Me siento estancado: ¿cómo sigo adelante?
Las adversidades, los problemas y los retos son elementos cotidianos; sin embargo, en ocasiones, aunque nada va mal, nada va bien. Son estas temporadas en las que el tiempo parece haberse congelado un tanto porque no logramos concretar ningún proyecto, mientras la ilusión y motivación se desvanecen. Por esto, si piensas: “me siento estancado”, te ofrecemos algunas ideas que pueden serte de utilidad.
En primer lugar, has de saber que este es un sentimiento muy común y que todos hemos compartido en algún momento. La autorrealización forma parte de las necesidades humanas, necesitamos crecer, evolucionar y expandirnos, y no lograrlo puede acarrear gran frustración y malestar.
Además, las presiones no son solo internas. El entorno normalmente nos insta a movernos, y nos recuerda lo que aún nos falta por lograr. Nunca es suficiente: a quien se ha casado se le presiona para tener un hijo y al que ya es padre para tener dos. Si estás desempleado te increparán por no tener trabajo y si ya lo tienes, por no lograr un ascenso. Ante esta realidad, conviene detenerse y realizar algunas reflexiones.
¿Qué puedo hacer si me siento estancado?
Si actualmente estás atravesando esta desagradable situación, te proponemos tener en cuenta las siguientes pautas.
1. Valida tus logros
Cuando me siento estancado es porque tengo la mirada puesta en mis siguientes pasos, pero he perdido de vista el camino recorrido. Por eso, en estos momentos más que nunca es fundamental recapitular y recordar todo lo que hemos logrado, los objetivos que ya hemos alcanzado y valorar el trabajo que hemos hecho para llegar hasta donde estamos.
Tenemos la mala costumbre de realizar comparaciones en las que salimos perdiendo, pero obviamos aquellas que ponen de relieve nuestras cualidades, nuestra valentía y nuestros éxitos. Seguramente en muchos aspectos ya somos el tipo de persona a la que admiramos, ya somos esa versión mejorada con la que soñábamos años atrás.
Así, tómate un momento para realizar una lista de esas virtudes que posees, esos retos que has superado y esas áreas de tu vida en las que ha habido un cambio notable. Al finalizar, tu concepto de ti mismo se habrá elevado.
2. Acepta este momento vital
Aunque nuestra tendencia natural sea la evolución y el crecimiento personal, no podemos pretender mantenernos en constante movimiento. Hay etapas de reflexión, de recapitulación, de organización de ideas y de asentamiento, y son tan necesarias como las etapas de cambio.
Por ello, deja de nadar contracorriente y de resistirte y acepta el momento vital que estás atravesando y la realidad que se te presenta. Vívela sin juicio y sin rechazo, sin prisa por saltar al próximo capítulo, pues son los momentos de siembra los que nos permiten, después, cosechar.
3. Define tus objetivos
Aceptar es necesario, pero es diferente de resignarse. Deja de percibir este momento como una derrota y como un bloqueo y enfócalo como un punto de partida. La tranquilidad actual (esa que tanto te irrita) es la que te permite percibir esas áreas en las que quieres realizar cambios.
Tengamos en cuenta que si me siento estancado es porque percibo que mi vida está en pausa, pero que se ha detenido en un punto que no me satisface. De no ser así, simplemente estaría disfrutando con gratitud de lo que me rodea y no me plantearía la necesidad de avanzar.
Ahora bien, para salir adelante es importante que delimites tus objetivos en base a tres cuestiones: ¿qué quiero?, ¿cuánto dista este objetivo de mi situación actual?, ¿qué pasos puedo dar para acercarme a él?
Para simplificar esta tarea, puedes utilizar la rueda de la vida. Esta es una herramienta muy útil para identificar qué áreas funcionan correctamente y en cuáles debemos centrar nuestra atención para poder avanzar.
4. Identifica los temores que te limitan
Este último paso es imprescindible si quieres salir del bloqueo en el que te encuentras. Y es que hay algo claro: si estás insatisfecho con tu situación actual y sabes qué quieres, pero no te estás moviendo hacia ello, existen temores que te limitan.
Estos pueden ser de muy diversa índole: miedo al fracaso, al ridículo o al rechazo del entorno, temor a perder dinero, a no ser lo suficientemente bueno para lograrlo… En muchos casos se encuentra una gran falta de merecimiento (no voy a por mis metas porque a nivel inconsciente siento que no merezco una vida mejor) o una serie de creencias limitantes (“hay que conformarse”, “la vida es sacrificio”, “no se puede tener todo”.)
Es posible identificar estos temores y pensamientos y trabajarlos a nivel individual; sin embargo, con un acompañamiento profesional adecuado, el camino será mucho más sencillo y gratificante.
Me siento estancado, pero voy hacia adelante
En definitiva, sentirte estancado no significa que realmente lo estés. Posiblemente, se trate únicamente de una etapa de transición, a la que mirarás dentro de unos años percibiendo claramente el valor que tuvo en tu avance. Sin embargo, hasta que ese momento llegue, trata de sacarle provecho.
Aclara tus ideas, reorganiza tus prioridades, date el valor y el crédito que mereces por el camino recorrido y ten la certeza de que seguirás avanzando. Ante todo, da el primer paso. Este es el que más cuesta, porque implica vencer miedos y bloqueos, pero atreverse es el único secreto para salir adelante.
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- Bernal, A. (2002). El concepto de «Autorrealización» como identidad personal. Una revisión crítica. Cuestiones Pedagógicas. Revista de Ciencias de la Educación, (16).
- Menéndez, J. L. (2011). Principios del coaching. Bubok.