La lectura puede ser para un niño un juego perfecto
Un niño que lee será un adulto que piensa
Dar vida a las palabras a través de la lectura es un juego perfecto para nuestros niños. Son tardes de recreo que les acompañarán toda la vida y que siempre recordarán, pues es un entretenimiento lleno de pasión y de diversión.
Jugar significa construir puentes, caminar por innumerables senderos, recrear tiempos de princesas y de héroes medievales, salvar el mundo, creerse capitán de un barco pirata o el mayor villano de la comarca. Jugar precisa de imaginación y no hay mejor manera de cultivarla que sembrando infinitas historias con palabras en nuestra mente.
No es fácil fomentar en nuestros niños el placer de la lectura, pues hoy en día la sociedad les exige y ofrece hábitos opuestos que se rigen por la comodidad y la rapidez.
Pero una de las genuinas aportaciones que nos ofrece la lectura a niños y adultos es el encontrarse a uno mismo entre los pensamientos del protagonista de un clásico o las reflexiones de una fábula. Esto solo se alcanza a través de la lectura.
No es que jugar con los videojuegos o ver la televisión sean actividades exentas de valor educativo para nuestros niños, sino que leer les ofrece la posibilidad de vivir mil vidas. Y si una sola vida da para tanto, ¿qué no les ofrecerán cientos de ellas?.
Saber leer te hace libre
Está claro, justificar nuestras limitaciones hace que nos quedemos con ellas. Por ello, no es justo que no les brindemos a los niños la oportunidad de colmar sus capacidades, de desarrollar su potencial y de llenarse de magia a través de cuentos e historias que permiten soñar.
La lectura es un miembro de pleno derecho en nuestras vidas que exige de cierta inquietud personal, pero las ansias por el saber necesitan ser sembradas para ser recogidas. Leer es una actividad a través de la cual se trabajan la contemplación, la concentración, el silencio, el aislamiento y la exclusividad.
Sabemos por experiencia la importancia que tienen estas habilidades en nuestro desarrollo y en el desempeño que nos requiere el mundo adulto, por lo que no tenemos excusa para no favorecer que nuestros niños lo hagan.
Cómo hacer que el niño disfrute con la lectura
No obstante, que se disfrute leyendo depende de cómo se aborde la lectura. Leer no significa enlazar palabras hasta construir una frase, sino que el niño debe de alcanzar la capacidad de apropiarse de un texto. Hacer de un cuento o un pasaje parte de sí mismo, elegir un libro, servirse de él para algo, hablar del mensaje, completarlo y ampliarlo es lo que significa leer.
Debemos de ser conscientes de que el niño puede empezar a conseguir esto a partir de los 6-7 años. Mientras tanto, lo aconsejable es que preparemos sus caminos como lectores colmándolos de historias y significados que a su vez nos ayudarán a no perder el entusiasmo por la magia que encierra un libro infantil.
De ahí la importancia de familiarizarlos con los libros, de hacerles experimentar la permanencia de la palabra escrita, de ofrecerles los múltiples significados de una palabra o las enseñanzas de una historia.
Además, tenemos que tener en cuenta que un niño no digiere cualquier libro, por lo que tenemos que llevarle de la mano para que aprenda a soñar a través de palabras llenas de historias acordes a su edad, sus inquietudes y sus capacidades.
La lectura es un juego que debemos de compartir
Los niños deben de empezar cuanto antes a escuchar historias. Leer es un placer que requiere ser un hábito, principalmente desde la niñez. Si esta pasión se ha despertado en la infancia tiene una probabilidad mucho mayor de consolidarse en la edad adulta.
En definitiva, al igual que iniciamos a nuestros niños en los juegos de muñecos, de balón o de comiditas, debemos de hacerlo con la lectura. Es decir, que en la misma medida en la que dedicas tiempo a ponerles inyecciones a sus muñecos o que les instruyes para que recojan sus juguetes, deberías de compartir con ellos momentos de lectura.
Los niños son nuestros grandes imitadores porque para ellos somos su mayor ejemplo, por lo que compartir lecturas, momentos y pasiones con el niño incentivará el interés que ponga por la lectura. Lo hará de la misma forma que si jugamos con ellos al fútbol o a las muñecas, intentando además captar nuestra atención y entusiasmo.
Con el juego de la lectura los niños aprenderán a coleccionar momentos y conocimientos, historias y expectativas, ilusiones y esperanzas… ¿Qué hay tan completo como esto?
Invita a los niños a que lean y procura que nada pueda impedírselo, que sientan que leer es una necesidad, que alimenten sus mentes con letras y que tengan a mano una manera más de comunicarse con los demás pero, sobre todo, consigo mismos.