo que se lleva consigo rara vez lo devuelve y, si lo hace, suele hacerlo en parte. Lo más seguro es que esa oportunidad que tienes ahora mismo no se vuelva a presentar. Se irá, en ese tren del que tanto solemos hablar y habrá más paradas donde subirnos pero nunca será la misma.

Si no aprovechamos las oportunidades por miedo a tomar decisiones, se nos escaparán de las manos. Se esfumarán bajo nuestra mirada, sin saber muy bien por qué hemos dejado que pasara.

“Hay cuatro cosas que no podremos recuperar nunca más…

Una piedra después de haberla tirado, una palabra después de haberla dicho, una ocasión después de

haberla perdido, el tiempo cuando ya ha pasado”

-Alex Rovira-

No habrá vuelta atrás y nos tocará superar el metafórico síndrome de perder el tren para buscar otras opciones. El lado positivo de tanta indecisión es que, si te ocurre una vez, es muy complicado que vuelvas a comportarte de la misma manera. 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.