La relación de la mente y el cuerpo según la filosofía
El problema de la relación entre la mente y el cuerpo es tan antiguo como la filosofía misma. A lo largo de la historia, se han propuesto numerosos enfoques para abordar esta cuestión fundamental. A pesar de ello, todavía no hay un consenso definitivo sobre cómo se relacionan la mente y el cuerpo. Las dificultades surgen al intentar establecer una relación satisfactoria entre las propiedades físicas y mentales.
Si bien los aspectos físicos son observables y mensurables, los mentales introducen elementos como la consciencia o la identidad personal, difíciles de ser evaluados por un observador. Esto ha generado debates apasionados y ha impulsado reflexiones profundas sobre nuestra naturaleza como seres conscientes. Descubre los postulados más relevantes al respecto en este texto.
Relación de la mente y el cuerpo: ¿filosofía dualista o monista?
Cuando contemplamos nuestra propia experiencia, es evidente que mente y cuerpo están entrelazados. Su relación y mutua influencia ha desconcertado a filósofos, científicos y pensadores a lo largo de los siglos. Los dos enfoques más conocidos en el estudio de la filosofía son el dualismo y el monismo.
El debate entre estas dos conceptualizaciones filosóficas es uno de los más antiguos y persistentes en la disciplina. Ambas teorías presentan argumentos convincentes y desafíos significativos, y cada una ha influido en nuestra comprensión de la mente y el cuerpo de maneras distintas.
El dualismo sostiene que la mente y el cuerpo son entidades separadas y diferentes en su naturaleza. Esta visión puede explicar nuestras experiencias subjetivas y la aparente diferencia entre los procesos mentales y físicos.
Ahora bien, el dualismo enfrenta el desafío de explicar cómo estas dos entidades tan diferentes pueden interactuar entre sí. Esto último se ha denominado el problema de la interacción.
Por otro lado, el monismo sostiene que la mente y el cuerpo son aspectos de la misma realidad. Esta visión abarca el problema de la interacción, al argumentar que la mente y el cuerpo no son entidades separadas que necesitan interactuar, sino que son manifestaciones de la misma sustancia.
No obstante, el monismo enfrenta su propio conjunto de desafíos. Por ejemplo, el monismo materialista explica cómo los procesos físicos pueden dar lugar a la experiencia subjetiva, es decir, de qué modo surge la consciencia.
Ambas perspectivas plantean interrogantes sobre la relación entre la mente y el cuerpo, y poseen sus propios problemas como teoría. Algunas de las preguntas más debatidas son ¿cómo interactúan la mente y el cuerpo?, ¿qué mecanismos subyacen a esta relación?, ¿puede una entidad no física, como la mente, influir en un organismo físico?, y ¿es la mente solo una ilusión generada por el cerebro?
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El dualismo de la mente y el cuerpo
La idea del dualismo se remonta a los tiempos de Platón y Aristóteles. Sin embargo, fue René Descartes, filósofo francés del siglo XVII, quien la popularizó. Descartes argumentó que existe una interacción entre una realidad física, el cuerpo, y una espiritual, la mente.
Esta forma de dualismo, que se expone en un artículo de la revista Universitas Psychologica como dualismo cartesiano, ha sido una de las teorías más influyentes en la filosofía de la mente. También es denominado dualismo de sustancias, dado que sostiene que el cuerpo y la mente son dos tipos de elementos distintos.
Por otra parte, el Diccionario Interdisciplinar Austral menciona el dualismo de predicados, que puede entenderse como una forma débil del sustancialismo. Se afirma que, si bien existe cierta relación, las propiedades mentales no pueden predicarse, de manera directa, de las propiedades del cerebro.
En un artículo de la revista Philosophical Studies se señala que las complejas interacciones que la mente tendría con las neuronas aún no pueden explicarse de modo teórico. Es decir, existen experiencias mentales que no pueden reducirse a fenómenos físicos.
Supongamos que se mira un color mientras un neurocirujano mira el cerebro. Por más que este pueda reconocer el área cerebral que se activa, no tendría información sobre la percepción y la experiencia subjetiva que acontece al interior de la mente del sujeto.
Existe también el dualismo de las propiedades, el cual puede considerarse como una versión fuerte del dualismo de predicados, dado que admite que las propiedades del cerebro y la mente son radicalmente distintas y que no hay una relación causal entre estas.
La mente es, de manera cualitativa, distinta al cuerpo, y no puede reducirse a estados cerebrales. A su vez, existen distintas formas de dualismo, algunas que le dan más importancia a la interacción entre mente y cuerpo, y otras que plantean su independencia.
Interaccionismo
Esta teoría sostiene que la mente y el cuerpo tienen una influencia causal mutua, es decir, los eventos mentales afectan a los eventos físicos y viceversa. Esta idea se basa en nuestra cotidianidad, donde el mundo físico influye en nuestras percepciones y reaccionamos de forma conductual a esas experiencias. Además, nuestro pensamiento también se manifiesta en nuestras acciones y palabras.
Aun cuando existe un sólido respaldo intuitivo al interaccionismo, esta teoría enfrenta el problema de explicar de qué modo se da la interacción.
El monismo de la mente y el cuerpo
El monismo es una teoría filosófica que sostiene que la mente y el cuerpo no son entidades separadas, sino que ambas constituyen una unidad. Esta visión contrasta con la del dualismo, que considera que la mente y el cuerpo no son una misma cosa. Existen varias formas de monismo, pero las más relevantes para la filosofía de la mente son el monismo materialista y el monismo idealista.
El monismo ofrece una solución al problema de la interacción que plantea el dualismo: si la mente y el cuerpo son aspectos de la misma realidad, entonces no hay necesidad de explicar cómo interactúan entre sí. Sin embargo, el monismo también enfrenta desafíos, como explicar cómo los procesos físicos pueden dar lugar a la experiencia subjetiva.
Materialismo
De acuerdo con un artículo de la revista Cuadernos de neuropsicología, el monismo materialista sostiene que todo lo que existe es material o físico, incluyendo la mente. Según esta visión, los procesos mentales son procesos físicos que ocurren en el cerebro.
Esta teoría ha ganado popularidad con el avance de la neurociencia, que ha demostrado cómo diferentes aspectos de la mente, por ejemplo, los pensamientos, las emociones y las percepciones, pueden estar asociados con la actividad cerebral.
El materialismo nos lleva a preguntarnos: ¿es la mente tan solo una ilusión generada por el cerebro?, ¿puede todo lo relacionado con la experiencia subjetiva reducirse a procesos físicos y químicos?
Idealismo
El monismo idealista sostiene que todo lo que existe es mental o espiritual. Según esta visión, la realidad física es una construcción de la mente. Aunque esta forma de monismo es menos popular en la filosofía contemporánea de la mente, ha tenido una influencia significativa en la filosofía oriental y en algunas corrientes de la psicología.
La influencia de la filosofía en la psicología y la neurociencia
El debate entre el dualismo y el monismo también ha tenido un impacto significativo en campos como la psicología y la neurociencia. Por ejemplo, tratar la mente como una entidad separada que puede ser estudiada independientemente del cuerpo es de gran ayuda para la psicología cognitiva.
Por otro lado, el monismo ha influido en la neurociencia cognitiva, que busca entender la mente estudiando el cerebro y sus procesos físicos. Tanto es así que un artículo de la revista Frontiers in Education sugiere que algunos aspectos de la neurociencia podrían ser enseñados como parte del programa de humanidades.
El debate continúa
Sin lugar a dudas, la relación entre mente y cuerpo seguirá generando debate en el campo de la filosofía, dadas las dificultades que existen para analizar el vínculo entre propiedades físicas y mentales.
Ahora bien, tanto el dualismo como el monismo ofrecen perspectivas valiosas sobre esta relación. Aunque cada teoría tiene sus desafíos, ambas han contribuido a nuestra comprensión de la mente. No obstante, este sigue siendo uno de los misterios más profundos de la consciencia humana.
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