Las mentiras patológicas o la pseudología fantástica: ¿en qué consiste?
Un buen día conoces a alguien. Te cae bien, conectáis e iniciáis una amistad. A los pocos días, empiezas a percibir contradicciones y cosas que fallan; a menudo, cae en la exageración y hasta en la falsedad. Unos meses después, acabas llegando a la conclusión de que rara vez cuenta la verdad sobre algo. Las mentiras patológicas son una constante en esa persona y decides, finalmente, dejar a un lado esa relación.
¿Has actuado de manera correcta o deberías quizá haber tenido un poco más de paciencia para saber qué le ocurría verdaderamente a ese amigo o amiga? En realidad, no hay una respuesta válida para esto. Al fin y al cabo, si hay algo que valoramos y necesitamos es la confianza y poder construir lazos sólidos con los que compartir experiencias, intimidades y confidencias.
Si lo que encontramos son falsedades, el cerebro nos da un toque de atención. «Aléjate o te traicionará», «mejor pon distancia porque estas personas no son de fiar». Reaccionar de este modo es plenamente comprensible. Sin embargo, siempre es adecuado indagar y comprender qué hay detrás del mentiroso patológico, de ese alguien que hace de la falsedad su estilo de vida y de la manipulación una constante.
Basta con adelantar que gran parte de estas personas no pueden evitar esta conducta. Derivan en la mentira de forma automática y compulsiva como respuesta a un síntoma subyacente, al reflejo de un trastorno psicológico. Lo analizamos.
Las mentiras patológicas: ¿qué son y quién las sufre?
El psiquiatra Anton Delbrück describió por primera vez en 1891 lo que definió como pseudología fantástica o mitomanía. Lo describió como un trastorno mental que lleva a la persona a hacer de la mentira su forma de vida. Poco o nada de lo que dicen es auténtico, deforman y distorsionan su realidad por completo, haciendo creer a los demás información falsa.
Cabe señalar que las mentiras patológicas, aunque reconocidas como tal por la comunidad científica, siguen siendo un tema controvertido. En la tercera edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-III) llegó a aparecer un trastorno asociado, pero en la actual versión ya no se incluye.
La mitomanía no se ve ya como un trastorno independiente, es más bien un rasgo, una característica que aparece junto a otras condiciones clínicas, como las siguientes:
- Trastorno histriónico de la personalidad.
- Trastorno narcisista de la personalidad.
- El síndrome de Münchasen.
- Trastorno límite de la personalidad.
¿Cómo son los mentirosos patológicos?
Todos mentimos. De un modo u otro, la mayoría hemos recurrido alguna vez a esa mentira blanca inofensiva. Es esa que usamos para no quedar mal, para hacer ver, por ejemplo, que ese postre que nos han preparado es delicioso cuando no es así. Lo hacemos por no dañar a quien, de manera tan afectuosa, nos lo ha preparado.
Ahora bien, en el lado opuesto a la mentira blanca, está el fabulador y sus mentiras patológicas, ese hombre o esa mujer que evidencia las siguientes características:
- Cuando un mentiroso patológico hace uso de la falsedad no busca obtener un beneficio. Su mentira no es instrumental, no espera admiración, ni ningún fin concreto. Lo hace de manera compulsiva y sin razón alguna. Es un hábito, una forma de vida: mentir es como respirar; algo habitual.
- No importa que sus falsedades sean inverosímiles. Ellos se comprometen tanto con sus mentiras que se las acaban creyendo.
- De nada sirve confrontarles y demostrar con pruebas que aquello que dicen es falso. El mentiroso patológico se aferra a su falsedad y las mantienen el tiempo que sea necesario.
- Son incapaces de detener ese flujo constante de mentiras. Es algo inconsciente que les supera pero que, además, dejan ir sin ningún remordimiento. No les importa mentir a la familia, pareja, amigos…
¿Qué hay detrás de las mentiras patológicas? ¿Por qué aparecen?
El mentiroso compulsivo hace daño, destruye relaciones y ocasiona un gran sufrimiento a nivel familiar. Sin embargo, si hay algo que sabe el entorno del fabulador patológico es que no puede controlarlo; es algo definitorio de su personalidad. Dicho de otra manera, «siempre han sido así».
Entonces ¿qué explica este tipo de comportamientos? Desde la neurociencia nos señalan que podría estar relacionado con una anormalidad en el lóbulo frontal del cerebro o con alteraciones del tálamo.
Estudios como el realizado en la Universidad del Sur de California por parte de los doctores Yaling Yang y Adriane Raine, nos indican que los mentirosos patológicos evidencian un aumento relativamente generalizado de la sustancia blanca (del 23–36 %) en las circunvoluciones orbitofrontales. Hay, por tanto, una alteración neurológica que podría estar detrás de esa compulsión hacia la mentira.
¿Se puede tratar al mentiroso patológico?
Las mentiras patológicas crean distancias entre las personas y rompen relaciones. El mentiroso patológico acaba siendo consciente de los efectos de su comportamiento, pero aun así no puede dominarlo. Asimismo, también es común que evite a toda costa solicitar ayuda psicológica. Por norma, si lo hacen, es porque existe una gran presión del entorno familiar.
El tratamiento para la mitomanía pasa por la terapia psicológica y por la atención de un profesional especializado en estos casos. No es sencillo trabajar con alguien que recurre a la mentira de forma continuada y por ello es importante saber a qué nos estamos enfrentando y entender qué tipo de trastorno psicológico es el que media en ese comportamiento y actuar.
Por lo general, la terapia cognitivo-conductual es la más acertada. Asimismo, es esencial trabajar también aspectos como la autoestima, las habilidades sociales, la resolución de conflictos, etc.
En esencia, la mentira, como decía José Saramago, forma parte de esta era y es algo a lo que no deberíamos acostumbrarnos. Sin embargo, dentro de esas dinámicas guiadas por la falsedad y los intereses ocultos, está quien lejos de buscar algo con su fabulación, responde como resultado de un trastorno mental. En estos casos, la ayuda psicológica es clave.
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- Yang, Y., Raine, A., Narr, K. L., Lencz, T., LaCasse, L., Colletti, P., & Toga, A. W. (2007). Localisation of increased prefrontal white matter in pathological liars. British Journal of Psychiatry, 190(FEB.), 174–175. https://doi.org/10.1192/bjp.bp.106.025056