La profecía autocumplida o cómo discriminar sin motivo alguno
La profecía autocumplida es uno de los fenómenos más interesantes de la psicología social. Se ha demostrado sobradamente y en contextos muy diversos el poder que nuestras expectativas tienen sobre la realidad. Lo que pensamos acerca de nosotros, los otros y el mundo nos condiciona a tal nivel que nuestras suposiciones generalmente terminan haciéndose ciertas.
Profecía autocumplida es el nombre otorgado en psicología a la evidencia de que sostener una creencia falsa lleva, directa o indirectamente, a su propio cumplimiento. Existen principalmente tres elementos implicados en este proceso: la creencia falsa que sostienes, los actos que se derivan de esta creencia, y las consecuencias de estos actos.
¿Cómo funciona la profecía autocumplida?
Este proceso no solo se activa con las creencias que tenemos acerca de los demás, también nuestras suposiciones sobre nosotros mismos o sobre eventos concretos se ven influidos por el mismo. Por ejemplo:
- Tengo la idea preconcebida de que una persona me va a resultar desagradable. En base a ello, me comporto (inconscientemente) de una forma fría y cortante con ella. La persona me responderá de igual manera y de esta forma mi creencia de que es desagradable quedará constatada.
- Creo que soy incapaz de aprender a conducir. Debido a esta creencia afronto la experiencia con ansiedad y poca motivación. El resultado es que mi desempeño es pésimo y así, confirmo mi supuesta incapacidad.
- Estoy convencido de que mi matrimonio fracasará. Por ello actúo con desconfianza, miedo y reproches. El matrimonio termina, pero lo hace por mis propios actos y no porque realmente estuviese destinado a ser así.
Profecía autocumplida y prejuicios
Un prejuicio es una opinión preconcebida, un juicio negativo que se emite sobre alguien sin contar con información suficiente para hacerlo, generalmente basada en estereotipos. Los estereotipos nos ayudan a organizar la realidad de una manera simplificada que nos permite desenvolvernos en ella más fácilmente. Sin embargo, frecuentemente nos conducen a caer en discriminaciones infundadas.
Estos prejuicios son precisamente la base de la profecía autocumplida. Cuando nuestras creencias se encuentran relacionadas con otras personas, estas pueden verse severamente influenciadas. El ámbito educativo ha sido uno los más prolijos respecto a la investigación sobre este tema.Se ha demostrado que aquellos niños considerados más inteligentes y capaces por sus profesores, terminando obteniendo un mejor rendimiento académico.
Este éxito no se debe a unas supuestas cualidades excepcionales del estudiante, sino a la conducta que el profesor pone en marcha debido a su creencia. Las oportunidades de aprendizaje y los retos intelectuales que se ofrecen a los niños considerados más capaces, son mayores. Y es esto mismo lo que les conduce a un mayor desarrollo académico.
La base de la discriminación
Sin embargo, este efecto es extrapolable a muchas otras situaciones de la vida. Cuando una madre considera que su hijo es desobediente, se dirigirá a él con poca paciencia y tolerancia, lo que llevará al niño a no cooperar. El pequeño desobedecerá, pero debido a la actitud de su madre.
Si un jefe considera poco capacitado a un empleado no le brindará ni el apoyo ni las oportunidades para demostrar su valía. De este modo su creencia de que es un mal trabajador quedará confirmada y el círculo se perpetúa.
Son muchos los colectivos damnificados por este fenómeno que se experimenta a nivel social. Los estereotipos llevan a considerar a ciertas personas más o menos válidas para determinadas tareas. Por esta causa se les brindan oportunidades y apoyos desiguales que les conducen a confirmar la creencia de su poca valía.
Mujeres, inmigrantes y otras minorías se ven a diario afectados por estas creencias. Incluso los hombres encuentran esta barrera en ciertas profesiones y tareas consideradas como femeninas.
Por ello es imprescindible que comencemos a ser conscientes y a tomar acción sobre estas ideas preconcebidas. No demos nada por hecho sin antes someterlo a comprobación. De lo contrario estaremos juzgando injustamente a las personas e incluso cerrándoles las puertas.
Cuidemos igualmente las creencias que sostenemos acerca de nosotros mismos. Recordemos que nuestros actos siempre tratan de estar en sintonía con nuestras creencias y no dudarán en sabotear nuestros planes y oportunidades por alinearse con ellas. Tratemos de mantener una mente abierta, flexible y objetiva. Recuerda: tanto si crees que puedes, como si crees que no, estás en lo cierto.
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