Los 7 pecados sociales según Gandhi
Los 7 pecados sociales definidos por Gandhi son una hermosa compilación de aquellas conductas que causan graves daños a una sociedad. Este líder espiritual y político fue un auténtico convencido de que la moral era una fuerza superior. Por eso mismo, señaló cuáles eran esos factores que minaban la moral socialmente.
Las fuerzas morales son un conjunto de valores. Estos comprenden las virtudes religiosas, cívicas, familiares, etc. Todo ello integralmente conforma una ética. Y es esa ética el principal motor de la cultura. Gandhi fue un ejemplo de esto.
“La fuerza no viene de la capacidad física. Viene de una voluntad indomable”.
-Gandhi-
Los pecados sociales, a su vez, se refieren a conductas que se contraponen a la ética. Configuran una situación que debilita a la sociedad. Cuando los valores no son fuertes, la respuesta es muy débil frente a los momentos de crisis o de dificultad. Los siguientes son esos pecados sociales sobre los que Gandhi advirtió.
1. Política sin principios, uno de los pecados sociales
Cuando hablamos de política , inmediatamente nos imaginamos solamente a los políticos. Se volvió un lugar común criticarlos y tacharlos de corruptos. También usar esa idea como pretexto para, aparentemente, no participar en política.
Sin embargo, se nos olvida que nosotros también formamos parte de ese régimen al que cuestionamos. Si se sostiene es gracias a nosotros, bien sea por acción o por omisión. Todos estamos involucrados en la política, como participantes activos o pasivos. La pregunta es si nuestra participación contribuye a construir valores en la política o no.
2. Negocios sin moral
La ambición es otro de esos factores que a veces conduce a los pecados sociales. Cuando solo se piensa en el bienestar propio, suele aparecer la idea de que ese bien justifica cualquier acción. El éxito personal se convirtió en un pretexto para incurrir en las más sórdidas actuaciones.
Incluso gente que se puede considerar “de bien”, termina creyendo que “hay que ser prácticos”. Llaman idealista o soñador a quien involucra valores morales en el tema. Este tipo de conductas solo llevan a que cada vez el límite sea más impreciso y termine imperando una especie de “ley de la selva”.
3. Bienestar sin trabajo
El trabajo no es solo un medio para obtener ingresos. Trabajar y ganarnos el sustento también es un factor que nos hace dignos. Por el contrario, vivir del trabajo de otros deteriora nuestro ser. Nos convierte en parásitos sociales.
El bienestar debe ser fruto del esfuerzo. De hecho lo es. Resulta frecuente que quien vive sin ser útil, rara vez se siente realmente bien. Lo habitual es lo contrario: se torna insaciable, nada termina de satisfacerle, nada termina de cobrar sentido.
4. Educación sin carácter
La educación es un proceso integral. Cuando no se entiende de ese modo, da lugar a uno de los pecados sociales. Educar a alguien no es instruirlo o adiestrarlo. Tampoco atiborrarlo de conocimientos o hacerlo experto como si fuera máquina.
Quienes están encargados de la formación de alguien deben ser conscientes de que tienen que ser firmes frente a los principios que inculcan. La inconsistencia es un pésimo mensaje para alguien en formación.
5. Ciencia sin humanidad
Aunque en principio la ciencia sirve a la humanidad, también se dan muchos casos en los que esto no es así. Por ejemplo, cuando se promueven informaciones inexactas o falsas, amparándose en investigaciones fraudulentas o cuando se realizan experimentos e investigaciones en las que se llevan a cabo comportamientos poco éticos con personas y animales.
6. Goce sin responsabilidad
La búsqueda del placer es absolutamente legítima. Cada ser humano tiene el derecho de buscar aquello que le proporcione placer a sus sentidos y a su espíritu. Lo malo es que cuando se cae en excesos, ese mismo placer termina causando daño.
Gandhi tenía una visión estoica al respecto. Encontraba en la moderación una de las grandes virtudes. Ser responsable frente al goce significa mantener un equilibrio frente a lo que nos produce placer. No dejar que se convierta en un exceso vicioso, que termine estropeando otros valores.
7. Religión sin sacrificio
Aunque Gandhi habla exclusivamente de la religión, en este caso el principio se puede aplicar a cualquier tipo de creencia espiritual, religiosa o no. Cuando se profesa una creencia, esta exige que lo que hay en la mente y en el corazón se traduzca en hechos.
Si se considera que uno de los pecados sociales es la religión sin sacrificio es porque las convicciones sin hechos pierden en gran medida su valor. Cuando se cree en algo realmente, se debe estar dispuesto a renunciar a muchas cosas por ello.
Estos son, pues, los 7 pecados sociales que Gandhi advirtió. Lo más importante es que su vida fue un ejemplo de lucha contra ese tipo de comportamientos. Y más relevante aún que haya conseguido todo lo que consiguió aplicando sus principios y amparado por su fuerza moral.