El liderazgo dentro de la identidad social
¿Qué significa ser un líder? A lo largo de la historia han destacado multitud de personas por su habilidad para liderar a las masas; pero una de las preguntas que se hace la psicología social es el por qué de ese seguimiento. Las vertientes clásicas del estudio del liderazgo intentaron buscar una serie de características que hicieran al líder y se identificaran con él, pero existe demasiada variabilidad entre los distintos líderes como para que de este interés saliera una clasificación única. Ahora bien, una visión menos centrada en el individuo, la cual esté orientada a los procesos grupales, nos ayudará a entender mejor el liderazgo.
John Adair dijo una vez que la palabra más importante para un líder es “nosotros” y la menos importante “yo”. Esta observación nos plantea un punto de vista desde la identidad social. El liderazgo se mantiene a través de un “nosotros”, un grupo que nos una y nos dirija hacia un mismo objetivo. De esta manera, los seguidores abandonarán sus intereses personales y actuarán a favor del grupo.
Antes de explicar cómo nace el líder a través de los procesos grupales y la identidad social, haremos un repaso de las perspectivas clásicas del estudio del liderazgo. De esta manera tendremos una visión más completa de todos los aspectos implicados en este proceso de liderazgo.
Enfoques clásicos del liderazgo
Cuando hablamos de los enfoque clásicos, estamos centrándonos en la idea del “Gran hombre” y su personalidad. Dicha concepción se remonta al menos a los escritos de Platón, en busca de la sustancia que constituye al líder. La discusión acerca de la personalidad o de sus características lleva en curso cerca de 2500 años.
Por lo general, desde esta perspectiva, se entiende que el líder tiene grandes capacidades para dirigir, gestionar y motivar al resto de personas. Además se le suele atribuir una característica esencial, denominada “carisma”. ¿Pero qué es el carisma? A lo largo de la historia, ha recibido numerosas acepciones de lo más variadas; incluso dando lugar a definiciones circulares, como que el carisma hace a un líder y ser un líder es tener carisma.
El mayor problema que nace de estas perspectivas es la heterogeneidad que podemos encontrar entre los líderes. Se han realizado diversos estudios analizando semejanzas entre los líderes, y buscando qué características hacían que alguien fuera o no un líder. Pero los resultados no ofrecen conclusiones claras, la variable que mejor predice el liderazgo es la inteligencia, la cual representa un 5% de la varianza, quedaría un 95% de la varianza causada por variables que desconocemos.
Por lo tanto, la identidad personal es un mecanismo pobre para predecir el liderazgo. Sin embargo, podemos ver qué pasa si observamos la identidad grupal o social del líder.
El liderazgo y la identidad social
Antes de nada, si estáis poco versados en lo que significa los procesos de autocategorización y la identidad social, podéis pulsar este enlace. Conocer estas teorías os ayudará a entender con mayor profundidad lo que explicamos a continuación.
Un aspecto esencial para que alguien sea un líder es tener unos seguidores que lo reconozcan como líder, ya sea de manera implícita o explícita. Es decir, detrás de todo líder hay un grupo, el cual tendrá su propia identidad grupal. Esta identidad se verá reflejada en una serie de características y objetivos que definen al grupo, y los individuos dentro de él se verán identificados con gran parte de ellas.
Ahora bien, los seguidores son los que eligen al líder, ¿en que se fijarán para determinar el liderazgo? Es sencillo imaginarse que si los seguidores tienen activa su identidad social, buscarán a alguien que represente las características y objetivos del grupo. En su búsqueda compararán a los partidarios a líder con la identidad grupal. Será entonces cuando uno de ellos destaque por ser el prototipo exacto del grupo, y multitud de seguidores lo verán como la cabeza del grupo.
El líder es aquel que carece de identidad personal desde el punto de vista de los seguidores. Todo su ser representa al grupo y eso le convierte en la persona idónea para llevar a cabo este papel; ya que si él es igual al grupo, no puede ir en contra de los intereses del grupo. Además, al compartir todos los miembros una identidad grupal, existirá una fuerte identificación y empatía con el líder.
Este nuevo punto de vista supera las deficiencias de los modelos clásicos de liderazgo. El hecho de explicar el líder desde cada identidad de grupo particular nos ayuda a entender la existencia de la gran variabilidad que hay entre los diferentes líderes. Pero aun así, queda mucho por investigar y procesos por entender dentro de los mecanismos del liderazgo.