Manía persecutoria: ¿en qué consiste?
“Me persiguen los extraterrestres, me quieren secuestrar, no puedo salir de casa porque me atraparán”. Este es el enunciado de una idea persecutoria. Desde fuera suenan muy incoherentes, pero para las personas que la sufren, las situaciones que describen son reales y, por lo tanto, la tensión que experimentan es muy grande.
La manía persecutoria afecta a la persona que mantiene ideas similares a la del ejemplo -pueden sonar en principio más realistas, como la de que alguien les persigue o les quiere perjudicar en el trabajo-.
Aquellos con manía persecutoria pueden llegar a sentir este tipo de amenazas, incluso cuando no están realmente en una situación de peligro o no hay pruebas para que su historia parezca real. Adicionalmente, nombran grupos de alto perfil como: el FBI, la CIA, los extraterrestres, Dios, el diablo, entre otros, como los perseguidores.
Manía persecutoria: ¿enfermedad o síntoma?
Lo que algunos llaman manía persecutoria, para otros es delirio, como es descrito en el DSM-5 (uno de los libros de diagnóstico más importantes en salud mental). El término “manía” se asocia al estado maniaco que pueden presentar algunos pacientes con diagnóstico de bipolaridad. Entendiendo esto, aclaremos qué es la manía persecutoria.
Las personas con manía persecutoria, si bien no presentan deterioro intelectual, tienen una tendencia a asociar ideas de manera poco usual. Esta asociación suele tender a confirmar la idea de que son objeto de un seguimiento o una persecución.
Este síntoma generalmente se suele prologar al menos durante más de un mes. La manía persecutoria es un síntoma caracterizado en el miedo a la persecución o el secuestro. Al ser un síntoma, como tal, podría relacionarse a muchos tipos de trastornos o desórdenes a nivel psicológico. De esta manera, un paciente con esquizofrenia o un trastorno bipolar puede presentar ideas persecutorias.
¿Causas de la manía persecutoria?
Aunque las causas se desconocen, las estadísticas muestran que puede presentarse de manera más frecuente en personas de mediana edad o en edad avanzada. Algunos especialistas creen que la aparición puede asociarse a rasgos narcisistas junto a altos grados de angustia y frustración.
Por otra parte, más que causas, existen diversos factores de riesgo que son una combinación entre los antecedentes familiares o biológicos. Dentro de los ambientales o situacionales, están los siguientes factores:
- Acontecimientos de altos niveles de estrés.
- Consumo de drogas, por ejemplo, se sabe que los efectos de ciertas drogas recreativas pueden precipitar un episodio de manía persecutoria.
- Aislamiento social.
- Trastornos del sueño.
- Circunstancias biográficas del paciente, por ejemplo: alguien perteneciente a una minoría étnica que sufrió una situación de acoso.
¿Cómo identificar los síntomas?
Una persona con manía persecutoria podría poner toda su atención, tiempo e incluso dinero para sentir que es perseguido y que está salvo. En este sentido, las características de comportamiento pueden indicar que alguien presenta manía persecutoria. Te dejamos algunas:
- Estar preocupado por la lealtad de las personas cercanas: en una pareja romántica se puede dar que sospecha que su pareja tiene amante y le es infiel, lo que puede causar mucho malestar y peleas.
- En situaciones normales, interpretan significados amenazantes: suelen ser obsesivos con esta idea de estar en peligro y ser atacados, así que pueden pasar horas rumiando conversaciones y pensar que había un significado oculto detrás de una frase común que alguien les ha dicho.
- Se siente espiado o perseguido: esta es la característica principal, puesto que lo llevan al extremo.
En este punto, todas las conductas podrían presentarse en personas sin patologías que pasen por una situación difícil que supere sus recursos emocionales y cognitivos, y esto no les hace tener manía persecutoria. Por tanto, si tienes sospecha que alguien cercano presenta estos síntomas, lo mejor será consultar con tu servicio de salud.
Si crees que alguien sufre manía persecutoria, la primera tentación que puedes sentir es la de intentar convencer al otro de que su mente está trabajando en una realidad paralela. Hacerlo puede ser muy complicado -ellos perciben muchos indicios que apoyarían su hipótesis-, y además contraproducente, por eso la primera recomendación que te hacemos es la de que consultes con un profesional. Ya no solo para que la trate, sino para que sea él el que te guíe a la hora de facilitar que la persona afectada acuda a terapia.
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