Mi pareja no acepta a mis hijos: qué hacer
Encontrar pareja después de una ruptura en la que has formado un núcleo familiar, descendencia incluida, puede ser un soplo de esperanza. Sin embargo, este puede apagarse si tu nueva pareja no acepta a tus hijos. ¿Qué hacer en ese momento?
Tener hijos, especialmente cuando son pequeños, con una pareja anterior, no suele ser una variable que aumente nuestras posibilidades de encontrar pareja. Más bien es un factor que lo hace más difícil. La nueva persona que entra no solo tiene que conocerte a ti, sino también a tus hijos, y aceptarlos.
Si te encuentras en esta situación, probablemente estás en conflicto, pues, por esta circunstancia, no ves continuidad con una persona a la que te gustaría seguir conociendo. Lo que pretendemos con este artículo es ayudarte a ordenar las ideas y manejar la situación, así que no te lo pierdas.
Mi pareja ignora a mis hijos
¿Notas que tu pareja ignora a tus hijos? Lo mejor que puedes hacer en este caso es hablar con ella para aclarar la situación. Puede que exista alguna explicación, por eso lo mejor es hablarlo antes de sacar conclusiones precipitadas.
Si sus razones son justificables (por ejemplo, es una persona a la que le cuesta mucho relacionarse o no está acostumbrado a tratar con niños y no sabe cómo hacerlo), podrías intentar que la relación con tus hijos se establezca o mejore:
- Organizando una salida familiar que le permita pasar más tiempo con ellos.
- Buscando aficiones comunes para que tengan temas de qué hablar.
Si, por el contrario, sus motivos no te convencen o no muestra interés en relacionarse con tus hijos, no hay mucho que hacer. Una mala relación entre nueva pareja e hijos rompe la armonía familiar y es fuente de problemas y enfrentamientos.
¿Por qué tu pareja no puede aceptar a tu hijo?
Entrar en una relación con alguien que ya tiene hijos es una situación única y difícil. Veamos algunas de las razones por las que su pareja no puede aceptar a su hijo.
- No está preparado para ser padre.
- No te quiere compartir.
- No sabe cómo estar cerca de tus hijos.
- Necesita algo de tiempo para conocerlos.
- No quiere encariñarse.
- Le cuesta tener una relación con ellos.
- No se siente aceptado por tus hijos.
- No siente ninguna responsabilidad hacia ellos.
- Tiene expectativas poco realistas de ellos.
- Se siente como un extraño.
Si tu pareja no tiene hijos propios y desconoce cómo es un estilo de vida con niños pequeños, puede que al principio le cueste adaptarse. . La cuestión es adaptarse a un nuevo estilo de vida y establecer nuevas prioridades. Sin embargo, puede que tu pareja no tenga intención alguna de adaptarse. Incluso puede que los niños le estorben. ¿Qué pasa entonces? ¿Qué puedes hacer?
Cómo actuar cuando tu pareja no acepta a tus hijos
Seguramente has notado las señales: tu pareja ignora a tus hijos, se resiste a ir a tu casa, su interacción es tensa, se molesta cuando les das prioridad, etcétera. Si bien estas señales pueden ser muy sutiles fuera del papel, acabarás por percibirlas en algún momento.
Si dejas que esta situación continúe, sin resolverla, seguramente comprometerá los planes de futuro que tengas con esa pareja. Eso por no hablar de las consecuencias para tus hijos: tener que compartir tus atenciones con otra persona que les rechaza, e incluso vivir con ella en algún momento.
Por eso es importante que esta parte del horizonte esté despejada: primero, por tus hijos, y después por ajustar tu relación a los que ambos queráis realmente. Aquí tienes algunas estrategias para conseguirlo.
1. Habla con tu pareja
Si tu pareja no te ha comentado directamente su malestar en cuanto a tus hijos, toma tú la iniciativa y abre la conversación. Puede que el malestar sea fruto de que no los conoce a fondo, de haber vivido un momento desagradable con ellos o, simplemente, que no estén en sus prioridades de vida.
Aunque es respetable que a alguien no le gusten los niños -o tus hijos en concreto-, tu pareja debe entender que renunciar a ellos no es una opción. Aceptarlo o no es decisión suya, pero debe poner en orden sus prioridades y comunicártelo.
2. Habla con tus hijos
Para tus hijos también es una situación difícil, especialmente si son pequeños. Después de pasar por el proceso de divorcio, quedarse a vivir solo con uno de sus progenitores y que aparezca una tercera persona puede no favorecer precisamente la relación que mantienen contigo.
Tus hijos también tienen que poder expresarse. Escucha cómo se sienten y toma medidas para que puedan adaptarse a la nueva situación con facilidad.
En ocasiones, son los niños quienes rechazan a tu nueva pareja porque pueden sentir que, al aceptarla, renuncian a ese futuro imaginario de reconciliación entre sus padres o que, como mínimo, están traicionando al otro progenitor. Quizá necesites trabajar con los pequeños antes que con tu pareja.
Si son mayores, podrás trabajar a un nivel cognitivo más complejo. Explícales lo que supone para ti haber encontrado a alguien especial y que nunca vas a desatenderles ni a dejar de quererles por ello. Tu felicidad amorosa no es incompatible con tus hijos.
3. Antes de terminar con la relación, siempre puedes intentar que la relación mejore
Es posible que el rechazo sea fruto de los miedos y el desconocimiento, o simplemente que tus hijos y tu pareja no han empezado con buen pie. Si notas que el problema está en la mera interacción y no en algo más profundo, puedes intentar crear situaciones en las que ambas partes puedan relacionarse de forma positiva.
Salidas al campo, ir a un parque de atracciones, organizar comidas… Existen muchas formas de crear un buen ambiente. Saca partido de que conoces a las dos partes para crear circunstancias en las que puedan encontrarse.
4. Toma una decisión
Si las conversaciones o las medidas que hayas tomado no funcionan, es el momento de tomar una decisión. No es estrictamente necesario que cortes con tu pareja, pero sí que te replantees los planes de futuro que tengas con esa persona.
En los tiempos que corren, en los que las relaciones son flexibles, puede que encuentres un punto en el que puedas disfrutar del tiempo que pasas con tu pareja sin que ello suponga perjuicio para ninguna de las partes. Necesitaréis, eso sí, mucha capacidad de organización y la mente abierta, tanto tus hijos, como tú y tu pareja.
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